Volvió la luz y el calor, volví a verte, ausente, con el bolsillo repleto de cosas pendientes.
Vi tus ojos empapados de sol brillante, sin medias tintas, con pinta de no saber que nunca se nos fue la inocencia de una mirada cruzada entre tu pelo y mis uñas desgastadas.
Zapatillas sucias y vergüenza exiliada,
balas en la recámara de tu cámara debajo de las sábanas de plumón.
Pestañea y abanícame el aire que te llene los pulmones de tu corazón.
Ensancha tus costillas y hazlas explotar, pinta el techo de líquido raquídeo con tu sensación de no saber que casi sin querer abriste las costuras del cielo.