De aires cargadas las velas,
Los remos henchidos de olas,
Refulge la Luna, riela,
Céfiro la empapa y la rola.
El cielo se enciende en fanales,
Y el agua, moviéndose sola,
Va siguiendo pausada la estela
Que en su loco bullir reverbera.
Clavada la quilla en sus carnes,
La proa marcando certera
El curso que aguanta el piloto.
Reprimen sus jarcias el vuelo
Que quiere emprender, y tremolan
Banderas que nadie contempla
Hay vientos que saltan contentos,
Ganados por proa,
Perdidos por popa.