Hace tiempo escuche a un amigo que se disponía a tirar una cáscara de plátano en el campo durante un picnic: “es biodegradable”, y tan fresco que se quedó. Esto me hizo reaccionar de forma inmediata ante tal despropósito con la respuesta: “si es biodegradable, ¿por qué no lo tiras en el salón de tu casa?”.
Cada persona genera más de 500 kilos de basura al año, lo que es lo mismo, una ingente cantidad de recursos naturales desperdiciados. Reducir, reusar y reciclar debiera ser el objetivo de todos, como ya lo es de un buen número de ciudadanos y de activistas que han emprendido el camino hacia los ‘cero residuos’, pero no es así, seguimos descuidando nuestra obligación de colaborar en la protección del medio ambiente, a lo que hay que añadir la generación de desperdicios y residuos dentro de la cadena productiva.
Nuestro hábitat esta cada día más contaminado provocando la agonía del mundo en el que vivimos, consecuencia del poco cuidado y protección que los seres humanos hacemos de él, convirtiéndonos en el peor de los animales que habitan el planeta tierra.
Consecuencia de esa contaminación, de la que casi todos somos responsables por el poco cuidado que hacemos de nuestro entorno más inmediato bajo la premisa de que ya hay personas que se encargar de recoger la basura que generamos, hace que perdamos la conciencia de la repercusión que tales acciones tienen en uno de los principales recursos naturales de nuestro planeta, como es el agua, y más concretamente los mares y océanos, como el Pacífico, el más grande de la Tierra, ocupando la tercera parte de su superficie. Se extiende aproximadamente 15.000 km desde el mar de Bering en el Ártico por el norte, hasta los márgenes congelados del mar de Ross en la Antártida por el sur. El Pacífico contiene mas 25.000 islas (más que todos los demás océanos del mundo juntos), casi todas las cuales están ubicadas al sur de la línea del Ecuador.
Pues bien, una de las Islas del Pacífico, aunque no entra dentro del censo al que hemos hecho mención, es la Isla de Basura, Isla de Plástico, Sopa de Plástico, Sopa Tóxica, o la Gran Mancha de Basura del Pacífico, y que no es más que una acumulación de basura flotante en el centro-norte del océano Pacífico, entre la costa Este de Estados Unidos, Japón y las islas Hawai. No se trata en realidad de una isla flotante, sino de una zona del océano en la que hay una alta concentración de desperdicios suspendidos en el agua del tamaño de Francia y Alemania.
En la revista National Oceanic And Atmospheric Administration de Estados Unidos se publicó un artículo en 1988 en el que se vaticinaba la formación de una mancha de basura que bien puede ser esta sopa tóxica. Sin embargo, no se le dio más importancia hasta que en 1997, Charles Moore, oceanógrafo estadounidense, la descubrió cuándo navegaba desde Los Ángeles a Hawai pasando por el giro del Pacífico Norte, zona que normalmente es evitada por los barcos ya que hay poco viento y mucha presión. Moore se encontró con una cantidad sorprendente de plástico flotando en el mar y alertó al oceanógrafo Curtis Ebbesmeyer, quién se encargaría de darle más repercusión ante la comunidad científica. Ebbesmeyer llamó a esta zona con el nombre de Eastern Garbage Patch (mancha de basura del Este), nombre con el que se le conoce en Estados Unidos. La Isla de Basura se convirtió así en el ejemplo más habitual cuándo se habla de contaminación marina.
En 2010 se descubrió otra mancha de basura en el Atlántico Norte dónde hay otro giro oceánico similar al giro del Pacífico Norte.
La gran isla de basura del Pacífico representa un gran reto para el hombre, pues puede ser muy difícil de limpiar. El conocimiento generalizado de este tema pone de relieve el gran problema que supone el vertido de residuos a los mares y que se da de forma generalizada en todo el mundo. Queda claro que lo que tiramos al agua no desaparece y que el mar se ha convertido en el vertedero más grande del mundo.
“Queda claro que lo que tiramos al agua no desaparece y que el mar se ha convertido en el vertedero más grande del mundo.”
