QUI PRODEST?

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¿A quien aprovecha? ¿Qué ventaja es?

Harto ya de tanto sesgo noticiero- propagandístico,  pero es que atiborrado y   empachado hasta las trancas, me dispongo a intentar escribir mis propias conjeturas al respecto del “Covid-19” o coronavirus; al gusto de la persona lectora. Porque esto ya, me resulta de castaño oscuro.

Bien está – no tanto, francamente – que  las personas profanas en la materia se traguen las cifras de subida, bajada y estancamiento acerca de las infecciones por este estrafalario virus que acostumbran a conceder , y nunca coincidir , los distintos medios comunicadores…bien está. Pero tales noticieros deberían tener en cuenta que , muchas de las personas que oyen, ven y leen, tales supuestas noticias, son gente del gremio; del oficio.

Y a esas personas no es tan fácil endiñarles una serie de consideraciones, números, datos y otras anuencias que, lejos de acercarse a la realidad, la escabullen y hacen una mezcolanza de apuntes referenciales que no hay dios que pueda tragarse por muchas y grandes fauces de que se dispongan.

Así por ejemplo, independientemente de que para la 1, las cifras de afectados “positivos” para el susodicho bicho son unas determinadas, para las competencias – atresmedia, mediaset y otras variantes – suelen ser otras; a la vez que entre éstas otras, los guarismos discrepan tremendamente, quedándose tan solo en el cerote más inclemente e imperdonable que podría producirse en la población medio normal.

Muchos (o así lo espero) de los que , de una manera u otra , pertenecemos al oficio, no nos queda claro cuándo los expertos en tales tareas consideran a un individuo (fuere mujer u hombre, que siempre estamos con el  mismo peñazo del lenguaje inclusivo a fin de evitar malentendidos) positivo, negativo o neutro.

Muchos de los que, de alguna manera, pertenecemos a este venerable oficio, desconocemos qué tipo de métodos y medios de diagnosis se está realizando para aseverar con magna exactitud si un individuo (vuelvo a lo de antes) está infectado, contagiado, es portador, o es fuente o…¡dejemos la epidemiología para los verdaderos expertos! (el Dr. Fernando Simón así me lo parece, aunque como transmisor noticiero, le noto algo de canguis a la hora de difundir lo que se conoce y se pretende no mosquear mucho a la peña; pero en cualquier caso, muy válido).

Uno es de “los de antes”: Intolerante con el empirismo y la especulación. Amén de demasiado crítico con datos no lo suficientemente contrastados a pesar de perentoriedad del tema.

O sea, este pobre servidor es de los «si no lo veo, no lo creo ».

Otrosi digo que , por más que uno pretenda defender a las autoridades sanitarias, considero imperativo que, a la hora de afirmar a un individuo (ya estamos otra vez) como “positivo, negativo o ni fu ni fa” se nos informe de cuáles han sido las técnicas y métodos de diagnóstico a la hora de garantizar y confirmar  tal aserto.

No es lo mismo « ver al bicho » directamente (microscopia electrónica mediante aislamiento viral, que es el diagnóstico de plena certeza) que determinar los «colaterales coadyuvantes métodos de diagnóstico» cual pueden ser la «Determinación de antígenos virales» ( Inmunoanalisis, Inmunofluorescencia, Radioinmunoanalisis – RIA – , Inmunocromatrografía, Inmunoaglutinación, Ensayo por inmunoabsorción ligado a enzimas – ELISA -). O bien si lo que se estudia es el «Genoma viral »( PCR o RT – PCR; PCR en tiempo real; Secuenciación). O bien una «Respuesta inmune especifica viral» ( Los  citados ELISA, Inmunofluorescencia o “Western blot”).

Y, estoy escribiendo tal cantidad de términos abyectos para la persona desconocedora, porque tienen sus “intríngulis”. ¡Vaya que sí!

En cualquier estudio clínico, ( o ensayo), como norma general se puede afirmar que, indefectiblemente aparecen los llamados “falsos positivos” de igual manera que los “falsos negativos”.

Pues de eso…ni mu nos dicen. Al menos hasta ahora (o quizá sea que yo no lo he visto ni oído)

Falso positivo es todo aquel que da como afectado sin serlo. Falso negativo es todo aquel que teniendo el ‘jodio’ virus, da normal en los distintos métodos diagnósticos a los que ha sido sometido.

