Nunca creí que llegaría a escribir sobre la televisión (esta televisión: Tele5 y un programa en concreto), con la cual sostengo una dura y acre polémica sobre su valor como subproducto creador de ideología y/o fomentador de hábitos de vida (consumistas, sobre todo): el nuevo opio del pueblo, sustitutivo en cierta medida de la religión y tan omnipresente como ella: se cuela en tu casa sin pedir permiso… Pero hay circunstancias personales y familiares que me han llevado a dar este paso, y para celebrar que se haya producido un giro inesperado, un golpe de timón en el modelo de producir televisión, estimulante a la vez que prometedor: la tele, que yo entendía como el mito de Sísifo, el tío que por castigo divino todos los días sube la piedra a la montaña y vuelve a hacerlo al día siguiente, repitiendo su acción así y hasta la eternidad en un ciclo cabreante, absurdo y sin fin. Pero ¡caramba!, se ha modificado el ciclo, se están moviendo cosas…
Hay un fenómeno social, no digo sociológico como dirían los pedantones al paño, pues no alcanza ese tratamiento, al menos por ahora, que está ocurriendo hoy en nuestro país y que no deja indiferente a nadie que le roce, aunque sea mínimamente.
Me refiero al fenómeno de las confesiones de Rocío Carrasco, la docuserie que ha puesto en emisión Mediaset: un documental televisivo que Tele5 ha mandado realizar a la productora “la Fábrica de la Tele5 titulado: “Contar la verdad para seguir viva”.
La cosa no tendría ninguna importancia si no fuera porque la cadena de Berlusconi (uno de los socios mayoritarios es el político de derechas y magnate italiano), que hasta ahora se dedicaba a producir y/o a emitir banalidades y cosas fútiles como lo de las “mulatonas caribeñas que ponen a la peña de pie” y cosas asín. En general, de poco fuste intelectual y de contenido más bien machista y reaccionario. La audiencia fiel de esta cadena tiene, en general, limitaciones culturales sobre las que no voy a entrar. v.gr.: la estrella por antonomasia de la “Cadena amiga” es la intelectual denominada princesa del pueblo: Belén Esteban… Pero héteme aquí que surge un producto nuevo en las antípodas de lo que venía siendo lo habitual.
Este documental seriado en doce capítulos sobre las verdades de Rocío Carrasco, estrella mediática, a la sazón hija de la cantante Rocío Jurado y del boxeador Pedro Carrasco (QQ EE PP DD), que ha permanecido silente durante muchos años, soportando calladamente a todo lo que la aludía y se venía publicando en programas del ”corazón” de la tele, acompañado de exclusivas en las revistas del ramo rosa (Hola, Diez Minutos, Lecturas…,) de las que, al parecer, su exmarido ha venido lucrándose y haciendo víctima de un chantaje emocional a la susodicha, apelando en muchas ocasiones a la escasa disposición de Rocío Carrasco para asumir tareas de su competencia como madre de criaturas, y que han ido minando su personalidad, al punto de ponerla en una situación muy delicada con graves consecuencias para su estabilidad psicológica, que en su momento álgido la llevaron a un intento de suicidio, del que salva la vida en última instancia milagrosamente.
A eso se le añade uno de los episodios más graves de todos, que es el apalizamiento a que es sometida la relatora por su propia hija adolescente, que la mandó al hospital, y que la madre no quiso denunciar por la afrenta que le suponía el hecho de tener que declarar en contra su propia hija. Lo tuvo que hacer de oficio el propio hospital a tenor de las heridas recibidas, que no eran tirones del pelo, sino contusiones como consecuencia de las patadas recibidas por todas partes del cuerpo… que habían dejado a la hija de “la más grande” como unos zorros.
Es éste un resumen muy básico, pero hay muchos otros lugares en redes sociales y en informaciones “ad hoc” que lo complementan y que pueden ofrecer un más amplio testimonio de lo acaecido y la particular casuística que se comenta…
Quizás uno de los hechos más notables que he apreciado en todo lo que se lleva dicho es el cambio de “paradigma” en el modelo de información o de relato que hasta ahora venía haciendo la cadena. Y que se resumen en que, lo normal era poner un tema – normalmente un personaje- al debate y una jaula de grillos (tertulianos) se ponían a porfiar y especular sobre lo que se ponía en la mesa… Las voces se solapaban y era el que más chiflaba, el que más se destacaba y al que se le oía dar su impresión. La Fábrica de la Tele era lo que tenía acostumbrado a hacer. Para los más veteranos, el patrón de programa es “Tómbola”, de las cadenas autonómicas en los años 90 y su heredero “Salsa Rosa” de Tele5, a principios del presente siglo. No se debate sobre ideas, sino sobre personajdes más o menos públicos o mediáticos sometidos a la acerada crítica de un coro de tertulianos dedicados a “rajar”… Sálvame, en sus diferentes frutas y variedades, es actualmente, con ligeras diferencias la quintaesencia de ese formato.
