#EnCasaconPLAZABIERTA

Para cualquier ojo que se asomara a la Gran Vía madrileña esta presentaba un aspecto vetusto, desolado, solitario, su apariencia era la de un cadáver con algún tiempo de descomposición. Para cualquier ojo que la mirara, pero entre los millones de microorganismos que paseaban por su trazado no llegaban a sumar un ojo.