UNA HISTORIA DE TÓPICOS

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Cuando las barbas de tu vecino veas cortar pon las tuyas a remojar, dice el refrán tradicional. Esta es una historia, una reflexión, que se puede escribir acumulando tópico tras tópico.

El anuncio de Hollande sobre su presentación por el partido de Macrón y su anuncio de que da por muerto al partido socialista francés no hace más que derivar, una vez más, las miradas de los españoles hacia el duelo fratricida de los socialistas.

Porque, y siguiendo los tópicos, no hay más que ver las redes sociales para comprender que la escisión del PSOE y su más que posible refundación no es más que la crónica de una muerte anunciada. Anunciada  y parece que buscada con ahínco. El grado de frentismo, de intransigencia, de odio fraternal que destilan muchos de los mensajes utilizados en esta campaña no desmerecen de los dedicados al PP o a cualquier otro rival, tratado como enemigo irreconciliable, en campañas no internas.

Así que inevitablemente, y una vez finalizadas la primarias, más bien primitivas, una parte del socialismo español será un personaje en busca de autor, o, más bien, una ideología en busca de siglas, y de partido.

No sé si eso sucederá inmediatamente o asistiremos a un periodo de cierre de agravios en falso, pero se haga cuando se haga lo que sí está claro es que los avales presentados representan una escisión clara entre dos grupos que siempre han convivido con dificultad bajo una mismas siglas: el socialismo puro, más del gusto de los militantes, y la social democracia que anhelan los votantes como alternativa a una derecha que se mantiene por la desconfianza que Pedro Sánchez generó en su momento y seguirá generando en el futuro.

No sé si como el socialismo francés el socialismo español está muerto. Desde luego desprende un tufillo sospechoso y sus lecturas vitales son bastante inconstantes.

“No sé si como el socialismo francés el socialismo español está muerto. Desde luego desprende un tufillo sospechoso y sus lecturas vitales son bastante inconstantes.”


No sé si la sociedad española podría resistir la oposición de unas siglas vacías que perpetúen en el gobierno una opción que hace tiempo que solo vive por la muerte ajena, que se hace día a día en su propia inmundicia y cuya única acreditación es haber hecho una gestión positiva, aunque no idónea, en tiempos de crisis. El país necesita otra cosa. El país necesita ilusión, necesita soluciones a su desigualdad económica y social. Necesita con urgencia reformas que vuelvan a acercar a los ciudadanos, si es que siguen existiendo,  el control sobre la gestión que los políticos hacen con sus votos y a sus espaldas.

No sé, y dudo que nadie lo sepa, si España puede soportar la travesía del desierto que puede suponer una oposición realizada por un partido sin votantes, si gana el señor Pedro Sánchez, o la realizada por un partido sin militantes, si gana la señora Díaz. Si, ya sé, parece una falta de respeto que no hable de la opción de Patxi López, la opción de los moderados, la opción más serena y técnica de las tres, pero yo solo soy alguien que analiza lo que ve, y lo que veo es que el señor López no solo tiene pocas posibilidades de ganar, no tiene ninguna de reconciliar las dos posturas que se han jurado odio eterno, y que incluso lo consideran un traidor.

No hay mucho que rascar. La suerte está echada. A buen entendedor pocas palabras bastan. O, lo que es peor, a perro flaco todo son pulgas, y el PSOE, hoy, y peor mañana, está más flaco que el galgo corredor de nuestro Ingenioso Hidalgo. Que dios reparta suerte.

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