Las poesías crean
Caminos para caballos galopantes
que les empujan al mar.
Armas cargadas de futuro
y miles de sueños más.
Mis textos están llenos de banderas
que ondean con el aire de la lucha
puños alzados al cielo
para espantar a los verdugos de la risa.
Palabras que cambiaría por balas
para armar a las hadas y a las mujeres
que caminan de noche por cualquier calle.
Mis textos no valen nada
sí pones tú la conciencia
y un poco de valentía.
Grito injusticias en un país
Jueces podridos de fundamentalismo religiosos.
Grito para que se cumplan las leyes
Donde la memoria no es histórica, si no es de ETA.
Grito para que la equidad nos ponga igualdad en las manos
Donde los héroes son cavernícolas trogloditas
Con huestes de clubs de fans de mujeres castradoras.
Grito en las hojas de mis libros
Porque no puedo gritar en la calle
Hay una ley que me pondría una mordaza
y en los calabozos sin cámaras torturan
las policías patrióticas
de águilas negros en sus corazones
y balas bendecidas para la chusma
por la noche se convierten en
murciélagos paramilitares.
Mis libros siempre panfletarios
combativos y posicionados.
Señalando con el dedo
Las hipocresías pequeño burguesas
apuntando al verdugo
Al asesino, que mata de hambre
Al fascista vestido de demócrata
Al criminal que se alimenta
de la sangre de los pobres.
En mis páginas pongo espejitos
Para que te mires por dentro
Para date unas ostias de coherencia
Para taparte la boca de republicano de bar
Mis cicatrices se reunieron
Y me dieron permiso para escribir verdades
Incómodas, dolorosas, sarcásticas y cínicas.
Te hacen daño, lo sé.
Por eso sigo diciendo lo que veo.
Aunque lo pague con soledad
abandono y maltrato
y alguna penuria.
Pero sigo gritando que
Los apolíticos son
Unos casposos y cobardes.