El Brexit está intrínsecamente ligado a Boris Johnson. Finalmente, su propio partido no pudo más y le mostró la puerta. Johnson deja detrás de si un legado calamitoso como uno de los peores primeros ministros en la historia política de Gran Bretaña (o lo que quede de ella). Lenta, gradualmente, el Brexit también se está mostrando a la mayoría de la población como un desastre en muchos niveles. Todos esos supuestos sueños de recuperación de la soberanía nacional y de increibles y jugosos tratados internacionales sin condiciones impuestas por la Unión Europea finalmente empiezan a desaparecer como espejismos en el desierto árido y solitario de la derecha más rancia y pestilente.
No volveremos a unirnos a la Union Europea de momento. Esto queda fuera de toda discusión por ahora, aunque sospecho que acabaremos llamando a la puerta de Bruselas, gorra en mano y con semblante borreguil , pidiendo la readmisión en un futuro quizás no muy lejano. Cuando esto suceda – si sucede- será bajo los términos de la Unión Europea y en plena igualdad de condiciones con los demás países miembros, a saber Shengen y despidiendonos de la libra esterlina. Y hasta el 2016 lo teníamos todo. ¡Qué imprudente es el jingoismo!
Pero por ahora debemos reconstruir una relación positiva y fructífera con nuestros vecinos. Como dijo Winston Churchill, “nuestro destino está en Europa”. Y esto se debe a que, en pocas palabras, somos Europa.
¿Y ahora qué? ¿Quién reemplazará a Johnson? ¿Tendrá también su sustituto que seguir fingiendo que el Brexit es un éxito o tendrá ese sucesor las vitaminas para reconocerle el gigantesco fracaso que es y, sin plantearse siquiera la reincorporación a la UE, al menos dar los pasos necesarios para asegurar que ponemos un límite a daño causado – y que causará- el Brexit.
Es hora de que los periódicos de derechas y los conservadores pongan punto y final a la farsa y que lo políticos cojan el toro por los cuernos y acepten que el Brexit no ofrece beneficios solo nuevos problemas que deben resolverse. Y pronto.
La dimisión de Johnson es una buena noticia, pero el mal está hecho y sus posibles sucesores exceptuando quizás a Ben Wallace, Jeremy Hunt, Penny Mordant y Tom Tugendhat no me llenan de esperaranza. Tugendhat votó en contra de salir de la Unión Europea y Jeremy Hunt es un moderado y por lo tanto espero que sea uno de estos dos quien tome el relevo. Ojalá.
Sólo espero que el fraude del Brexit como fuente de oportunidades y promesa de un futuro mejor desaparezca con Johnson y que quién sea que tome el relevo deje de comportarse como una avestruz, saque la cabeza de la arena y acepte que estamos en una situación desesperada y que debemos tomar medidas ahora, antes de que sea demasiado tarde.
DESDE LONDRÉS, HOY A LAS 12,00 h.