En la Cruz junto a la iglesia los niños Jugaban.
Sus voces y sus juegos, junto a la iglesia.
Un día los niños no estaban.
El chirriar de ese columpio oxidado, movido por el viento el silencio rompía.
¿Dónde están los niños?
Cada día menos jugaban.
Cada día menos gritos se oían.
Dicen que los niños la inocencia perdieron, y del cura del pueblo nadie hablaba.
Era Dios vestido de negro con alzacuellos el que conmigo jugaba.
Era un siervo de Dios el que mi sexo tocaba.