No ha terminado la sesión del Congreso de los Diputados sobre la prórroga del Estado de Alarma y, aunque mi propósito era dejar aparcado este tema ante la verborrea y ineficacia política de unos y de otros, no puedo por menos de manifestar que seguimos sin entender nada, enfrascados en peleas de ideologías que ahora deberían dejarse al margen para dar prioridad a lo que realmente interesa, la protección de la salud pública y la lucha contra la pandemia, todavía no erradicada, aunque haya descendido el número de contagiados, fruto del enclaustramiento en nuestros hogares si tenemos en cuenta la demora que existe desde que se encuba el virus hasta que se manifiesta.
Pero, sigue habiendo enajenados, de los que se lleva la palma de oro el Sr. Abascal, recurriendo a la segunda república, apoyando y jaleando manifestaciones en ciertos barrios de Madrid y de Barcelona, con presencia de neonazis y falangistas, en los que puede haber de todo, buenos y malos; menos hambre, menos solidaridad, menos preocupación por los efectos de la pandemia, cuando como borregos salen a la calle sin respetar la distancia social envueltos en banderas rojigualdas cual patriotas de pacotilla, dándole a las cacerolas cuyo ruido se confunde con el de los cencerros de los ovinos.
No es mi intención posicionarme en cuando a este borreguismo social, porque aunque el mencionado diputado de la extrema derecha se lleve el premio no están muy lejos el resto que siguen enfrascados en las mismas luchas políticas de tú hiciste, yo hice, nosotros hicimos, vosotros hicisteis y ellos hicieron.
No os habéis enterado de nada y seguís sin enteraros que ahora el enemigo no es la ideología, sino el virus al que todavía no hemos vencido, aunque algunos quieran verlo de otra manera recurriendo al victivismo político de que son objeto de una persecución de la izquierda para escalar en esas fases que permiten un mayor grado de apertura y, con ello empezar a luchar contra el siguiente enemigo, el desastre económico; insisto, no propiciado por nadie, sino por un virus que de repente apareció en nuestras vidas, ya no se por culpa de quién, si es que hay que culpabilizar a alguien por no saberse enfrentar a lo desconocido. No creo que de haber estado otros en el gobierno la cosa hubiese sido muy diferente, máxime en este país donde prevalece la prepotencia de ver quien la tiene más larga, incluso entre ellas, con ese “os vais a enterar”.
Señores y Señoras, Señoras y Señores Diputados y Diputadas, sois una vergüenza por no saber uniros, por no saber mantener vuestros atributos dentro de vuestras braguetas y la lengua dentro de vuestras bocas, y buscar solamente en vuestras intervenciones quedar siempre por encima, atacar al contrario. Por ello, si hay que buscar responsables de la mala gestión frente a la pandemia, lo sois todos… y todas. Sois la vergüenza de mucha gente que os votamos y esperábamos que estuvieseis a la altura de las circunstancias, y no para seguir jugando, como siempre a las batallitas, entre rojos y azules. Espero que esto les pase factura, sobre todo a los más descerebrados, a esos que echan de menos el águila y las flechas, y al dictador en el Valle de la Vergüenza.
Con lo bien que lo han hecho y siguen haciendo este gobierno social comunista, lo que deberíamos hacer los ciudadanos es aplaudirles y seguir callados esperando que después de la masacre del virus, venga la económica… Pero eso sí! Sus señorías que se suban los sueldos y gasten nuestro dinero en pegatinas de igualdad!! 👏👏👏