#EnCasaconPlazabierta
No entiendo de ácidos ribonucleicos, ni de cadenas de proteínas, ni de genomas, no entiendo de estructuras macroeconómicas, no entiendo tampoco la insolidaridad, ni la soberbia mantenida en estos tiempos de crisis de algunos gobernantes. Soy incapaz de analizar los tiempos en los que se mueve la comunidad científica, tampoco tengo la suficiente información, porque además sería incapaz de procesarla, para opinar sobre las medidas adoptadas por el gobierno de mí pais. No entiendo en estos tiempos terribles las banderas, ni las siglas, ni las reivindicaciones extemporáneas.
Como ciudadano de a pie y quizás por las dos vocaciones que han marcado mí vida, la profesional como enfermero, ya jubilado, y la ciudadana, como político también ya exento de responsabilidades, pues como ciudadano de a pie sí entiendo el esfuerzo de la clase sanitaria, la de los médicos por la responsabilidad en la toma de decisiones y la de la enfermería porque es la infantería en esta guerra de guerrilla, de emboscadas contra un enemigo letal y certero y por lo tanto la más expuesta a los efectos de la enfermedad. Y entiendo también el esfuerzo de todo el personal auxiliar de la sanidad y a las limpiadoras y cocineros y al personal de mantenimiento.
Entiendo la labor de las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado, del ejército y las policías autonómicas y locales, bomberos y empresas de mantenimientos, proveedores, conductores, personal de los aeropuertos y supermercados y podría seguir asi, todos mezclados, sin distinción ni medallas con distintivos rojos o blancos En una palabra entiendo, comparto y me sumo al esfuerzo de todos los colectivos que me permiten, dentro de esta excepcionalidad, poder seguir llevando una vida digna y rodeada de comodidades, una vida segura, porque hay quienes me garantizan que en mí entorno vital estoy protegido.
Tengo la fortuna y la fuerza de contar con una familia maravillosa, mi hija enfermera en la UCI de un hospital de Barcelona. Mi hijo, fisioterapeuta, kine en Paris, dónde trabaja y que ha decidido mantener sus responsabilidades para con un pais que lo acogió y le permitió trabajar. Una mujer responsable, solidaria con los más vulnerables y que ha decidido estar al lado de su madre, viuda muy reciente, y con 90 años y en cada una de esas distancias yo me siento también parte de sus esfuerzos y uno mí fuerza a las suyas y todos juntos hacemos más fuerte a este ejército de solidaridades que tanto se necesita para vencer. Y cada una de estas distancia me hacen a la vez más fuerte y entiendo ahora más que nunca la importancia de la generosidad y del amor.
Por eso como ciudadano de a pie no puedo defraudar ni a mis hijos, ni a mía mujer, ni a mis gobernantes, ni a los colectivos antes mencionados. No puedo permitir que mí insolidaridad pueda contagiar a una enfermera, deje sin trabajo a un profesional o imposibilite una cama de UCI para una persona vulnerable. Este pais no puede permitirse la insolidaridad. Tiempos vendrán para los análisis a toro pasado, pero hay q estar en una UCI para decidir quien sí o quien no recibe un respirador, hay que estar al frente de un pais para decidir, por encima de los derechos fundamentales, sobre sí se aplica o no un estado de alarma. Ahora es momento de apoyar sin fisuras, y de cara al futuro aprender de los errores, tanto los que toman las decisiones cómo los que fiscalizan estas decisiones. Todos estamos en un eterno kilómetro cero de cara a una sociedad que no será la misma cuando el cronometro de un tiempo de normalidad, ahora detenido, comience de nuevo a contar.
Yo solo se eso, que me siento protegido y tengo que proteger. Qué soy un privilegiado porque, aparte de mí familia, dispongo de internet, TV, música, libros, luz, agua caliente….y que todo eso me lo proporcionan personas e instituciones y por lo tanto tengo que sumar coherencias, solidaridad y respeto.
Solo sé que cuando el futuro nos exija rendir cuenta de la gestión del tiempo vivido durante esta crisis, independientemente de lo que cada uno hayamos aportado, el saldo de nuestro comportamiento debe ser positivo. Ante ese futuro debemos exigirnos nuevos retos, porque nos encontraremos con las secuelas psicológicas, físicas, financiera y laborales que un proceso de esta magnitud nos dejara y ante ese futuro, los que sí entienden de estas cosas debe ir actuando ya en paralelo a la lucha sanitaria. Es mí unica “exigencia”
Porque quedaran muchas cicatrices. Sanitarios con una tensión laboral acumulada y que cuando sobrevenga la calma se derrumbaran física y psicológicamente y ante ese escenario y conforme vaya pasando la pandemia, se deberán pausar y espaciar turnos y horarios gradualmente, personas en riesgo de exclusión social, que ya no estarán en riesgo sino que estarán excluidos y que habrá que recuperar. Ciudadanos vulnerables que habrán quedado con secuelas graves, cuidadores a los que habrá que recuperar. Trabajadores que habrán perdido su puesto de trabajo y con los que habrá que liberar recursos financieros y autónomos con sus empresas quebradas. Familiares a los que la enfermedad les privó del último beso, del último adiós. Indemnes de esta guerra no saldrá nadie, ni siquiera los que crean que sobrevivieron sin ninguna herida.
Mis esfuerzo radica en hacer lo que dicen las autoridades. Mi solidaridad se basa en mí respeto a los profesionales que velan por mí seguridad y mí coherencia debe consistir en ser nosotros y no ellos la primera trinchera, la vanguardia en la contención de la enfermedad.
POR ESO HAGAMOS DE NUESTRO HOGAR LA PRIMERA TRINCHERA
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ QUÉDATE EN CASA¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