Era un suave y agradable día de otoño en Bilbao y la inusual estructura del museo Guggenheim dibujaba una extraña silueta sobre un fondo de colinas y montañas de color esmeralda. Javier Otaola y yo nos encontramos en el segundo piso ante una escultura de Jorge Oteiza titulada “Caja Metafísica por Conjunción de Dos Triedros- Homenaje a Leonardo”. La escultura consta de una caja de acero con aberturas en ambos lados. Una estructura aparentemente incompleta. Mientras me preguntaba qué diablos podría significar esto, en todo caso, mi anfitrión y amigo Javier Otaola empezó a hablar:
OTAOLA: Como humanos somos “Entes” condicionados por nuestra fisicalidad, por las limitaciones del tiempo y el espacio, somos nosotros y nuestras circunstancias como decía Ortega y Gasset. Pero también somos “Seres”, potencialidad, incompletitud. Mira esta caja, Darren…
YO: Tiene una estructura básica definida pero es abierta…
OTAOLA: Correcto. También estamos abiertos nosotros como seres humanos. Abiertos a la posibilidad que nos otorga nuestra consciencia. Los seres humanos somos incompletos e imperfectos. Esto es tanto una maldición como una bendición.
YO: Quizás una maldición… ¿pero una bendición?
OTAOLA: Considera esto: un tigre es perfecto en su “tigricidad”. Un tigre no tiene más posibilidades que ser un tigre en toda su plenitud. En ese sentido es perfecto. Pero también carece de nuestra capacidad de desarrollarnos, de crear, de llegar a ser otra cosa.
YO: ¿Es esto una referencia a la filosofía del Ser de Heidegger?
OTAOLA: ¡Sí! Para comprender lo que significa ser un auténtico ser humano, entonces es imprescindible que proyectemos constantemente nuestra vida en el horizonte de nuestra muerte, lo que Heidegger llama “ser-hacia-la-muerte”. Heidegger utiliza lo que parece ser un lenguaje extraño y complicado como “Dasein” o “estar en el mundo” para hablar del yo con el fin de eliminar todos los prejuicios y suposiciones. Nuestro lenguaje normal es demasiado problemático, subjetivo, lleno de prejuicios y no nos permite discutir la verdadera esencia de las cosas. Somos Seres en el tiempo y por tanto Seres hacia la muerte. Precisamente, saber esto nos da la necesidad de ser auténticos, de construirnos, de determinar nuestras opciones, abriéndonos así a nuevas posibilidades.
YO: Nuevas posibilidades que el tigre, a pesar de su perfección, no tiene…
OTAOLA: ¡Correcto!
YO: Y volviendo a la escultura… ¿qué sabes de Oteiza? ¿Crees que él también estaría haciendo la misma lectura de su obra que tú?
OTAOLA: Oteiza fue uno de los escultores vascos más importantes de los últimos tiempos. A Oteiza le interesaba el vacío y el vacío que una escultura crea en el espacio. El vacío organiza el espacio y crea asimismo espacio. Quizás podríamos equiparar esto a las posibilidades que nos ofrece nuestro estar hacia la muerte y nuestro estar aquí: la oportunidad de llegar a ser.
YO: Entonces, este es verdaderamente un mensaje de esperanza. ¡Incluso una filosofía de esperanza! Estamos atados por un conjunto de circunstancias pero, al igual que esta caja metafísica, ¡estamos abiertos a todo tipo de posibilidades!
OTAOLA: ¡Sí! Y cada uno de nosotros es único ya que cada uno de nosotros es como esta caja pero nuestras aperturas y circunstancias y nuestro ser en el mundo son totalmente diferentes. Estamos condicionados como Entes pero como Seres somos libres. Por eso me considero un pesimista alegre.
YO: ¿Un pesimista alegre?
OTAOLA: No sólo nuestros defectos e imperfecciones constituyen nuestras posibilidades y apertura, permitiendo así la creatividad y la autoconstrucción, sino que también debemos entender el pesimismo como una actitud que única y que necesariamente puede conducir al optimismo. El pesimismo está abierto al optimismo, mientras que el optimismo está sujeto al pesimismo. Por eso prefiero ser un pesimista alegre. De esta manera no tenemos que esperar lo peor, sino que debemos estar preparados para afrontarlo y, cuando suceden cosas buenas inesperadamente, nos inclinamos alegremente hacia el optimismo.
YO: Esta es definitivamente una muy buena política. Y de ello se deduce que nuestra humanidad, por más defectuosa que sea, es en realidad un espacio vacío que podemos crear. De este modo podemos afrontar nuestras limitaciones a pesar de ellas.
OTAOLA: Efectivamente. Y ni tan mal! Las posibilidades son infinitas en ambas direcciones. La vida hay que vivirla: peor que morir es dar la vida por perdida. Debemos atesorar y disfrutar los buenos momentos de conversación y trabajo, de amor y amistad. Estamos aquí para vivir la vida con cuidado, sí, pero también con pasión.
De repente, el Guggenheim se había desvanecido y se había convertido en el telón de fondo de la más interesante de las conversaciones. Llegó la hora de una copa de vino y un pintxo.