EL PINTOR Y EL CABALLETE, LA PALETA Y LOS PINCELES. PERO, ¿HAY ALGO MÁS?

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Mis recuerdos sobre mi iniciación creativa con pintura se remontan a edades muy tempranas (tal vez 5 ó 6 años). Mi padre me traía piedras de diferentes tamaños procedentes de un rio a las afueras de Madrid y yo me encargaba de pintarlas con guache. Mi padre, después de acabadas, las regalaba a familiares y amigos.

 

Lamentablemente, no conservo ninguna de esas obras. Rememoro sentarme en una silla y sobre la propia mesa del comedor, ponerme con un pequeño pincel (solo uno) y los tarros de tempera de diferentes colores, a transformar la fría piedra original en una estructura rebosante de color. Mi postura, durante esa acción inconscientemente creadora, era la de sentado. En esta misma postura (sentado y con una mesa de trabajo) realicé multitud de dibujos a lápiz y más tarde con pastel.

Catedral de Barcelona (lápiz sobre papel). Juan Alió.

Años después, comencé a pintar con óleo y fui convencional: ponía el lienzo sobre un caballete y con los pinceles, o más frecuentemente con distintas espátulas, trabajaba a veces, incluso, con una paleta de colores.

Con el paso del tiempo, y por razones puramente técnicas, fui cambiando el caballete por estructuras que me permitían colocar el lienzo en una posición horizontal, llegando, con la propia evolución, a situarlo en el suelo.

Esto no lo comentaba con nadie porque me parecía muy poco ortodoxo pintar con el cuadro en el suelo; era como un pequeño secreto.

En el año 2002 visité la exposición antológica de Jackson Pollock (1912-1956) en el Museo Correr de la plaza de San Marcos de Venecia. Pollock es una las figuras más relevantes del Expresionismo Abstracto. Esta exposición mostraba su obra de forma evolutiva. Observar y sentir cómo progresa un artista y se traslada de un lugar a otro buscando la propia síntesis de su arte, es lo que percibí y experimenté en esta exposición.

De vital importancia para el reconocimiento de este artista fue su amistad con Peggy Guggengeim, hija de una familia de empresarios judíos de origen suizo, heredera rebelde y bohemia, que formó una colección de arte que rescató de los Nazis e influyó en el desarrollo del Expresionismo Abstracto. Vivió gran parte de su vida en Venecia, en su magnífico palacio “Vernier de los leones” a orillas del Gran Canal. Fue allí donde muchos artistas de la época, vanguardistas del arte, desarrollaron su obra.

Peggy Gugemgeim y sus canes en Venecia

Estuvo casada con el famoso pintor surrealista y máximo exponente del movimiento Dadá, Max Ernst. A partir de 1943 apoyó sobre todo a Jackson Pollock, que todavía estaba lejos de alcanzar el esplendor de la fama. La mecenas organizó cuatro exposiciones individuales para él, pero la relación acabo deteriorándose porque, como decía Karol Veil, ninguno de los dos tenía precisamente un carácter fácil.

Vernier de los leones puede visitarse, tanto sus estancias privadas como la importante colección de arte que abarca.

Peggy Gugemgeim en Venecia

Pollock explicaba que su arte era una impresión automática del insconsciente y que, por tanto, pintaba automáticamente, de forma espontanea, sin dibujos ni bocetos previos. Pretendía evocar a la reflexión en el espectador. En un artículo anterior (Plaza abierta “La expresión artística”, 22 de septiembre 2020) diserté sobre este modo artístico: el arte que deja libertad al espectador para sentir lo que le sugiera la obra. El artista no pretende obligar al espectador a ver nada concreto: “mirando esta obra, párate a reflexionar sobre algo indefinido”.

Cualquiera de las obras de Pollock sugiere una armonía producto del azar más absoluto. Parecen pintadas de una forma completamente errática pero terminan observándose como completamente armónica. ¿Realmente el azar intuitivo es lo que impregna la obra de Pollock?

“Convergencia”. J. Pollock (Totenart)

En el Departamento de Matemáticas de la Universidad Tecnológica Lawrence de Michigan (EEUU), el profesor Lior Shamir ha creado un software que demuestra que las pinturas de Pollock no son tan espontaneas como parecen, sino que reflejan una determinada estructura matemática que sería imposible de copiar. Sin embargo, el propio autor le decía al crítico Clement Greenberg “no sé de donde vienen mis cuadros, vienen, sin más”.

¿Qué técnica utilizaba Pollock para la realización de sus obras?

El artista pintaba con dripping o goteo, característico de la Action Painting. Esta técnica, en la que Pollock es su máximo exponente,  consiste en verter, chorreando, el color sobre un lienzo situado en el suelo. Se puede afirmar que el informalismo europeo, desarrollado en Francia, España e Italia bebió de estas fuentes del expresionismo abstracto.

Jackson Pollock en acción (Dsigno.es)

Desde el punto de vista del artista, se trata de vivir la obra, de sentirla en todo su ser. De esta manera, el lienzo se sitúa sobre el suelo y el artista se puede mover por todos los lados de la misma, incluso colocándose encima de ella y utilizando su propio cuerpo como paleta o espátula convencional.

Las pinturas más famosas de Pollock se hicieron durante esta etapa de “dripping” (1947-1950), llegándole la popularidad después de aparecer en agosto de 1949 en la revista Life. Este artículo le envolvió en la fama de la noche a la mañana. Pollock fue el exponente y la llama inicial del Expresionismo Abstracto, del que también fueron figuras importantes Frank Kline o Robert Motherwell.

“Profundidad”. J. Pollock 1953

Volvamos al inicio de este artículo. La primera vez que puse un lienzo en horizontal no conocía la técnica de dripping aunque sí alguna de las obras de este autor; tras la exposición de Venecia en 2002 comencé a interesarme por su técnica. Entonces comprendí la intención que había tenido Pollock al colocar el lienzo en el suelo: el control absoluto de la obra, el sentirla en toda su profundidad. Es lo mismo que experimenté yo cuando puse por primera vez el lienzo en horizontal.

No siempre utilizo esta posición del lienzo, también realizo obras sobre el caballete pero, cuando me quiero dejar llevar instintivamente, siempre lo coloco en el suelo, en posición horizontal y en ese momento, me acuerdo de este pintor, que falleció prematuramente, con tan solo 44 años, a causa de  un accidente de automóvil cuando conducía en estado de embriaguez.

Serie “Estructuras Iniciales” J. Alió (Óleo sobre lienzo situado en el suelo).

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