UN GRANO DE ARENA

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Hubo una época en la que muy pocas cosas importaban; noches paroxísticas con el sexo coagulado dentro del cerebro y el delirio pidiendo a gritos un limite para tanto aquelarre. En una de aquellas últimas mañanas, desperté en una habitación que no conocía al lado de una mujer extraordinaria; muy blanca, entrada en la belleza de las carnes, unos veinte años mayor que yo, gloriosa en su desnudez. Ella aún dormía. Era tal la paz de aquel momento, que durante unos instantes dudé de si aquella irrealidad, era el resultado de una más que generosa ingesta de alcohol, pero no, todo mi cuerpo olía a ella, a esa brillante perla que yacía a mi lado. Abrió los ojos y giró su cabeza para mirarme.

© Jenny Saville new drawings show “Erota”
Fuente: https://twitter.com/dianesolway1/status/750719658777608192

-Buenos días, príncipe.

Nuestros labios se encontraron.

-¿Quieres desayunar?

Asentí.

Aquel día transcurrió denso entre café con leche, tostadas con mermelada de fresa y la salvaje sinceridad de un amor condenado al fracaso. Nunca más volvimos a vernos ¿Para qué, si en unas pocas horas habíamos creado el perfecto devenir de un suceso?

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