Perdóname. Perdóname por todas las cosas que debí decirte y no te dije y por todas las que te dije sin deber. Unas veces te hice daño para herirte y otras te hice daño sin querer, y muchas más dejé pasar el momento silenciando mis afectos en lugar de hacerte saber. Perdóname. Perdóname por no aprender a valorarte en tus talentos y a reírme contigo por tus pequeños defectos. Perdóname por no compensarte mejor cada instante compartido, por no reírme más contigo y por no ser tu refugio y tu cobijo, y por no ayudarte a crecer y a que te quieras y a confiar en ti mismo. Perdóname por no darme cuenta de que el cansancio y el enfado nos distanciaban más pero importaban menos, y por ponerte en espera tras mis problemas a pesar de que sabía que eras el eje que me sostenía. Perdóname por cometer el error de creer que el tiempo era mi aliado y que estarías siempre a mi lado; por no planear contigo al rebufo de tus alas, por no besar más tus sonrisas y por no saber darte las gracias, y porque ahora que ya es tarde me decida a entregarte estas palabras, y no antes. Ahora, que todos tus gestos y tus silencios me vienen a rondar continuamente en mis recuerdos… ahora, que me arrepiento. Perdóname que callara cuando te tenía y perdona que mi mordaza estuviera tejida de orgullo y de cobardía. Hoy sí te lo confieso porque he descubierto que siempre perdonas: quiero que sepas que eres lo que más quiero, que eres lo que más me importa.