VALPURGIS

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Después de dieciocho segundos en la Facultad de Ciencias Infusas “Machirulo Gómez Ortiz”, Grace Ribalta obtuvo un “progresa adecuadamente cum laude” tras sorprender con su tesis doctoral “El pene: un estudio sobre laTarasca cavernosa y su influencia en las sociedades de ambejas melíferas al Sur del Arroyo Meaques”.

Espoleada por sus excelentes calificaciones y ya fuera de los muros en parte opresores de la educación, pasó sus primeros años dedicada a la hermeneusis de las principales obras apócrifas del colectivo Lgtbi, quedando devastada al no reconocerse entre los ciento doce géneros reconocidos por la Ley 26.150 de Educación Sexual Integral de la Republica Argentina ¿Cómo era posible que aquello pudiera suceder?

Buscando una solución a su no encuadrada existencia, leyó con avidez las obras completas de Agnes Heller y Paul B. Preciado, llegando a la abrumadora conclusión de que, hasta aquel día, todo su pasado devenir, había sido una cáustica e inconclusa mitosis, un aborto existencial trufado de dildos y desganadas sorbidas de coños con o sin vello.

En la mañana del Domingo de Resurrección, Grace saltó a ese espacio que se folla a la realidad y sodomiza a la ficción: la televisión. Ataviada de la misma guisa que Judy Garland en “El mago de Oz”, apareció como furtiva transeúnte figurante en una teleserie descartada de las franjas con más audiencia: “Pyrene”, un bodrio de cojones ambientado en la Segunda Guerra Mundial.

Al doblar la esquina del decorado, la Ribalta tenía que pasar por la acera rauda, dando saltitos como si de una niña premenstrual se tratara. No lo hizo. Al ver de frente un falso jardín con dos enormes enanos de porcelana, su chocho entró en pánico y, poseída por lo que algunos gilipollas han venido en llamar “el síndrome de la polla fofa”, cayó al suelo inconsciente, difamando en su falta de riego a todo aquello de lo que formaba parte.

Despedida fue de aquel bodrio, encontrando poco después, concretamente el día de San Joaquín y Santa Ana, y por mediación de une conocide de nombre Sonajera de la Puebla, un humilde empleo como “Directora General de clítoris, Juxeras y Maveriques”, organismo dependiente del “Ministerio de Asuntos Sociales”.

A día de hoy, Grace Ribalta, es moderadamente feliz; casada civilmente con su reflejo, disfruta, al fin y no sin lucha, del puesto que merecidamente desempeña.

“Así como Nikolái Vasílievich Gógol habló de las hazañas feministas de “Vulva”, yo haré que se hable de cada una de vosotras”.

Grace Ribalta, ayer por la tarde. Plaza multiusos de Móstoles.

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