TENGO MIEDO TORERO.

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Autor: Pedro Lemebel.

Editorial: Las afueras, 2021. Original de 2001.

Pág. 208

ISBN: 978-84-122440-9-0

Valoración: ⭐️ ⭐️ ⭐️ ⭐️ ⭐️

 

SINOPSIS:

Pedro Lemebel (1952-2015) estudió bellas artes y ejerció como docente hasta su despido en 1983. El hacer de la provocación un elemento de denuncia política en medio de una dictadura no le ayudó a conservar su trabajo. Poco después acabó formando el dúo Las yeguas del apocalipsis como elemento contracultural que intervenía desde presentaciones de libros a exposiciones fotográficas, siempre con un trasfondo de lucha social por los derechos humanos y de los homosexuales en Chile desde una posición claramente de izquierdas. Tras la llegada de la democracia se convertirá en una especie de cronista urbano, falleciendo en 2015.

Esta novela fue publicada por primera vez en España por la editorial Anagrama en 2001, tras el éxito obtenido en Chile. La Loca del Frente es un homosexual de edad madura enamorado del joven, atractivo y universitario Carlos, que además es un activo militante antipinochetista. Poco a poco frecuenta la casa de La Loca del Frente, que acaba convirtiéndose en lugar donde se reúne el Frente Patriórico Manuel Rodríguez. Pero a la Loca del Frente le da igual. Sólo quiere tener a Carlos a su lado. Quizás sea su última oportunidad de enamorarse de verdad.

La historia se construye al ritmo lento del bolero, de la copla y de la ranchera pasada de moda, de las manifestaciones y acciones contra la dictadura. Del otro lado, como la parte trasera de un espejo, y en una realidad paralela, encontramos la imagen que Pinochet y su mujer, Lucía Hiriart, tienen de sí mismos y del mundo que les rodea. Recientemente ha sido adaptada al cine en el 2000, obteniendo un gran éxito de crítica y público.

 

VALORACIÓN:

Es una novela compleja y poliédrica, aunque aparentemente sencilla, en la que cada lector puede hacer su propia interpretación, que seguramente será muy diferente a la que pueda hacer otro. Posiblemente sea ésta uno de los mayores logros de Lemebel. Además, mi historia con esta novela es diferente: no la busqué yo mismo, sino que me llegó a través de un regalo de que mi amiga Ana me hizo, tras hablarme durante años de Lemebel, utilizando esa manida frase: “tienes que leerlo”. Comencé a leerla, aunque lo abandoné. Así que en este caso, segundas oportunidades si fueron buenas.

Lemebel escribe esta novela a finales de los años 90, cuando el proceso de transición hacia la democracia en Chile ya es realidad. En sus páginas, nos retrotrae a los momentos más oscuros de la década de los 80. Pinochet estaba en el cénit de su poder sobre la premisa de torturas, desapariciones, restricción de los derechos civiles, asesinatos y el exilio de la mayor parte de la oposición política. Constantemente revivía aquellos telediarios de los años 80 en los que siendo yo un niño, prácticamente todas las semanas veía esas manifestaciones violentas en Santiago de Chile, las tanquetas expulsado agua para dispersar los manifestantes y la aparición de ese dictador siempre con mirada hosca, seria, de enfado permanente y frecuentemente vestido con una capa.

Aquí se mezclan diferentes temas que le permiten al lector elegir que tipo de lectura quiere hacer: desde el nacimiento del movimiento por la libertad y los derechos LGTBI en Chile, novela social con tintes de novela histórica o novela psicológica. También Ana me comentó que esta novela pertenece al subgénero de las novelas de dictador, propias de Iberoamérica.

Utilizando la preparación del atentando contra Pinochet en 1986 y a través de ese elenco de personajes, se va tejiendo una historia muy bien construida y contada a través de un estilo coloquial y mordaz. La caracterización de los personajes es increíblemente real, pero al tiempo irónica. Pinochet es presentado como ese adulto cuyas frustraciones de niño se reflejan en su relación con los demás y en su forma de ejercer el poder; Carlos es el prototipo de hombre utópico, de acción, joven y con deseos de cambiar el mundo que le rodea. Para ello se deja querer mezclando curiosidad e interés. Su faceta humana siempre está presente en sus silencios y en sus diálogos; La Loca del Frente representa una inocencia más aparente que real, un hombre soñador que ha sabido adaptarse a un mundo hostil y que bajo esa aparente sumisión que le ha tocado vivir en ocasiones se rebela y toma partido, sin importarle las consecuencias.

Y de fondo, dos narradores: uno en tercera persona, que conoce a todos los personajes y sus intimidades, y otro representado por una radio y que constituye la voz en off de la Loca del Frente. Los boleros son los pensamientos que tiene con las personas que le rodean, mientras que los comunicados de la Radio Cooperativa lo son con el mundo exterior. Por eso la radio siempre está encendida, pero cambiando el dial con frecuencia: porque tiene esa doble necesidad. Y es que los boleros siempre tienen algo que decir, igual que los comunicados de la radio ilegal en medio de una dictadura.

La figura de Pinochet aparece como alguien simple, infantil, que nunca fue aceptado en su entorno y que contempla la dirección del país desde el odio y el resentimiento, como si fuese un juego con soldados de plomo que uno mueve a su antojo. Por eso Pinochet aparece representado como Nerón, al tiempo que su mujer es la personificación de la superficialidad de quien no tiene más que preocuparse que su próximo atuendo.

Seguramente, este será, para mí, uno de los libros del año. Os animo a que entréis en el submundo y en la mente de la Loca del Frente, porque todos, en algún momento, hemos sido él o ella.

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