Si, otro y otro, y así hasta que alguien diga un día “Basta”.
Han pasado 36 años desde que se empezara a votar la investidura de Leopoldo Calvo Sotelo como segundo presidente del gobierno del Reino de España de la nueva era democrática, en sustitución del dimitido Adolfo Suárez, cuando fue interrumpida en el momento de pedir el voto al Diputado D. Manuel Nuñez Encabo por un grupo armado de Guardias Civiles bajo las ordenes del teniente coronel Antonio Tejero, secuestrando de esta manera a todos los parlamentarios, periodistas en representación de la mayoría de los medios de comunicación del país, incluida la radio y la televisión que retransmitían tan importante evento, funcionarios e invitados que se encontraban en el hemiciclo; perpetrando de esta manera el primero de una cadena de los muchos golpes de estado que se han ido sucediendo.
Desde aquel 23 de febrero de 1981, periodistas, historiadores… e incluso la mayoría de la opinión pública, siguen pensando que aquel día y aquel momento sirvió, a posteriori, tras el fracaso del golpe, para consolidar la democracia en nuestro país; entre otras cosas porque gracias a él se pudo poner a cada cuál en su sitio en una democracia tan joven que los herederos del franquismo no tenían aún muchas arrugas en la cara pero si mucha nostalgia por el pasado, terminando con ello un periodo que se ha dado en llamar transición.
Transición, otro concepto a tener en cuenta como el periodo del cambio de un régimen dictatorial a una monarquía parlamentaria, aunque el poder del pueblo no haya sido tanto como habíamos soñado, aparte del vapuleo al que es sometido muy a menudo por quienes ejercen el poder. Una transición, que vista desde esta perspectiva, todavía no ha terminado.
Treinta y seis años han pasado, casi tantos como el tiempo que duró el Franquismo, con la paradoja que en vez de ir hacia adelante, vamos hacia atrás como los cangrejos o los idiotas, siendo el motivo de tal retroceso la merma, por no decir, el secuestro cada día mayor que los políticos, las instituciones y demás corpúsculos del poder, hacen de nuestros derechos… entre ellos la libertad, bien más preciado dentro de una demeocracia… o poniendo en riesgo la integridad de quienes a duras penas sobreviven por obra y gracia de la acción social a través del voluntariado y de la caridad de otros ciudadanos que son capaces de empatizar con el que sufre, y no tanto por las ayudas del Estado.
Un nuevo régimen donde la democracia es tan turbia como lo son quienes hasta este momento han ejercido el poder. Un régimen muy distinto por el que muchos lucharon tenazmente, incluso derramando su sangre. antes y después de la muerte del dictador para devolver al pueblo, a los ciudadanos, a nosotros, a ti y a mi, la dignidad como personas y como parte integrante de un todo… llamémoslo Estado o nación… Un régimen donde a medida que ha ido avanzado el tiempo se ha ido produciendo una involución en nuestros derechos fundamentales y libertades públicas, donde cada vez hay más ciegos, más sordos y más cómplices con la corrupción, si tenemos en cuenta los resultados electorales.
Sería muy larga la lista de esos derechos y libertades que se han ido dejando, en el mejor de los casos, en su mínima expresión desde aquel “quietos todo el mundo” hasta nuestros días. Valga a modo ejemplo la reciente ley mordaza, la reforma laboral, o la venta de nuestra soberanía como país a una Unión Europea en la que no todos los socios ocupan butaca, tocándole a algunos, los más pobres estar en el gallinero.
” Un régimen donde a medida que ha ido avanzado el tiempo se ha ido produciendo una involución en nuestros derechos fundamentales y libertades públicas, donde cada vez hay más ciegos más sordos y más cómplices con la corrupción, si tenemos en cuenta quienes ganan las elecciones.”
Fracasó el golpe de estado, y el germen de la democracia instaurada en el 78 dio paso un nuevo sistema en el que por relajación de un pueblo sin motivación y sin dignidad ha permitido una oligarquía de una clase política cada día más privilegiado frente a un pueblo cada día más desprotegido.
Y todo esto, desde el poder, por quienes democráticamente son elegidos cada cuatro años, y que durante todo este tiempo se han estado alternando en el poder mediante la modificación de mutuo acuerdo de una ley electoral, orgánica por el derecho que regula, por quienes han representado a una derecha y a una izquierda, tan moderada, que con el tiempo su color rojo se ha ido tornando de un color azul muy sospechoso.
Sí… y todo esto desde el Estado, utilizando las instituciones por quienes nos han gobernado desde aquel 1978, en que fue aprobada una Constitución, maltratada y utilizada caprichosamente… y todo a golpe del rodillo de las mayorías parlamentarias absolutas o pactada a cambio de prebendas con los nacionalistas… Golpes contra nuestros derechos, contra nuestra persona… Golpes desde el Estado y por el Estado..