Reconozco que hay momentos (muchos, por desgracia) que me harto de mi misma. Me canso de tener esta indecente curiosidad, que hace que curiosee por el escenario político y social que me toca en suerte. Y me cansa. Envidio, a veces, solo a veces, la banalidad con que personas cercanas viven su vida sin preocuparse de a quien pagan en la Moncloa, en Zarzuela, o en el Parlamento. Que no ven en su Ayuntamiento o gobiernos, a jerarcas mafiosillos que mantienen su reinado gracias a estómagos agradecidos, mafiosos e inanes. Siento envidia, porque los veo felices y contentos, sin más preocupación que el tinte en el pelo, llegar a fin de mes o las notas de los niños. A mí me preocupa todo eso, no me malinterprenten, el tema tinte en pelo, también, y mucho. Pero a ello, le añado la preocupación y/o indignación por la sociedad. Y sufro. Por ese motivo, confieso, que he eludido de forma premeditada el tema del TTIP. Evité leer sobre ello, escuchar los miedos que me iban trasmitiendo. Me decía: “ya tengo bastantes frentes ¡coñe!, este le aparto porque veo que es enrevesado, lejano, distante, no me afectará tanto como el desmadre del Ayuntamiento, las nuevas elecciones, la censura de prensa, las malas prácticas culturales…” Y así me iba yo tan contenta del tema, soslayándolo de forma desvergonzada.
Hete aquí, que llega Greenpeace, levanta la alfombra, saca a la luz el misterioso tratado. Nos lo pone delante de los ojos a los inermes e inconscientes ciudadanos y se nos cae la venda. Nos hemos enterado, de que este tratado antepone el beneficio empresarial, al interés ciudadano. Conocemos como rebajará los estándares de salud y medio ambiente, en base a resultados económicos, que la salud queda relegada y se socaba el principio de precaución ante la toxicidad de alimentos; entrarán sin freno los transgénicos, la carne hormonada. En este año se prevé la firma del tratado con Canadá, CETA, del mismo calado. No se cumplirán los compromisos sobre CO2, que se pactaron en la Cumbre del Clima de París. Nos enteramos que nos miente Cecilia Malmstron, Comisaria de Comercio de la Comisión Europea, e Ignacio García Bercero, jefe de delegación de la CE, cuando nos cuentan que se trata de mejorar el comercio entre Europa y América.
Como les decía, me canso, me aburro de ser yo misma, porque preferiría ser solo una rubia (que lo soy) frívola (que también) como se nos supone a las rubias genuinas y teñidas. ¡Ay, que cansada es la intensidad! hasta se pierden amigos/as por ello. Dejo las lamentaciones y sigo con el tema.
Ante todo lo que molesta es el secretismo, nos hace temer lo peor con tanto misterio. Miren ustedes, nos cuentan que somos el pueblo soberano, salvo en sitios malos, como Venezuela, Cuba y similares. Nos dicen que decidimos, hacemos elecciones, a veces con segunda vuelta, como ahora. Nos hablan de la maravilla de nuestro sistema democrático, de nuestro poder de decisión y tragamos. Pero, he aquí, que se está cociendo un Tratado de Libre Comercio (que bonita la palabra: libre, pero no crean que es en sentido etimológico, no, es libre de que o lo tragas, o te tragamos) Nos cuentan que habrá circulación entre países, para vender nuestras cosas en cualquier lugar, a cambio de aceptar las suyas sin cortapisas ni leyes de protección.
Exportaremos con libertad, nos dicen, y se nos hacen los ojos chiribitas pensando en inundar el mercado USA de Jabugos, aceites, naranjas y tecnología patria. Pero no. Resulta que según lo descubierto en esos papeles, supersecretos, que nuestros representantes comunitarios debieron blindarse con firmas, con cámaras secretas para poder estudiarlos parcialmente, lo que se propone, como les digo, es un comercio desnivelado de forma escandalosa hacia los USA. Las normativas europeas de derechos laborales, girarán de forma ostensible a las obligaciones de los USA, que saben ustedes cómo se las gastan en eso de los derechos de los trabajadores.
Nos hacen tragar sus normas, porque el que parte y reparte…ya saben ustedes, los USA son muy suyos de toda la vida de Dios. Fíjense, la que le montaron a Allende por el cobre. A nosotros, no. No nos traen ni tanques ni caceroladas, porque no hace falta. Nuestros ineptos representantes mayoritarios, PP, PSOE, ahí sí van en comandita, firman y asienten como buenos siervos de la gleba. Amén, de que a lo mejor, algo cae en la buchaca o si miro más de la cuenta pierdo alpiste. Amén. De momento Hollande ha puesto el grito en el cielo y les ha dicho, que non. Nosotros, con nuestro don Tancredo al frente, ni mu, como corresponde a unos gobernantes tan patriotas, ellos.
“Resulta que según lo descubierto en esos papeles, supersecretos, que nuestros representantes comunitarios debieron blindarse con firmas, con cámaras secretas para poder estudiarlos parcialmente, lo que se propone, como les digo, es un comercio desnivelado de forma escandalosa hacia los USA”
Para finalizar, quiero expresar mi satisfacción, orgullo, y agradecimiento hacia la gente que se la juega. A los Greenpeace, los Snowden, los Assange, a todos aquellos francotiradores, que desde Ayuntamientos, CCAA, parlamentos, ONGS, mareas, comités ciudadanos, se arriesgan cada día, por la verdad, por nosotros, que nos sigue preocupando el tinte del pelo y poco más, hasta que la clavada nos llegue al corvejón. Ellos, son los héroes, los que impulsan el verdadero patriotismo, la marca España y lo que ustedes quieran. Por ellos se levanta hoy mi copa. A los otros, a los mamelucos, les pueden dar mucho
Toda esa intensidad que tienes, que te rebulle dentro y la capacidad para absorber, rebatir y expresar lo que te inquieta, te lo agradecemos los que carecemos de ello, porque en muchas ocasiones eres nuestra voz y también me tiño, soy frívola, me gusta reir y muchas veces miro para otro lado (no por mucho tiempo), para coger aire e intentar ser feliz, pero no por eso dejare amigos por el camimo.
Gracias, desde lo más profundo de mi corazón, porque a veces una siente que la rodea soledad. Gracias.