Eran tres hombres con brillantes túnicas de terciopelo y barbas falsas. Rodeados de camellos vivos y su séquito. Llevaban regalos, venían de lejos, siguiendo la estrella hasta nuestro amado desfile anual de Navidad.
Hablo, por supuesto, de los magos. ¿O eran los sabios? Espera, ¿reyes, hechiceros, astrólogos?
Quizás si Lucas, el historiador, hubiera escrito sobre ellos en su relato de Navidad, podríamos haber tenido detalles precisos. Pero Mateo es difuso y envuelto en misterio: “Después que Jesús nació en Belén de Judea en los días del rey Herodes, he aquí, unos magos del oriente vinieron a Jerusalén …” (Mateo 2: 1).
El naturalista del siglo I, Plinio el Viejo, escribió varios capítulos sobre los magos en los que suenan de novela de Harry Potter: detalla sus habilidades en la magia …
En el año 200 d.C., Tertuliano argumentaba que los magos, aunque eran astrólogos de oficio, eran considerados reyes.
Añadiendo una arruga más, Juan Calvino salía por peteneras con cualquiera que los etiquetara como tres reyes: “Sin lugar a dudas, han sido estupefactos por un justo juicio de Dios, para que todos se rían de (su) crasa ignorancia”.
Se sabe que Magi es el nombre dado por los persas y los caldeos a los astrólogos y filósofos: y por lo tanto, se puede conjeturar fácilmente que esos hombres vinieron de Persia.
El Evangelista tampoco dice cuál era su número, es mejor ignorarlo que afirmar con certeza lo que es dudoso.
Los papistas pueden errar al suponer que eran tres, porque Mateo dice que trajeron oro, incienso y mirra.
Pero la invención más chocante es que esos hombres fueran reyes; parece ser que encontraron en otro pasaje una predicción: que los reyes de Tarsis, de las islas y de Sheba, ofrecería regalos al Señor, (Salmo 72:10).
Los nombres les fueron adjudicados en el siglo XV por el obispo italiano Petrus de Natalibus, quien determinó que se llamaban Melchor, Gaspar y Baltazar, todos de raza blanca.
Años después, se les adjudicó sus razas: Melchor, europeo; Gaspar, asiático y Baltazar, negro (africano).
A pesar de controversias y, a diferencia de otras tradiciones navideñas, en España la fiesta más importante para los niños sonLos Reyes Magos del 6 de enero.
El día 5 se llevan a cabo numerosas Cabalgatas de Reyes Magos por toda España, representan su viaje hasta llegar al Niño Jesús.
Nuestros Reyes lanzan caramelos desde sus camellos a la multitud y la gente lleva paraguas y los mantiene boca abajo para recoger dulces durante la procesión.
La primera se celebró en Alcoy en 1885. En algunos lugares se reciben con antorchas y faroles, vestigio de una antigua costumbre, cuando los niños solían ir al bosque, la playa y otros lugares para señalizar el camino e iluminar el camino para que los Reyes Magos no se perdieran.
Los niños, previamente, les han escrito una carta para pedirles qué les gustaría recibir y antes de acostarse dejan los zapatos en los alféizares de las ventanas o debajo del árbol de Navidad para que los llenen de sus regalos.
Normalmente también dejan algo de comer y beber a los Reyes Magos y sus camellos, para que puedan descansar un rato antes de continuar su viaje.
El día 6, tradicionalmente se desayuna Roscón de Reyes, un delicioso pastel redondo decorado con frutas confitadas, símbolo de las gemas que adornaban la ropa de los Magos.
Tres reyes mágicos. ¡Pero cuidado!, la tarta contiene dos figuritas envueltas en plástico: un pequeño rey y un haba: si encuentras al rey en tu trozo de tarta tendrás buena suerte el resto del año, si encuentras la judía tienes que pagar roscón.
Los magos tuvieron una animada carrera posbíblica. Los sabios parecen haberse mantenido muy ocupados, de acuerdo con un calendario de santos de la gran catedral de Colonia, Alemania, donde se encuentran sus supuestos restos: “Habiendo pasado por muchas pruebas y fatigas por el Evangelio, se avistaron por última vez en Armenia. Acto seguido, después de la celebración de la Misa, murieron. San Melchor el 1 de enero, 116 años; San Baltasar el 6 de enero, 112 años; y San. Gaspar el 11 de enero, a los 109 años”.
El arte medieval fue clave para que la tradición navideña visualizase a estos hombres. Los magos se representaron como un conjunto multirracial de tres estatuillas en algún momento antes de 1489. Pinturas de artistas como Botticelli, Rubens o el Bosco ayudaron a cimentar la imagen de los Magos como un grupo diverso de hombres en la imaginación popular.
Quizás la representación musical más famosa de los tres hombres se remonta a 1857, cuando el clérigo episcopal de Pensilvania John Henry Hopkins, Jr. escribió la canción “We Three Kings of Orient Are”, que rápidamente se convirtió en un popular villancico estadounidense.