UNA REFLEXIÓN CUASISOCIOLÓGICA SOBRE LA IC/RELIGIÓN CATÓLICA DE NUESTROS DÍAS

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Detenerme a pensar sobre la SMICAR (Santa Madre Iglesia Católica Apostólica y Romana), en adelante IC, cuando una parte de la vida de quien esto suscribe, aquella en la que se moldea y se socializa, esos años de la infancia y preadolescencia en los que se ha vivido en las creencias y en las prácticas de esa institución, me crea una inicial turbación. Cómo a partir de un proceso de maduración personal/vital/interactivo/social, éste que suscribe rompe con los principios y los fines de tan sacra organización, no sin cierta zozobra inicial, que a la postre, irá conformando un ciudadano laico, imbuido de principios racionalistas… Volver a repensar en ello supone un complicado envite, casi un ejercicio de autoflagelación masoquista.

La primera intención fue la de acordarme de Rita, aquella famosa cantaora… Mas, un segundo después, como por un resorte, se impuso el imperativo sociológico: no hay nada en la sociedad que se suponga ajeno a una intervención sociológica. ¡Toma castañas, con un par! Ahora, ¿cómo le metemos el diente? La apuesta estaba hecha y comenzó a interesarme, pero el tema constituía un reto por el universo de fenómenos al que no encontraba las piezas para engranar tal puzzle y que no fuera un pastiche de tópicos al uso, una descarga emocional, una acerada crítica contra el sistema eclesial (que es lo que pedía el cuerpo) …. Recurrí al método de brain-storming, a ver qué se me ocurría…

… la cosa es bastante compleja y puede tener múltiples formas de ser abordada, con diferente metodología, tomando los ejes diacrónico y sincrónico…: como una ideología funcional al sistema económico-político, como una utopía: “Mi reino no es de este mundo”, como un lobby financiero, como una institución de socialización, como proveedor de fiestas, puentes y acueductos, como una concepción antropológica de la existencia, como fenómeno histórico, como una supervivencia antropológica, como una trascendencia, como un aparato político sui generis, como mito, rito, folklore…  ¡Mucha tela!

No nos agobiemos. Vamos a hacer un intento de aproximación, no por exigencia del guion, sino como una inmersión en un mundo que aparentemente está alejado de uno, tanto como lo está de otros, que dicen no estar concernidos por este fenómeno y que se afanan en expresar su convicción de que a ellos no les toca, pero como intentaré demostrar, estamos absolutamente rodeados, impregnados e inmersos, sin sentirnos Ana Ozores, la protagonista de La Regenta de “Clarin”, para vivir de manera angustiosa la presencia, la omnipresencia de la IC, aunque los indicadores sociales traten de decir “a sensu contrarii” que eso no sucede.

Lo cierto es que el fenómeno religioso/eclesial es por activa o por pasiva más importante de lo que parece a simple vista. Tan importante como para no dejarlo en manos de teólogos, creyentes iniciados o catecúmenos…

Vaya por delante, por si acaso no se trasluce lo que en mi intento de reflexión (a capella) se trata de analizar, aunque sólo sea mínimamente, que el hecho social eclesial se halla inserto en el fenómeno social global y cómo las decisiones que emanan de las jerarquías eclesiásticas trascienden velis nolis a los parroquianos-ciudadanos del país que nos contempla.

La RELIGIÓN EN LA VIDA COTIDIANA DE LOS ESPAÑOLES

Casi todos los indicadores sociales (léanse el CIS u otros informes estadísticos) quieren indicar que este país está más secularizado de lo que las encuestas nos permiten atisbar. Hay una mayoría de creyentes[1] (en torno al 55%, que dicen serlo, (en los años 50 del pasado siglo eran cantidades cercanas al 95%) pero de ese 55%, no llega al 20% de practicantes, lo que invitaría a pensar que salvo a ese minoritario grupo les son aplicables las decisiones vinculantes de la jerarquía eclesiástica. Lo del papa argentino de Roma (abrumado por la pederastia y los abusos de ciertas prelaturas de la Curia romana) y el ninguneo a que es sometido por la CEE, (la Conferencia de los Obispos de aquí), que sobre muchas “movidas” se callan como pp) y la autonomía conferencial es un hecho.

