#EnCasaconPlazabierta
Señores Casado y Abascal no quiero sentir el olor de la derrota que transmiten, porque el Estado español, sus gentes, sus territorio y su gobierno no han doblado las rodillas, ni ante el virus, ni ante ustedes. Olviden viejas arengas y dejen de dar vivas a la muerte, arrimen el hombro a la vida que es lo que toca, aún a riesgo de equivocarse, háganlo.
Siempre he sostenido que los errores hay que explicarlos, no justificarlos. En una situación de crisis sin precedentes en tiempos de paz y ante un futuro de trasvases pandémicos, la información en cada uno de los distintos escenarios debe ser lo menos equivoca posible. Porque de la pandemia de salud pasaremos a la pandemia económica y de está a la política, en la climática llevamos inmersos más tiempo de lo aconsejable y esa será la secuencia que el tiempo ira marcando.
Es impensable que se pueda avanzar en estas circunstancias sin cometer errores, que se pueda gobernar una situación para la que ningún pais estaba preparado, la realidad es aplastante en cuánto a esta afirmación, sin tener que hacer correcciones, es cierto que estas correcciones no han evitado muertes y desgracias pasadas, pero también es cierto que contribuyen a disminuir las futuras. Por eso es imprescindible explicar los errores y ser prudente con la parcialidad de los éxitos.
En nuestro vecino pais, Portugal, ajeno a las siglas, las banderas y las ideologías, Rui Rio, lider de la oposición en el parlamento portugués, ha ejemplarizado a la clase política con su discurso en la cámara portuguesa: “Para mí, en este combate, éste no es un Gobierno de un partido adversario, sino el Gobierno de Portugal, al que todos tenemos que ayudar en este momento” “Señor primer ministro, cuente con la colaboración del PSD. En todo lo que podamos, le ayudaremos. Le deseo coraje, nervios de acero y mucha suerte, porque su suerte es nuestra suerte”
Casi sobra cualquier comentario, nada que añadir. Rui Rio socialdemócrata al servicio de su pais, ha vuelto a sembrar de claveles las calles de Portugal, claveles con aroma de dignidad, coherencia y sentido de estado. Desde el clamoroso 25 de abril, de la ya mítica “Grândola, villa morena” Portugal se nos adelantó y quizás sean momentos cómo estos en los que la transición, tutelada en nuestro pais, nos pasa factura. Demasiados residuos tóxicos, ya que hablamos de salud.
Por eso aún duele más el exabrupto cuando se hiere al sentimiento de una nacion y atenta contra el Estado, porque ni los conservadores ni la extrema derecha, en su desleal oposición, están socavando los cimientos del gobierno, no, están cercenando los pilares de una nacion en plena crisis, acosada por una pandemia que ya ha dejado muerte, desolación e impotencia y que generara una transformación social impredecible en un futuro en el que ya casi estamos instalado.
No cabe duda que estas sucesivas oleadas de adversidades irán marcando presentes y futuros y ante está diversidad en la que los riesgos se irán acumulando es necesario criterios firmes, unidad y sentido de estado en la clase política; sentido civico, ahora más que nunca y solidaridad en los ciudadanos y la puesta en común de un sistema financiero, del que dependerá la mayor o menor rapidez en la recuperación económica y cuyas estrategias deben incidir en rentabilizar los recursos en beneficio del interés general y para ello será necesario que la alternancia en los reajustes y beneficios sean equitativos
¿Dónde quedan los principios y los valores de aquellos que en estos momentos argumentan con el único criterio de la rentabilidad política? Que argumentan para que la posverdad se enquiste en las conciencias de los ciudadanos y asi crear un caldo de cultivo peligrosamente totalitarista. No se necesita que la destemplanza ni el desatino se adueñen del parlamento, ni siquiera el torpe empeño de los voceros de turno intentando intoxicar a una ciudadanía que tendrá que salir a flote aún a pesar de tanta deslealtad.
Habrá que garantizar la paz social y para ello son necesario líderes capaces de recomponer estructuras laborales, políticas que minimicen el impacto emocional de tantos duelos sin abrazos, habrá que reiniciar el sistema educativo y será necesario no dejar caer a quienes desde las trincheras nos cuidaron y que saldrán de esta lucha diezmados física y psicológicamente. Por eso en la reconstrucción de este pais no se necesitaran líderes enarbolando banderas a media asta, ni turbulencias populistas que solo trasladan sentimientos de derrota.
Señores Casado y Abascal no puede ser el páramo tan extenso ni el horizonte tan pequeño, no puede el sentimiento ser tan cobarde que se cobije en las garras de águilas imperiales. No debemos consentir que nos engañen esgrimiendo la muerte como argumento.