
“Para promover el desorden, tan solo es necesario que las exigencias superen a la concesión de beneficios; una táctica muy utilizada por aquéllos que tratan a la honestidad como a una puta con gonorrea. Y otorgando excesos y equivalencias falsas, los partidarios de cincuenta y uno por ciento del precio de la equidad, logran convencer a las discrepancias de que la renuncia es la mejor opción para todos; instrumentos cortantes, llenos de riesgos y órdenes monosílabicas. Un mundo que se quedó sin escenarios y que ahora, busca inmundicia por las calles.”