La aplastante victoria de Trump en las recientes elecciones estadounidenses demuestra dos hechos principales: por un lado, a la mayoría del electorado americano no le importa lo más mínimo el carácter moral y ético de sus líderes políticos y por otro, la propuesta liberal y progresiva de los Demócratas ha fracasado totalmente.
Desde fuera el panorama se presenta bastante mal para los países miembros de la OTAN, para Ucrania y Oriente Medio. Trump no es fan, tampoco lo es de cualquier organización internacional de apoyo y cooperación. Quiere volver al aislacionismo Americano de 1930: “Make American Great Again”, convertido en el slogan político de su campaña electoral (abreviado MAGA), ahora estrechamente vinculado al partido Republicano. Una combinación tóxica de nacionalismo cristiano, ultra conservadurismo y profunda desconfianza por todo lo no Americano, rayando en el racismo y el prejuicio.
Trump asegura que acabará con la guerra de Ucrania en un día, presumiblemente haciendo concesiones a Putin y cortando todo apoyo armamentístico a Ucrania. En cuanto a Oriente Medio, no es difícil asumir que con Trump en la Casablanca el conflicto se intensificará dada la posición totalmente partisana de Trump con Israel que no admite diálogo.
Más preocupante es la postura anti científica enarbolada por Trump y muchos de sus seguidores: se dice que Robert F Kennedy, de la famosa dinastía Demócrata ahora convertido al culto de MAGA, estará al cargo de la salud (Robert F Kennedy es antivacuna).
Luego está el tema del aborto: la situación legal siempre ha sido compleja y sujeta a leyes federales que varían de estado a estado, pero este es uno de los temas más importantes para muchos votantes cristianos de Trump que forman una sección importante de su electorado. Es posible que Trump tendrá que introducir restricciones.
Supuestamente, Trump también asegura que deportara a veinte millones de inmigrantes ilegales, algo que aparte de las cuestionables connotaciones morales parece imposible de poner en práctica.
Presa de este onanismo nnacionalistas,Estados Unidos, el bastión de la democracia y de la modernización, va de camino a convertirse en un país de tinte teocratico, cerrado en si mismo. Al final todos los imperios se desmoronan desde dentro.
Un buen artículo, tristemente certero.