PERDÓNALOS PORQUE NO SABEN LO QUE HACEN

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Cuando llegaron al lugar llamado “La Calavera”, crucificaron allí a Jesús y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda. 34 Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y echaron suertes, repartiéndose entre sí sus vestidos. 35Y el pueblo estaba allí mirando; y aun los gobernantes se mofaban de El, diciendo: A otros salvó; que se salve a sí mismo si este es el Cristo de Dios, su Escogido.… (Lucas 23:34).

… por fin ha llegado la Semana Santa, tan ansiada por muchos  como un alto en la camino para el disfrute de unas pequeñas y merecidas mini vacaciones; para algunos con un sentido meramente lúdico o de descanso y para otros como una etapa de recogimiento y meditación. Opciones ambas respetables, cómo no, habida cuenta que cada uno dedica su tiempo a lo que quiere y a lo que le hace feliz, o no. En fin, allá cada uno con sus “caudunadas”.

Por fin ha llegado la Semana Santa y con ello, después de dos largos años de espera, los desfiles procesionales, y la emoción incontenible, más que nunca de sus cofrades, en algún caso con excesivo fanatismo.

En definitiva, tan respetables son quienes viven esta semana con profunda devoción como quienes ven en los desfiles procesionales un manifestación de tradición y cultura, porque ambos sirven para el recreo,  bien del alma o para disfrute o ocupación del tiempo libre, pero sobre todo para algo muy necesario como es paliar la tan maltrecha situación económica de uno de los sectores más afectados por la pandemia el turismo y dentro de éste la hostelería.

Pero como no todo es lo material, haciendo honor a este santo periodo vacacional, no acabo de entender a quienes procesionan investidos de un profundo sentimiento religioso y emoción con fecha caducidad, los siete días de la Semana Santa. Quizá porque desde la posición de este observador, el sentimiento religioso brilla por su ausencia y, porque cae fuera de mis entendederas cómo se puede llegar a danzar o bailar el sufrimiento, claro está, sino como una manifestación teatral, lo cual me lleva al punto de partida, al verdadero sentimiento religioso y con ello vivenciar de una forma auténtica el cristianismo. Pero, insisto, ¿quién soy yo para criticar?.

De manera que, sin ambages o circunloquios que puedan llevar a una errónea interpretación de mi mensaje, y sin pretender herir ese sentimiento religioso que se presupone a tan entregados costaleros y penitentes, como al devoto público asistente,  comprendiendo además lo difícil que puede resultar vivir de forma auténtica el mensaje de amor y entrega a los demás los trescientos sesenta y cinco días del año que se atribuye a quien llevan en andas con un balanceo a veces tan exagerado que parece que va desprenderse de la cruz el ensangrentado crucificado para dirigirse a los presentes con el mismo cabreo que al Papa Francisco frente a aquella mujer de rasgos orientales que le agarró la mano por sorpresa en la Plaza de San Pedro, para decir en voz alta:“Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”.

Como he dicho, no critico la teatralización de la pasión de Cristo, sólo la actitud de los actores y público asistente con un sentimiento religioso con fecha de caducidad, por una sencilla razón, la falta de coherencia. Cierto es que nunca me han gustado los santones de comunión diaria que luego no respetan a sus semejantes, como tampoco el dogmatismo de las religiones, por eso, precisamente, veo cargado de falta de respeto por parte de quienes participan de este paganismo de la Semana Santa, que se quedan en el color de las túnicas, en el olor de las velas y el incienso, y en hacer bailar a un sufrido nazareno, como insignia de su fervor religioso.

Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen. A no ser que todavía dure el carnaval, el folklore religioso para mantener a los creyentes en una exacerbada dependencia religiosa aunque sea unos días al año. Con la iglesia hemos topado y con los santones también.

Aunque quizá sí sepamos lo que hacemos, usar la divinidad como se ha hecho a lo largo de las distintas civilizaciones, para nuestro propio beneficio, por eso este observador se queda  con la semana santa como  manifestación cultural, artística y de ocio, y como un suculento atractivo turístico, principal fuente de ingresos de nuestro país y para la iglesia también.

 

 

2 COMENTARIOS

  1. La hosteleria ya se lo cobró por adelantado cuando el cambio monetario (de pesetas a euros) una cerveza pasó de cobrarse 125 pesetas a 166.386 (1 euro). Respecto a tu mirada parece ser convergente versus divergente. Esta última abarca mas espectro de la realidad y quizá puedas inferir o sustanciar el verdadero cristianismo (los que nunca salen en las fotos,los que gratuitamente van arreglando las uñas de los pies a personas que no tienen un duro, no pueden pagarse el podólogo, aquellos que una de sus manps desconoce lo que hace la otra, ayuda) pienso como tú respecto a esos a los que describes pero es fácil la sinecdoque. Esos son lo que de su religión están en el mejor de los casos en tercero de primaria. Los verdaderos, los que no ves (porque no vas a buscarlos) están en la sustancia del evangelio. están intentando solucionar gratuitamente los que los profesionales la patulea del ámbito político deshacen.

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  2. Comparto la visión del autor, esto de las procesiones viene a ser como el Becerro de Oro que los isarrealitas en busqueda de la Tierra Prometida.
    En cuanto al comentario de Veni Creator, el sinecdogue lo hace él, al intentar meter en un mismo saco quienes adoran al Becerro de Oro, es decir, lo que profesionan con una fe o sentimiento religioso con daducidad como dice el aurtor, con aquellos cristianos, incluso católicos que se dedican a hacer el bien, que es un tema que además no se toca en el artículo. No me gusta cuando se trata de quedar por encima con argumentos que no tienen nanda que ver con lo que se discuete, queriendo llevar el agua a su jardin.

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