Era muy evidente que el espejo del cuarto de baño no reflejaba el Plano invertido de realidad que tenía frente a él, sino el anciano rostro de un hombre que se estaba afeitando. Y es que los reflejos se habían vuelto caprichosos, mostrándose fuera del lugar donde se producían. Hace dos días, por ejemplo, el mío, mientras miraba el escaparate de una sex-shop, apareció en un probador del Corte Inglés, mientras una señora entrada en carnes se probaba un traje de chaqueta para la boda de su hija. Mi reflejo, imagino que con un injurioso semblante, lejos de atemorizar a la señora, hizo que ésta mantuviera una relación pseudo-sexual con mi otro yo, el cual eyaculó/eyaculamos, rompiendo el espejo y haciendo que la futura madrina de bodas, penetrara en ese ignoto, Otro lado.
Hoy, a pesar de ser sábado, me he levantado pronto, victima de un deseo irrefrenable por follarme a una señora entrada en carnes.
Fuera de este mundo, qué sé yo dónde, mi bilateral simetría vende entradas con derecho a consumición en un Peep-Show del Barrio Rojo de Amsterdam.