Nadie puede negar el derecho a manifestarse, venga de donde venga, de la izquierda o de la derecha, porque centro, lo que se dice centro… centro, es decir en el medio, lo que se puede denominar un partido ecléctico no existe en este país, aunque algunos como C´s se esfuercen por estar ahí, pero, cuando se les agita un poquito, como cuando a alguien se le pica con un alfiler, saltan, entran al trapo y sale su verdadera esencia, una esencia que poco difiere de quienes, como en un día, el de ayer, fueron los convocantes de la manifestación en la Plaza de Colón de Madrid, y cuyo numero de asistentes importa más bien poco cuando las cifras que cada uno maneja depende de la tendencia política del medio que la difunde, del partido, de los convocantes y de la propia Delegación del Gobierno que, como todos sabemos, su tendencia es llevar el agua a su molino que no es otro que el situado en la Calle Ferraz, no muy lejos de la citada Plaza.
Pero, ese derecho a la manifestación constituye, una vez más, el fanatismo de un pueblo, de unos ciudadanos que se consideran más patriotas que otros u otras que no hemos acudido a la convocatoria, y no lo hemos hecho, porque para que se nos entienda bien y claro, estamos hasta las narices, o tal vez deberíamos utilizar otra parte del cuerpo, como la expresión de algunos manifestantes de “Con dos cojones”, en la gráfica expresión con que una señora cogía uno de los miles de carteles verde Vox con la leyenda “Golpistas, a prisión”, de la mediocridad política de este país. Como ven los testículos cuando una mujer es de derechas puede utilizarse aunque se carezca de ellos, no como manifestación de fuerza o violencia, sino por simple anatomía. En cualquier caso da lo mismo la parte del cuerpo que utilicemos para expresar que nos ha parecido una magna tontería no sólo la manifestación sino el motivo por el cual se ha realizado. Dicho de otra manera para que se me entienda mejor, la pretensión de Pedro Sánchez de la mesa en Cataluña con un relator y la manifestación por la unidad de España, que luego abandonó con el intento que nadie le humillara.
Y, como ya veo la intención de algunos de tacharme de sus redes sociales por roja, pues bien, háganlo, porque roja soy, pero también española, con mis propias ideas de estado y constitucionalista y, por lo tanto a favor de la unidad de nuestro país, y porque desde una lógica funcional y democrática no van a ser ni los catalanes, ni los vascos exaltados los que terminen con esta unidad, porque para ello no solamente habría que derribar todo un orden constitucional establecido, sino también cargarse toda una estructura consolidada de instituciones democráticas que cuatro gatos independentistas, y me da lo mismo que sean un millón que cinco, pueden superar las expectativas del resto de españoles y españolas, más de cuarenta millones que lo único que queremos es vivir en paz, tener trabajo, un sueldo, unas pensiones y una vivienda digna, que los servicios básicos estén cubiertos y con una prestación gratuita, universal y de calidad…, pero sobre todo, tener unos representantes políticos de altura, y no me refiero a su estatura sino simplemente de saber estar a la altura de las circunstancias, merecedores del cargo que despeñan y, desde luego, ni los convocantes de la manifestación, ni el gobierno, ni el resto de partidos que pululan por ahí, lo están.
“… no van a ser ni los catalanes, ni los vascos exaltados los que terminen con esta unidad, porque para ello no solamente habría que derribar todo un orden constitucional establecido, sino también cargarse toda una estructura consolidada de instituciones democráticas que cuatro gatos independentistas, y me da lo mismo que sean un millón que cinco, pueden superar las expectativas del resto de españoles y españolas, más de cuarenta millones que lo único que queremos es vivir en paz…”
Pedro Sánchez porque es igual que una veleta, moviéndose entre dos aguas, entre el constitucionalismo y el independentismo, en este último por las ccesiones debidas por el apoyo recibido en la moción de censura que le llevo a la presidencia del gobierno y, en el otro lado, porque los varones de su partido y, me temo que también la mayoría de sus votantes, le obligan a acatar la constitución, pero el caso es marear la perdiz, y mientras tanto sigo en la Moncloa.
Los convocantes porque en su tendencia radicalizada hacia la derecha, los del PP con su vuelta al aznarismo al que es fiel Pablo Casado, los de C´s porque arrastraron en su momento a los populares decepcionados por D. Mariano Rajoy, y los de Vox, porque se mueven dentro de una filosofía muy aproximada al falangismo, con un discurso político revolucionario y una concepción totalitaria y fascistizante de la organización del Estado y de la sociedad, aunque dice acatar la constitución para poder moverse a sus anchas; lo único que pretenden es agitar las aguas y hacer ruido, unos para atraer los votantes perdidos y los otros para ganar en seguidores.
En fin, lo que me parece penoso y patético es que todavía tengamos la des-facha-tez de enarbolar la bandera española para intereses partidistas, y no para pedir a todos los partidos una políticas que devuelvan o se aproximen al estado de bienestar que teníamos antes de la crisis o atraco a los pobres desgraciados debido a una política política neoliberal a nivel mundial donde el capitalismo ha hecho caja a costa de los derechos de las más débiles dentro del sistema. Se fabrico dinero por el Banco Central Europeo para rescatar a los bancos, pero no se fabrican políticas para que todos veamos colmadas nuestras expectativas cuando vamos a votar y, todo porque quienes nos representan son unos políticos mediocres que se mueven entre pugnas partidistas para basar su política en el fracaso de los demás partidos.
Pero, si hay algo más patético, aún, es esos pobres ciudadanos a los que les ponen una zanahoria y la siguen en nombre de un patriotismo que hoy por hoy sólo necesitan exponer los que quieren imponer sus ideas totalitarias.