Esta minoría “ultra” sería la que sigue “avant la lettre” las indicaciones de la jerarquía. Son, sin embargo, una minoría combativa y militante. Se autoproclaman defensores de la moralidad (la ley y el orden, of course) y se incrustan en los movimientos sociales: grupos Provida, Concapa, Hazte Oír, El Yunke, Abogados cristianos, etc. etc. Están presentes allí donde algo ponga en peligro una determinada concepción de la moral y de las buenas costumbres.

Con independencia de esos movimientos seglares (más papistas que el papa) y su capacidad de influencia -que la tienen- lo cierto es que la IC como institución tiene un peso específico, que no podemos negar, si bien su fuerza vinculante es relativamente escasa comparada con el capital feligrés que le es atribuida.

Vamos a someter a una prueba empírica el nivel de sometimiento a las decisiones vinculantes emanadas de Roma o de Madrid (CEE): Todas las indicaciones sobre tasas de natalidad manifiestan la afición de los españoles/as a los métodos anticonceptivos que existen en el mercado (expresamente vetados). En este sentido podemos hablar de un porcentaje altísimo de “pecadores contumaces”, sin embargo, manifiestamente católicos (por mor de la estadística), de creer en una confesión que impone unos códigos muy severos en materia sexual.

Item más. La celebración de ceremonias matrimoniales civiles- que son las que realmente tienen validez- de un tiempo a esta parte gana por goleada a las celebraciones de carácter religioso. En los últimos años son más del doble las que se celebran en los juzgados, ayuntamientos… que las celebradas en los templos. Un amigo me dice que su hijo quiere hacer la primera comunión por lo civil, que le mola más que lo de ir a la iglesia, que son muy carcas y muy estiraos…

Pongamos otros ejemplos, pues puede parecer que lo anteriormente expuesto es muy socorrido y que aparentemente pone la contradicción en el grado más elevado. Aquí se haría preciso cuantificar, no obstante, valgan los enunciados como prácticas consuetudinarias. Un rosario de vicios y/o pecados de toda índole y que recorren los mandamientos o preceptos regulados en la Ley Mosaica (de Moisés) que recibiera unas tablas que condensaban los criterios normativos que serían de aplicación al pueblo elegido. Ahora que el pueblo elegido no es sólo judío, sino que somos todos.

  1. Excesiva frecuencia de pasar por el inodoro a lo más “Alto”. (2º mandamiento)
  2. Ir a la iglesia (templo) sólo por los agasajos sociales de la BBC +E (bodas, bautizos, comuniones) y entierros. (mandamiento 3º)
  3. Abandono de la familia extensa. Los abuelillos a la residencia, que buenos duros cuesta. (4º mandamiento)
  4. Maltratos de palabra, Injurias y calumnias hacia rivales políticos. La asistencia a cualquiera de las sesiones parlamentarias de los presente tiempos da buena cuenta de ello. (8º mandamiento)
  5. Violencia de género: vicaria y/o directa contra el género femenino y los hijos. El machismo como forma de violencia de género casi siempre unilateral, que aún no ha sido condenada por una parte de la derecha de nuestro país. La IC se pone de perfil. (5º mandamiento).
  6. Con “volquetes de putas” se premian a los colaboradores en la corrupción de algunos partidos muy conspicuamente católicos ellos…
  7. Fraudes y corruptelas a gogó. Las experiencias de los partidos que conformaban el bipartidismo imperante hasta hace bien poco son una muestra indeleble del abuso del erario público y del privado a favor de “la buena obra corrupta”. (7º mandamiento)
  8. Embustes por un tubo, mentiras compulsivas de los principales actores de la política patria. Mienten como bellacos algunos de los próceres de la patria. Cuantas más puertas giratorias acumulan, más mienten… Con la autoridad que les confiere haber sido Ex en las altas magistraturas de Estado. (8º mandamiento)
  9. Las Fake news como principios rectores de un quehacer informativo y pseudoperiodístico en los principales medios de difusión españoles. Secundados por los grandes capitostes de las cadenas, junto a troles que les siguen a pies juntillas y bots al uso. Muy propios de la Derecha y Extrema Derecha patrios. La mentira, institucionalizada y tolerada. (8º mandamiento)
  10. Deseos concupiscentes con aquellas mulatonas caribeñas que pululaban por los platós de las teles. Ahora menos, con la protección a la infancia en determinadas horas de emisión televisiva, pero que han sido legión. Pongamos las sesiones erótico-pornográficas de las noches-madrugadas en TV (9º mandamiento)
  11. Sana envidia por no ser el atracador del Banco de Inglaterra o mismamente, El Dioni, en versión celtibérica. Codicia de los bienes ajenos… Tanto payos como gitanos no son partidarios de los buenos principios. Si hay algo que pillar, se pilla. (10º mandamiento).

