QUE TRATA DE LA DEMOCRACIA

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La democracia no es una ideología, pero coexistiendo en ella hay doctrinas que la parasitan, limitándose a ocupar el espacio democratico, sin importarles la vulneración de derechos de los diferentes, enarbolando la intolerancia como argumentario y fragmentando el diálogo, evitando asi llegar  a acuerdos desde el respeto, la tolerancia y la solidaridad. Los demócratas utilizan el diálogo para razonar entre diferentes y llegar a conclusiones para posteriormente aplicar medidas que corrijan las desigualdades. En palabras de Mahatma Gandhi, “La intolerancia es, en sí misma, una forma de violencia y un obstáculo para el desarrollo de un espíritu verdaderamente democrático”

El sistema democratico no puede  girar alrededor del mástil de una bandera, ni el compromiso ser una cuestión de testosterona, porque entonces se transforma la política en una mera cuestión aritmética y surgen los líderes de águilas victoriosas y las ideologías autárquicas, propias de regímenes nacionalistas, esa implosión sociocultural, política y económicamente trasnochada que reduce los niveles de bienestar de los ciudadanos a mínimos.

Doctrinas camaleónicas, caballos de Troya que aprovechan tiempos confusos para infiltrarse en las clases más desfavorecidas, con el apoyo de determinados sectores financieros y mediáticos y la bendición de la actual católica, apostolica y romana conferencia episcopal española, que ha convertido el ojo de la aguja en un coladero no ya de camellos sino de ambiciones, purpuras y boatos.

La sensación de desamparo de una parte importante de los ciudadanos más vulnerables, proclives a ser evangelizados por este lobby de extrema derecha, se produce por el suicidio, cocido a fuego lento, de una socialdemocracia contaminada por  las políticas liberales que han provocado falta de debate interno, un cierto acomodamiento de sus bases, y la excesiva institucionalización de los cuadros orgánicos, y sobre todo por la dependencia de esos cuadros a los éxitos electorales, les aterra el ostracismo al que se verían sometido en su regreso a la vida civil.

La democracia, como sistema político que defiende la soberanía del pueblo, está siendo socavada y el derecho del pueblo a elegir a sus gobernantes está fagocitando la doctrina en la que se basa. Se eligen democráticamente candidatos que defienden políticas que atentan contra la esencia misma de la convivencia como base de bienestar y correctora de desigualdades.

La ralentización de las políticas sociales, ante el temor de los gobiernos progresistas de provocar reacciones adversas en los adversarios, lo que les permite que continúen sus políticas de desgaste, mientras los ciudadanos que esperan que estas decisiones les abra las puertas hacía un futuro esperanzador caen en la desesperanza, porque visualizan una  desideologización y un incumplimiento de las propuestas programáticas. A veces la politica pone entre paréntesis el estado de derecho dejando para “después” decisiones que afectar al interés general y esa estrategia, desde un punto de vista progresista, no es aconsejable, ni en la política ni en la vida.

No puede haber democracia sin Estado de Derecho La democracia ha establecido el principio del estado de derecho, al cual se someten gobernantes y ciudadanos por igual. En suma, la democracia es la institucionalización de la libertad

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