Penetras
como una serpiente
que sisea el rugido del viento.
Vomitas,
en trance,
en éxtasis,
en armonía de esferas,
con el ruido de los planetas
y el sonido
del cuerpo al abrirse.
Conjuro que culebrea
abriendo brechas
bajo la epidermis.
Anhela tu descenso
hacia otro cuerpo
ya vendido.
Sal de mi,
y arrójate
contras las enmohecidas
latas del olvido.