Anda por ahí, suelta y sin apenas escuchas, una canción del cumpleañero del veintisiete del mes en curso que tuvo a bien bautizar como “Canción Infantil para despertar a una paloma morena de tres primaveras” que viene a decir eso: ‘Y bueno…pues…’ .
Un día más; un año más que, sin apenas notarlo, se nos va colando. Con y sin contrabando. A usted, a mí, al de enfrente y al de detrás. Al de arriba y al de abajo. Le decimos ‘adiós, muy buenas… y que algo mejor nos empape hasta las trancas en la próximo’.
Siempre ha sido así. Siempre será tal. Queramoslo o no. O, lo que es peor, ni fu ni fa, y que la virgencica del llano nos deje como estábamos. Para todos los gustos y colores; que para eso andamos por estos parajes gentes para todo. Para el roto. Para el descosido. Para lo que fuere de menester. Y que Dios nos dé salud para contarlo.
Unos estaremos tristes por lo que nos falta. Otros por lo que nos ha sobrado. Otros porque nos ha faltado y sobrado en profusión superlativa a la vez. Miraremos al cielo sin que tenga a bien oírnos ni siquiera de refilón. Como siempre. Nos agrade o no.
Brindaremos con un ‘adiós ayer’, y con un resuello de esperanza a lo venidero. A que nos resulte discretamente más grato.
En copa alta (no achatada) – un servidor jamás hizo escrache alguno al cava y sus deliciosas cataduras; ni tan siquiera le propició un guiño huelguistico a las fábricas de tales, ni tan siquiera un ‘ sorpasso’ de esos que la ‘Fondeu’ ha considerado opositor a palabra del año – con ese ‘chinchín atronador que romperá más de un cristal bohemio (de Praga, por supuesto) y consiguiente efusión de liquido elemento desparramado por allá donde el azar decida, y que- indefectiblemente y sin compasión – nos pasará factura mamá al día siguiente, cuando cierto regusto a resaca relumbre nuestro nuevo día- que será, a todas luces, neblinoso intenso con aires de marejada e hipersensibilidad timpánica y costosa apertura palpebral, amén del vuelo bajo del grajo con un frío del carajo -. Ni decir tiene… de la regañina por tantos multicolores papeles de serpentinas y confetis que no dejan ver la tarima original del pisito en miniatura comprado con ‘clausula suelo’ invisible. Sin zapatilla amenazadora,- ¡eso sí!-; que para algo nos ha de servir la mayoría de edad, una más que supuesta sensatez y un anual propósito de enmienda usando la razón que la iglesia nos presupone so pena de ser excomulgados de tan verdadera religión (un servidor está apuntado a todas…por si acaso) .
“… Unos estaremos tristes por lo que nos falta. Otros por lo que nos ha sobrado. Otros porque nos ha faltado y sobrado en profusión superlativa a la vez. Miraremos al cielo sin que tenga a bien oírnos ni siquiera de refilón. Como siempre. Nos agrade o no.
Brindaremos con un ‘adiós ayer’, y con un resuello de esperanza a lo venidero. A que nos resulte discretamente más grato “
Gayumbos rojo pasión. Copa en “uve” con algo de oro (de tenerlo), chinchín rompecopas, Uvas atragantadoras. Besos y abrazos por doquier. Y a otra cosa mariposa, y cada uno a lo que ha de hacer.
Los unos a ganarse el pan suyo de cada día a base de tertulias soporíferas y redundantes. Los otros a ‘faltar a clase’ en el hemiciclo como medida habitual e innegociable. Otros más a ‘piarlas’ nuevamente con oratorias gastadas y aburridas, en pos de enaltecer corazones, ya en parada irrecuperable.
Y algunos – los más- a encender el Sol, a pintar el mar, a hacer de viento haciendo movimiento y baldeando las malas compañas, los confetis, las serpentinas y el cava esparcido.
Y el gallo…a cantar. Un día más
A seguir tirando ‘palante’, que nos siguen empujando atrás. Y a ponernos a cocinar el nuevo día. Y a gritar de una y única vez a los que corresponda que sin nosotros y nuestra anuencia, jamás habrá “Milagro”.
En fin… Un feliz año naciente a todos. Sean amigos, enemigos o, sencillamente, desconocidos por el momento.
Sí. Feliz año naciente . Y a quien Dios tenga bien a dárselas, que no haga novillos san Pedro para la bendición preceptiva.
¡Amén!
Y además la pura verdad, papaíto. Hemos recogido vidrios hasta la saciedad.
¡Ya, hijita! Pero la lubina estaba superior; el cava exquisito y…los pajaritos cantan, las nubes se levantan y comieron perdices y fueron felices (o al revés)
Con la comida que sobra en esa noche de nochevieja, añadida a la de nochebuena y la que haremos en los reyes, mucha gente comería por algunos días.