Y todo un rosario de pequeños vicios consuetudinarios que conforman nuestro cotidiano vivir.
Todo ello sin moralina, ni acritud. Dios me libre…

Aquí haríamos entrar las categorías antropológicas: emic y etic, con objeto de despejar cómo se construye la sociabilidad a partir de fenómeno religioso, tan ampliamente refrendado por la comunidad hispánica o simplemente hablamos de falsa o doble moral: vicios privados, públicas virtudes, aunque por otro registro al que decía aquel señor de las abejas, pues los confesionarios no están tan abarrotados de feligreses compungidos como sería presumible.

Lo cual nos lleva a pensar, que la religión católica, apostólica y romana, en este país, y generalizando hasta donde se pueda, ni se vive, ni se siente, sino que se ritualiza, se consume como algo que no compromete. La elusión del compromiso real con el hecho religioso es la norma y no lo contrario.

… E PUR SI MUOVE
Lo que no evita, por otra parte, su permanencia como fenómeno social latente, con su enorme poder, con su historia, sus capillas, iglesias y catedrales, con sus espadañas y campanarios, con sus ministros con y sin sotana, su omnipresencia: hay cristos por todas partes: juzgados, despachos, escuelas… En la Constitución hay artículos donde se privilegia a la IC, en el lenguaje (el exabrupto, saludo, cortesía, exclamación…) se nos hace patente lo que la misma religión proclama: que dios anda por todas partes (al menos simbólicamente).

No es posible pronosticar lo que nos deparará el futuro en los términos que aquí se ha expresado. Lo que sí es cierto es que las decisiones vinculantes de los máximos representante del poder eclesial tensionan a los poderes civiles, que encajan como pueden los in-puts decisorios de este poder extraparlamentario.
Tampoco me atrevo a formular una prospectiva de los impactos que tendrán las nuevas decisiones de otro calado del sucesor de Pedro y su episcopado a nivel nacional.

Al hilo de lo futurible… A ver cómo negocia el Gobierno la patata caliente de la renovación del Concordato con la Santa Sede (o sea, que trata de los privilegios de la IC reconocidos en un tratado, que habrá de tener su renegociación/renovación). El PSOE lo “teme más que a un nublao”. A F Gonzáles (ese refulgente estadista que nos dio la Transición), como con otras cosas, le dio por que, de entrada, no… y como buen liberal, hizo un laissez faire, un pase de volante que todavía dura, en un Estado de Derecho cuya constitución recoge la aconfesionalidad del Estado, la igualdad ante la ley… y tantas y tantas cosas que parecen olvidarse…

Estaremos atentos a la jugada.

 

[1] En este sentido, los comportamientos en el nivel numérico del personal de aquí no son totalmente compatibles con los de la metrópolis de allende los mares (EE.UU), donde está “mal visto” socialmente el no ser creyente en algo: protestante en cualquiera de sus múltiples variedades sectarias (baptistas, metodistas, luteranos…), católico, judío, budista, musulmán (incluso)… lo que no es tolerable es no ser parroquiano de cualquiera de las parroquias enumeradas … Y es que el macarthismo no está tan lejos… También hay que decir en favor de aquí (España), que el ateísmo, agnosticismo, o la indiferencia religiosa, no se ven con esa intolerancia que se observa en la América profunda, por ahora, y gracias a Dios.

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