Y estos últimos son los más peligrosos, puesto que pensando que está cual rosa en mayo florido, en realidad está hasta el corvejón de bichejos, con el consiguiente y alarmante riesgo de contagio y consiguiente riesgo de escala de gravedad. Los primeros, los “falsos positivos” solo se relegan al acojone elevado al infinito y se aplican en las más ignominiosas procacidades hacia el diagnosticador, el método usado y toda su maldita familia incluyendo el árbol genealógico secular. Como es comprensible y natural, por otra parte (uno al menos los comprende, naturalmente).

De todas estas cosas de virus, epidemiología, y demás rarezas, ya se les puede preguntar a los doctores D.de Knipe, P.Howley, G.A.Storch,o D.Wang (éste último, chino, chino de la China de pura cepa) que saben un montonazo de estos avatares, alguno de ellos, amiguete de potes entre-congresos).

Resumiendo, que está bien que la población esté informada del asunto, pero que lo esté perfectamente bien, sin sesgos, sin empirismos, sin anecdotarios. Y…sin mareos de cifras, please.

Pero, por favor, un poco – un poquito sólo – de más información al respecto de cuales han sido los métodos diagnósticos que se emplean para hacer el «screening » (… me tenía que salir la palabreja , hombre) de positividad, negatividad o ni fu ni fa… ¡No quedaría nada mal!

Es más….¡sería muy, pero que muy de agradecer!

Total, son dos o tres palabras añadidas respecto al ‘jodio’ y omnipresente coronavirus (o Covid 19…o cómo coño quieran llamarlo). Y me harían un gran favor para con las interminables preguntas de mi hijo Curro (él lo escribe con “K”), que desde que ganó en el “Ahora caigo” ese, no hay quién le aguante, y lo tienen realmente acojonado con el temita de marras (mira que le tengo dicho que no vea tanta tele…tanta tele). Y por redundancia a este pobre servidor de ustedes (¡Qué cruz…qué cruz)

¿Toda esta mandanga a quien beneficia? ¿A quién aprovecha? Qui prodest?

Ya. Ya sé que cada cuál tiene un buen ascua para su sardina y van a despotricar contra todo bicho viviente que no les convenga. ¡Ya lo sé!

Pero, oiga, este pobre servidor , si sube la gasolina se cabrea una montonera inmensa. Ahora que, si baja…se pone a temblar hasta la convulsión tónico-clónica con espumarajo comisural bucal incluido sin anticonvulsivante que la detenga.

¡Echen pues sus propias cábalas!

Y a vivir, que son dos días y muchos ya llevamos uno y cuarta.

2 COMENTARIOS

  1. Con todos mis respetos, la expresión latina que da título a su artículo es CUI PRODEST?, pues “cui” es la forma de dativo singular para los tres géneros (masculino, femenino y neutro), mientras que “qui” es la forma de nominativo singular o plural masculino del pronombre relativo (“el cual” o “los cuales”), de manera que aquí “qui” solo podría ser nominativo singular masculino y sería por tanto el sujeto del verbo “prodest”, lo que no tendría ningún sentido, y menos si la oración es interrogativa. “Qui” también puede ser adjetivo singular masculino del pronombre interrogativo (qui homo? “¿Qué ser humano?), pero entonces nos faltaría aquí el sustantivo, además de que de nuevo haría al sujeto de “prodest”. Sucede que la pronunciación clásica o restituida de “qui” y de “cui” es muy parecida, y de ahí creo que nace el error.
    El origen de la frase es un pasaje de la “Medea” de Séneca (vv. 500-501: cui prodest scelus / is fecit: «a quien le beneficia el crimen, ése cometió el delito»).
    «La fonte è un passo della Medea di Seneca (vv. 500 s.), dove si tratta di una battuta della protagonista nei confronti di Giasone, mentre la semplice domanda Cui prodest? si trova nel De beneficiis del medesimo autore (5,11). L’espressione è ora molto nota e usata, anche nelle forme Is fecit cui prodest, Is fecit e Cui prodest?, per dire che al fine di risolvere un giallo o di svelare un mistero bisogna in primo luogo chiedersi chi abbia tratto effettivo giovamento dall’accaduto e lì appuntare i sospetti. Per l’analogo Cui bono? cfr. n. 1413.» (Renzo Tosi. «Dizionario delle sentenze latine e greche”, 2017, Milano, BUR:Rizzoli, n.º1142) .

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  2. Sr. Cirilo García Román.
    Wow…¡qué lección de Latín!
    No imagina lo agradecido que le quedo. He releído el artículo y sí…lleva toda la razón. ¡Tomo buena nota!
    Mis saludos más cordiales.

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