Se nos educó en la imagen del “Valle de Lágrimas”…,se nos dijo que aquí es necesario sufrir para recoger los frutos en un “allí”, donde el Omnipotente, Omnipresente y Eterno, desde su trono, nos permitirá disfrutar de la gloria eterna; habiendo pasado, eso sí, por el visado de San Pedro, que abre las puertas del Cielo a nuestros cuerpos etéreos y, previo pago de las tasas correspondientes, se nos registra en el Libro Sagrado de la Vida o de la eternidad.

Sí, claro…,todo es una metáfora; pero, ¿a qué “realidad” representa esa metáfora? Mejor dicho, ¿qué pretendida “verdad interesada” se esconde detrás de semejante y milenario símil? Bueno, sin ánimo de ofender a nadie; sólo con la intención de expresar lo que pienso y siento, digo que, si algo de verdad hay en la traducción de los “textos sagrados”, desde luego no es la verdad que se nos ha vendido, esa que nos educa en premio o castigo allá en el “otro mundo”.
Derribando al Valle de Lágrimas, yo me alzo con el siguiente ejemplo, que extraigo de un antiguo cuento sufí:
Dice la Leyenda que un viajero llegó a las puertas de la muralla de una ciudad milenaria, donde se encontró con un anciano y un niño. El viajero pregunta:
- – ¿Qué tal es la vida en esta ciudad?, ¿cómo es su gente?, ¿tienen belleza sus edificios?
- – ¿Cómo es la ciudad de donde procedes?, ¿cómo son sus habitantes?, ¿viviste bien allí?
- – La ciudad de donde vengo es sucia, mal oliente y fea, su gente es malvada y mal educada. Allí viví muy mal, por eso busco una buena ciudad donde empezar de nuevo.
- – Pues no te molestes en entrar en esta ciudad, aquí sólo encontrarás lo malo que había en esa de la que procedes.
Pasados unos días, a las puertas de esa misma ciudad cuyos porteros eran el anciano y el niño, llegó otro viajero:
- – Buenos días venerable anciano, dígame, ¿cómo es esta ciudad?, ¿cómo es su gente?, ¿se vive bien aquí?
El anciano de nuevo preguntó lo mismo que al anterior viajero; sin embargo este nuevo viajero contestó lo siguiente:
- – La ciudad de donde vengo es majestuosa, en ella la gente es muy amable y bella. Allí he vivido muy bien, sólo que mi padre me envió a conocer mundo.
- – Pues entra en esta ciudad y disfruta de sus edificios y de su buena gente, así como de lo fácil que aquí se te hará la vida.
El niño que había observado las respuestas contradictorias que el anciano había dado a los dos viajeros, preguntó:
- Maestro, ¿cómo has podido decir cosas distintas a los extranjeros?
El anciano respondió:
- No son respuestas distintas; ellos tenían premisas opuestas. Cada uno encuentra aquello que espera encontrar…
La enseñanza que yo extraje en su día de esta antigua historia fue, que no hay más gloria en el cielo que la que sepamos crear y ver en esta tierra. Nos llevamos a cualquier lugar al que viajemos una mochila de ideas preconcebidas y, por ende, de vivencias que se desprenden de ellas. El viaje al “más allá” no es distinto. Por eso defiendo que la vida sea vivida de la siguiente manera:
- 1) No dejes para mañana lo que puedas disfrutar hoy.
- 2) Admira la salida y la puesta de sol.
- 3) Deja a tus pies libres con la música.
- 4) Sé auténtico y enamórate de tu mirada.
- 5) Camina con-pasión, erguido y con buenos zapatos.
- 6) Bebe sólo cuando tengas sed.
- 7) Come sólo cuando tengas hambre.
- 8) Lava tu cuerpo a diario.
- 9) Descansa cuando estés cansado.
- 10) Duerme cuando tengas sueño.
- 11) Respira, hondo y pacífico, aire puro.
- 12) Reconoce al deber en cada placer sin daño.
- 13) No te humilles ni humilles.
- 14) Viaja todo lo que puedas.
- 15) Abre bien los ojos para dejar salir el alma.
- 16) Aporta al mundo tu don y vive de ello.
- 17) Encuentra en las aves motivo de inspiración.
- 18) Déjate acompañar y acompaña a los libres.
- 19) Suelta a lo que te ata o a lo que ates.
- 20) Contempla el paisaje y cae en meditación.
- 21) No alteres la paz.
- 22) Comparte la alegría.
- 23) Respeta la propiedad ajena.
- 24) Siente todo corazón que lata.
- 25) Disfruta del suelo para disfrutar del cielo.
Así considero que debería vivir y haber vivido la vida. Pero claro, eso son sólo pensamientos, idas…a las que, por otro lado, habrá mucho que replicar; incluso puede que por mí misma pasado un tiempo. Aun así, creo que algo de verdad deben tener, porque intuyo que me las ha dictado “El Hondo”. En fin, todas las doctrinas deberían ser para uno mismo y de uno mismo, por eso no pretendo que nadie adopte como verdad nada de lo enumerado y mucho menos que lo ponga en práctica. Yo, sin embargo, trataré de cumplir con esos mis “mandatos del alma”, ahora que todavía hay tiempo.
Le dije a la Dama de la Guadaña que no tuviera prisa conmigo, porque me quedan muchos deberes por cumplir y el mayor de todos es grabarme a fuego el 25. Sí, disfrutar del suelo, aquí y ahora, quiero que sea mi prioridad, porque lo merezco como lo merecen todos; no porque me lo haya ganado con sangre, sudor y lágrimas, sino porque es un derecho con el que nací, con el que nacimos.
La vida no es un valle de lágrimas. La vida es una oportunidad para el disfrute y tenemos la obligación de disfrutarla; sobre todo, porque me dijo Dios que Él disfruta a través de nosotros y también sufre cuando lo hacemos.

¡¡¡ No hagamos llorar a Dios !!! ¡¡¡Dejemos que Él se deleite !!!