El cine de intriga en los bajos fondos, con una visión muy personal del otro lado de la ley, es una de las características del cine de Guy Ritchie, que sorprende con cada título nuevo en su filmografía. Los personajes, perfectamente construidos y muy diferenciados entre sí, fluyen de manera natural en The Gentleman, donde un maravilloso elenco de protagonistas da vida a una locura con sello propio. Mickey Pearson (Matthew MacConaughey) es el magnate de la marihuana en Inglaterra. Su imperio, comenzado desde la nada, le ha situado en lo más alto del escalafón social y está pensando en vender el negocio para dedicarse a la buena vida, mejor aún. Cuando la noticia llega a oídos de otras familias mafiosas se desencadenan una serie de acontecimientos que podrán a prueba a toda la organización.
Construida con un ritmo acelerado, en la línea del director, se convierte en una cinta divertida, elegante, mención aparte merece el vestuario, con momentos y conversaciones que se convertirán en clásicos con el tiempo. Llena de guiños a Tarantino, merece la pena resaltar los magníficos papeles de Hugh Grant, Colin Farrel, Michelle Dockery y Charlie Hunnam, inmersos en la trama de manera voluntaria en una lucha entre la ambición, lo correcto y la fidelidad al jefe.
Rodada en Inglaterra y en Londres, supone también un viaje a las cloacas del periodismo y a las extorsiones de crápulas sin escrúpulos, a la triste destrucción humana entre los más jóvenes por la droga, y a la purificación de ciertos negocios a través de la sangre o de la pérdida de ésta con la muerte, única solución para mantenerse arriba cuando ya has llegado.
Histriónica, histérica y graciosa, Guy Ritchie ha acertado de nuevo con la fórmula que lleva explotando años y que afortunadamente funciona.