El modelo de comunicación para este producto ha variado. Ya no son los tertulianos de oficio de la cadena los que desbrozan los temas, sino un selecto grupo de profesionales de diferentes ramas los que puntualizan sobre lo que Rocío Carrasco, muchas veces entre sollozos, desgrana en cada episodio: Psicólogos, Abogados, Periodistas de cierto relieve. Cada especialista da un toque en el ámbito de su especialidad y no suele entrar en conflicto con las opiniones de sus compañeros de debate. Ni se elevan las voces de los contertulios: todos contribuyen de manera positiva a que el debate fluya y se llegue a conclusiones, cosa que antes no se daba en los programas estándar de la cadena.
En la selección de este equipo se han evitado a los tertulianos: periodistas y no periodistas broncos, chulescos, frívolos, insípidos… los que no aportan nada, que sólo hacen ruido… No cito los nombres de los que son, pero los televidentes asiduos de la cadena enseguida los descubrirán.
Otra cuestión que se ha puesto en evidencia es cómo otros actores de Tele5 de la misma productora y de otras productoras, como es el caso de AR (de la Productora Cuarzo) han tomado el asunto, pues se consideran postergados y creían que por sus méritos deberían haber ofrecido el puesto de entrevistadora jefe y otros desempeños. También ocurre con ciertos colaboradores del equipo de Sálvame que no comprenden que no se les llame a alguien de su alcurnia periodística (¡?)… Lo llevan mal hasta el punto de negarse a comentar, a ningunear lo emitido por la productora. No sé cómo Tele5 va a resolver este conflicto pues la cadena tiene por costumbre consumir en exclusiva y exhaustivamente sus propios productos y evitar fuentes externas proveedoras de noticias.
La incidencia de lo que comunica Rocío Carrasco parece haber marcado un antes y un después a partir de la emisión de esta serie documental, puesto que hasta ahora se venía ponderando la conducta y actitud consideradas erráticas de Rocío Carrasco como una “mala madre” a tenor de lo que se ha estado machacando estos años atrás por la influencia en los medios de su exmarido, pero el calcetín se ha dado la vuelta y sólo los muy recalcitrantes y los que apoyan el machismo como ideología de género predominante (los machirulos, que se dice frecuentemente) están en contra y parecen los menos.
Parece haber bastante consenso en esto. Desde Irene Montero (UP) hasta Rocío Monasterio (Vox) defienden a Rocío Carrasco. Algo insólito por estos parajes.
Otra de las anomalías que se han evidenciado es que la justicia no está muy sensibilizada por el cambio de onda social, donde las mujeres -por el hecho de serlo- vienen sufriendo una violencia estructural y que no parece que se vaya a acabar de modo inmediato este predominio del rol masculino (micromachismos) socialmente tolerado todavía, pues es el caldo de cultivo de la ideología de la derecha y la ultraderecha sociológicas. Y el mundo de la judicatura no es muy de izquierdas, que se diga. El necesario “aggiornamento” de las instancias judiciales se está haciendo patente y hay un clamor que exige y que urge a que se ponga en marcha otro modelo de justicia que realmente proteja a los más vulnerables: mujeres e hijos… ante las violencias soterradas de las que son víctimas y haga frente a los privilegios de género que de “facto” gozan los varones. La Constitución no hace diferencias entre géneros…
Las actitudes y conductas del exmarido de Rocío Carrasca han quedado manifiestas y la mayoría de la población, según se expresa en las RRSS, las condena. No obstante, siempre hay algún rezagado, que está en la otra orilla. No es casual que cuando fue últimamente al juzgado, Rocío, a su salida fue recibida con un par de pancartas llamándola “Feminazi”.
Algo se ha movido en la televisión, y algo parece notorio y evidente: que el feminismo o la causa de las féminas tiene en Rocío Carrasco un baluarte y no va a dejar de apoyar la actitud de esta valiente mujer, que, en un principio, se la vio muy desequilibrada emocionalmente, pero su actitud presente denota una gran fuerza interior y la gran asertividad en los principios, valores y evidencias que defiende están fuera de toda duda.
Si todo concluye como sería lo normal y lo deseable, la reapertura del expediente judicial abierto por maltrato que presentara Rocío Carrasco en 2020 puede tener viabilidad a la luz de las nuevas evidencias y así poder zanjar un presunto episodio de maltratos psicológicos (violencia sobre la mujer) bastante dilatado en el tiempo, que ya alcanza los 20 años de duración.
La justicia tiene la última palabra.
Amén.