UNA EXPERIENCIA SINGULAR PARA ENTRENAR LA RESILENCIA

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¿De qué te crees capaz?

La resilencia es individual: depende de tu plena presencia, de tu capacidad de transformar en aliciente cualquier dificultad, de rodearte de buenas personas positivas, y evitar “los tóxicos”. Es un cambio importante el intentar no controlar las situaciones, sino las emociones y después ¡a entrenar!

M. Outsiders en el croma key del rodaje de “Excéntrica”, mediometraje (sin editar) sobre los sentidos y las emociones, trabado de momento, por el hado

Para contestar a la pregunta: ¿de qué te crees capaz?, hay un largo proceso de “reparación” en la existencia de la propia “capacidad”. El primer peldaño para subir por esta stairway to Heaven es separar zancadillas de charcos, sobre todo, cuando tu vida está siendo, todo el rato, una carrera de obstáculos.

Lo que no sabes ni esperas, se enfrenta después del trompazo: tú puedes decidir cómo, según cómo tires subes un peldaño o bajas dos. Las zancadillas se previenen y los charcos en los que meterse se sopesan, pero el karma individual no puede constelarse… Cuando me refiero aquí a la vida, hablo de la vida lograda; se trata también de superar nuestro karma, mientras conocemos el propósito de nuestra existencia: ¡darle tu cuerpo a otra alma!

Yo comencé, sin saberlo exactamente, a entrenar resilencia en el año 2005, cuando por azar participé en el primer experimento de Jorge Arribas Haro, un invento brutal: un Taller de Destructoterapia para eliminar el stress, desfondándome a golpes con un mazo sobre un coche de desguace a las afueras de Soria. También probé con el lanzamiento de móvil y la pulverización televisiones.

 

Jorge Arribas, un verdadero crack:
http:// https://www.linkedin.com/in/jarribasharo/

El ser humano sabe mucho más de lo que comprende, dijo Alfred W. Adler.

La Humanidad es entender al mundo y el Sr. Arribas me ayudó a entenderme muy bien: yo no tenía stress sino algún tipo de imponencia emocional asomándose peligrosamente por el balcón de la rabia. Decidí auto distanciarme, cambiar el foco, utilizar otros recursos y pasarlo bien. Hacer un poco la loca, cosas raras que me gustaran, tener experiencias nuevas para estirar las piernas del alma. Mi meta, dado que siempre se me ha cumplido el “no hay dos sin tres” y el señor Murphy parecía mi novio, era conseguir convertirme en una resiliente en estado puro y realizar lo imposible mientras lo posible no sucediera. Salí a buscar mi brújula vital para localizar norte, con el fin de superar la soledad del autónomo, el síndrome burnt out (del quemado), y los etéceteras de la alta competición que es el hoy en día.

La televisión japonesa se hizo eco de este primer alunizaje en Soria:

https://www.youtube.com/watch?v=p6a3oDQ6ypQ

¡Romper, romper, romper!:

Hay que decir que aquí llegué gracias al manager del grupo de rock soriano “El Petardo Infecto”, cuyo tema “Mecaguenelcopón” sonaba con toda la chicha posible mientras los “afectados” dábamos martillazos a diestro y siniestro.

 

Ese fue mi primer ejercicio resilántico. El martes que viene os cuento mi conversión en Argonauta, siguiente fase del entrenamiento, esta vez en el Atlántico.

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