El proyecto Kaisei fue una iniciativa de limpieza oceánica, realizando un seguimiento de su ruta en Google Earth y en Google Maps durante todo el camino, recopilando información científica sobre los desechos de plástico marinos para determinar soluciones globales. Las rutas de la expedición se crearon en el mar casi en tiempo real a través de un enlace ascendente satelital utilizando teléfonos móviles. Los científicos pudieron utilizar sus teléfonos para grabar una ubicación geográfica y un vídeo en esa ubicación, que se publicaron de forma inmediata en Google Earth. La ciencia salió del laboratorio y de las aulas y se compartió con el mundo en tiempo real, con el fin de concienciar sobre la existencia de desechos marinos, su impacto sobre el medio ambiente y la búsqueda de soluciones dirigidas a su prevención y limpieza.
Kaisei significa Planeta Oceánico en japonés y también da nombre al barco de la organización. Este barco ha participado en dos importantes expediciones para estudiar los métodos de recolección de deshechos más eficientes y económicos.
Entre los hechos relevantes alrededor de esta iniciativa destacamos:
La amenaza va más allá de la provocar la muerte de vida marina: Los excesos en el consumo, además de poner en peligro la fauna y su entorno oceánico, han dado vía libre a la entrada de contaminación en la cadena alimentaria humana. Ya en su primera expedición en agosto de 2009, Proyecto Kaisei identificó elementos químicos contaminantes que son ingeridos por los peces.
No es la única en el mundo. Existen cinco grandes giros oceánicos en el mundo compuestos por desechos plásticos. Los últimos estudios han revelado que el Giro del Norte del Pacífico se ha convertido en la mayor concentración de contaminación marina en el mundo. Durante la expedición de 2010, Proyecto Kaisei encontró con grandes trozos de plástico y gran cantidad de redes de pesca.
¿Qué son los giros? Los giros son grandes torbellinos de agua marina formados por las corrientes, que van moviéndose libremente de un lado a otro por los océanos del mundo. Con el tiempo acaban atrapados en ellos contaminantes orgánicos y artificiales arrastrados por las corrientes. Toda esta masa atrae hacía si pequeñas partículas de plástico y otros tóxicos que darán lugar a estas concentraciones.
Los contaminantes tardan años en llegar a los giros. El plástico se degrada mediante el proceso de fotodegradación por el cual se rompe en partículas cada vez más pequeñas. El destino de estas grandes y pequeñas partículas será navegar durante miles de kilómetros hasta llegar finalmente a los giros o las playas.
La ‘mancha’ es más una sopa que una isla. Si buscamos en Google Earth, no veremos ninguna “isla de basura”, ya que los plásticos encontrados del giro no tienen una forma compacta, sino que tienen más apariencia de confeti de colores. Cuando los trozos llegan al giro oceánico y se descomponen, la fauna marina lo confunde con alimento y los ingieren.
La polución por plásticos más peligrosa es invisible. Algunas de las partículas de plástico más peligrosas son demasiado pequeñas, lo que las convierte en la trampa perfecta para pequeños peces que la confunden con pequeños trozos de plancton. Estudios realizados sobre peces linterna, los peces más abundantes en nuestros océanos y fuente de alimento de peces más grandes, revelaron que un 35% de la muestra contenía hasta 80 trozos de plástico en sus estómagos.
https://es.wikipedia.org/wiki/Mancha_de_basura_del_Atlántico_Norte
https://es.wikipedia.org/wiki/Isla_de_basura
http://computerhoy.com/noticias/life/nasa-muestra-video-como-forman-islas-basura-33275
https://www.facebook.com/notes/únetealplaneta-jointheplanet/ya-todos-conocen-la-gran-isla-que-hemos-creado-con-nuestros-desechos-en-el-mar/316384185080910/
La basura orgánica depositada en el campo se degrada en escasos dias, es alimento para los animales, no ocasiona problemas mientras no se deposite en gran cantidad. Es mejor depositarla ahí que en un contenedor de basura doméstica. Criticar esa acción supone un desconocimiento de los ciclos biogeoquímicos que son imprescindibles para el buen funcionamiento de los ecosistemas… Parecido a recoger los excrementos del perro del campo, hay que ser muy ignorante para usar una bolsa de plástico y llevártelos a un contenedor…y creer que así uno es más ecológico.