También han querido recalcar que no quieren monopolizar la actividad de la zona y del pueblo, sino que están abiertos y esperan que la semilla plantada por ellos sirva a otros para comenzar otros proyectos y/o negocios. Esto último surgió en la conversación a raíz de un comentario nuestro acerca de si se habían planteado abrir algún negocio de hostelería o para dar alojamiento a los visitantes de la Fundación; algo que no está entre sus intenciones pero que esperan, tanto en este ejemplo como en cualquier otro tipo de negocio que se pueda crear, que otras personas puedan tomar la iniciativa y se animen a montar ellos mismos algo para dar servicio y trabajo a los pueblos a la vez que puedan ganarse la vida. En sus propias palabras lo que proponen es una institución como “huésped” al territorio y la población que la aloja, en lugar de establecerse, o predefinirse, como “anfitriona” de la cultura –de un tipo concreto de cultura–, en este lugar. Desean que los vecinos se involucren (algo que valoran mucho y sin lo cual no habrían podido realizar su trabajo hasta este momento), y desde esa condición buscan crear hegemonías pero sin perder espacio ni capacidad crítica a la hora de desmontarlas, así como adquirir pautas y alcanzar acuerdos con quienes deseen proponer y participar en todo tipo de programas y ciclos que tienen lugar alrededor de FCAYC.
La Escuela es el lugar donde realizan la mayor parte de las actividades que proponen. Para dar cabida a los diferentes eventos pueden llegar a transformarla en sala de exposiciones, auditorio, escenario, aula didáctica y también pueden usar el exterior para colecciones de arte o realizar talleres. En la zona ajardinada contigua al edificio se encuentran las tres piezas que componen actualmente la colección de arte de la Fundación. Debido a que se les estaba empezando a quedar pequeña y a que pierden mucho tiempo cambiando y acondicionándola para albergar las distintas tareas están construyendo una nueva sede cuyo proyecto está siendo realizado por el estudio de Alejando Zaera-Polo y Maider Llaguno. Otro proyecto que tiene es el de construir un establo para los animales que tienen como mastines, bueyes y vacas de la raza parda alpina (una raza en desuso por no ser específicamente “ni para carne ni para leche” y que están intentando recuperar). Por último, están las actividades que desarrollan en otros lugares como las casas concejo, iglesias, escuelas de los pueblos, en la naturaleza,…
LA NUEVA SEDE EN COSTRUCCIÓN
Para la visita a la nueva sede, además de Lucia y Alfredo, tuvimos la suerte de ser guiados por Pep Wennberg (Arquitecto Oficial del estudio AZPML) y José María Cerrato (Project Manager). Lo primero que nos llama la atención es la alegría y entusiasmo que nos muestran a la hora de hablarnos del proyecto en el que están sumergidos. Pep nos cuenta la suerte que tiene de poder pensar cada detalle sin la premisa del tiempo ni las demandas del cliente. No estaba habituado antes de llegar a Cerezales a esta manera de trabajar, en un mundo como el de la construcción acostumbrado a cumplir plazos, presupuestos y exigencias previas; en la Fundación, el único criterio son los valores y el cuidado de cada detalle pensando y repensando en la manera correcta y más positiva de adaptar el edificio a las necesidades y virtudes requeridas. Tanto Pep como José María nos manifestaron lo mucho que están aprendiendo de esta manera de trabajar, incluso Pep nos contaba que algunos métodos desarrollados y aprendidos aquí los está empezando a aplicar en su estudio de Barcelona. Los principales objetivos del edificio son tres: servir de herramienta y lugar de acogida de las diferentes actividades; mimetizarse en el entorno causando el mínimo impacto medioambiental; y gastar el mínimo de recursos para su mantenimiento.