CONFIANZA FRENTE AL MALESTAR EMOCIONAL

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El psiquiatra austríaco Viktor Frankl perdió a su mujer y a sus padres en los campos de exterminio nazi, donde fueron asesinados. Él sobrevivió, pero mantuvo que el nazismo no creó ‘el mal’, sino que lo fomentó con extraordinaria potencia. ‘Llegará un día en el que serás libre’ (Herder) es un libro que recoge cartas y textos inéditos suyos. El hombre que durante años había creído haber tocado el fondo del sufrimiento veía que éste no tenía límites y que él incluso podía sufrir con mayor intensidad.

 

Viktor Frankl

Recién liberado, Frankl experimentaba el pozo emotivo donde se pierde la capacidad de sentir alegría. Su conciencia le decía que cualquier situación puede ennoblecerse (actuando o soportándola). Y pugnando con tesón por no dejarse abatir por la desesperanza, rechazaba el desmoronamiento psicológico, físico y espiritual.

Es cierto que inmerso en el fatalismo no se puede avanzar hacia una recuperación mental. Pero él, a su vez, no dudaba en calificar de reaccionaria la fe ciega en el progreso automático.

Con maldad y extraña obstinación, se ha pretendido demostrar que la vida humana no tiene ningún valor: una propaganda negativa contra la dignidad. Para Viktor Frankl la vida consiste en ser uno cuestionado, “nuestra existencia no es más que dar respuesta, hacernos responsables de nuestra vida”, ¿qué podemos nosotros hacer por ella?

Las generalizaciones, gratuitas y despectivas, suponen una seria amenaza a la razón: “todos sabemos que en todos los pueblos hay personas decentes e indecentes. Solo podemos valorar a las personas según su carácter. Entonces, ¿por qué hacer como si pertenecer a este o aquel pueblo, a esta o aquella raza, fuera lo que diera o le quitara el valor a una persona?”.

Hay quienes se instalan en un machacón delirio de grandeza, pretendiendo pertenecer al mejor pueblo de la Tierra… Se refugian en lo colectivo y se liberan de responsabilidad y del valor que pueda tener lo que hacen por sí solos. Pero desprecian con ahínco a los ‘otros’.

Para el autor de El sentido de la vida, sin una idea justa y sin buenos sentimientos, cualquier sacrificio que se haga carece de sentido. Todo resulta entonces mal planteado. Frente a un extendido malestar emocional, Frankl aconsejaba aguardar y no perder la confianza.

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