-¿Qué situación tiene ahora el periodismo, a tu criterio?-
Creo que cierta mística que rodeaba a la profesión se está perdiendo. Yo digo en broma que podía haber sido periodista o misionero porque quería cambiar el mundo, luchar contra las injusticias y todo eso… pero me gusta demasiado el sexo, por tanto me hice periodista, pero es una especie de vocación un tanto mesiánica, romántica.
No hay posibilidad de mantener la libertad de la mística por la que me acerqué al periodismo si vives del mismo. El periodista tiene un poder increíble sin ningún tipo de control y la verdad es que podemos arruinar vidas, engañar por falta de profesionalidad… Por eso debemos ser muy escrupulosos, documentarnos de forma exhaustiva y no sólo cuando se hace periodismo de investigación. Cuando se dice que hay que hacer periodismo de investigación, me sonrío: todo el periodismo es investigación.
“Podía haber sido periodista o misionero porque quería cambiar el mundo, luchar contra las injusticias y todo eso…”
Alguien filtra algo, nos llega, ese es el origen de la noticia. Luego está el trabajo de campo, conocer los motivos, los entresijos; de dónde surgen los hechos, hacia dónde van. No hay que quedarse sólo con la historia humana, la lacrimógena, sino lo que hay detrás y alrededor…Y todo eso tiene que enganchar, para ser leído. Fíjate en los digitales, no puedes aburrir, debes contar en un minuto tu historia, desarrollar la noticia o la crónica en poco tiempo, porque se sabe que la atención del lector es breve.
-¿Se va a un periodismo de interpretación debido al costo de la noticia?-
Digamos que estamos en una era industrial en la que hay que producir noticias como chorizos. Fuera de eso creo que hay confusión entre la interpretación y la opinión y este último estilo muchas veces no está en manos de periodistas. En general, hay que hacerse experto sobre lo que tenemos que escribir. Vendemos el titular…hay que impactar para vender el artículo, pero luego hay que desarrollarlo con rigor. Un profesor que tuve, decía, desde la óptica empresarial, el periódico no puede contradecir los imaginarios del lector. Todos queremos que nos dé la razón lo que leemos. Si el artículo que tenemos delante, habla de alguien que admiramos y lo tira por el suelo, nos enfadamos. Por otro lado, la velocidad del momento nos impone cortapisas. En el caso de las columnas de opinión, creo que para poder opinar hay que tener un acervo importante, un bagaje cultural muy intenso, de no ser así podemos caer en la frivolidad, en una forma cínica de manejar la información.
-Hablemos de Nicaragua. Pertenezco a la generación que vivió la revolución nicaragüense como algo romántico, luego conocí hechos que dejaron maltrecha la idealización. Háblame de Nicaragua-
Dirigí un periódico en Nicaragua. Terminé siendo subdirector de Barricada, mi jefe era Tomás Borge, conocí a todos los comandantes. Viví unos años intensos en ese país, conocí mucho a los integrantes del sandinismo. Fue una revolución increíble, con raíces cristianas, totalmente seguida por el pueblo. Había verdadera veneración por los que entraron en Managua aquel 19 de Julio.
No sé cómo habría evolucionado la Revolución sin la Contra, el tener que virar los ojos hacia la guerra abierta que planteó la Contra –es decir, estados Unidos-, posiblemente desvirtuó el proceso revolucionario. En el principio, fue un éxito tal que los dejó exhaustos. No eran más que treintañeros, el mayor de los comandantes era Borje. El comandante Bayardo Arce me dijo en una ocasión: “Nos creímos dioses, pensábamos que eso nunca iba a acabar; el día del triunfo, las madres nos ofrecían a las hijas”. Posiblemente, se emborracharon de poder, luego llegó la Contra, hubo que volver a las armas, desviar ingresos, hombres, fuerzas…
La reforma agraria inicial fue maravillosa, pero no legalizaron nada. No pensaron que jamás podrían perder el poder, les parecía inconcebible. Cuando en el 89 perdieron las elecciones, los comandantes, la elite sandinista, se apropió de las tierras. Llegó la Piñata…, se repartieron propiedades inmensas, dejaron al pueblo tirado. Si escuchas a sandinistas de corazón, lo cuentan con enorme tristeza. Fue terrible, como se rapiñó la tierra, que quedó en manos de los nuevos amos, perdieron el poder pero se convirtieron en élite.
La vuelta al poder de los sandinistas ha sido un desastre. No considero a este gobierno para nada revolucionario ni sandinista. Ortega, es un enfermo, en la práctica gobierna su compañera, Rosario Chayo Murillo, que es una mujer peligrosa, con un poder inmenso, estrafalaria. Consulta un médium ruso…como Rasputín, cada mañana, para saber lo que la depara el día. Mientras, campan las corruptelas y los hombres más ricos del país son los algunos de los sandinistas que rodean a este Gobierno.
-¿Cómo se vivió en Nicaragua la denuncia de Zoila América por las reiteradas violaciones de su padrastro, Daniel Ortega?-
Se vivió con indiferencia. Para entenderlo, te doy una estadística aproximada: se supone que siete de cada diez mujeres han sufrido algún tipo de abuso en Nicaragua, el machismo es impresionante, en todos los estratos de la sociedad, por tanto, la denuncia fue tomada a risa, porque hay tolerancia social al abuso de una mujer, de una niña. Una amiga me decía un día: la revolución se preocupó de construir al “hombre nuevo”, pero se olvidó, como siempre, de las mujeres. Fue una historia muy sórdida… Su madre se posicionó en su contra. Se dijo, incluso, que Zoila América estaba enamorada de él, que fue su decepción ante el rechazo, al no quererse divorciar de Chayo, por lo que denunció… Quedó todo difuso en una nebulosa sórdida. Ella, ahora, también ha sido cooptada, tiene cierto poder, posee hoteles, es una mujer rota, compraron su silencio, Daniel es un hombre enfermo, como te decía antes. No gobierna el Frente, son solo Daniel y sus amigos. Me niego a considerar a ese gobierno como del Frente Sandinista, al menos no del FSLN que conocíamos…
La buena noticia es que abajo, gente del Frente ha entrado en el poder municipal y ahí sí hay experiencias interesantes en las pequeñas poblaciones, mantienen parte del ideario inicial de la revolución.
Sin embargo, el actual gobierno central nicaragüense es un gobierno torticero, aliado con la derecha para hacer negocios. Daniel Ortega pactó en su momento con Arnoldo Alemán, el peor representante del neoliberalismo corrupto, un arreglo para no ser juzgados ninguno de los dos por delitos de corrupción. Mientras, Chayo Murillo ha copiado el modelo venezolano: el gobierno paralelo. El asesor de Chayo es el cardenal Obando, principal enemigo del Frente Sandinista. Es la alianza de las elites. Se alían cuando toman el poder para repartirse el botín, da igual la ideología. Los ex revolucionarios ahora detentan el poder, pasan a ser elite y las elites se unen, se defienden entre ellos, hacen una simbiosis para defender sus pertenencias, da igual la procedencia, en el poder, son elite.