NI LUZ, NI VERGÜENZA

1
45723
92

El apagón me pilló en Madrid. Caja Mágica. Coco Gauff acababa de ganar. Sonriente, sudada, hablando al micrófono. Y de pronto, zass. Silencio. Y luego, el murmullo que da más miedo que el silencio: “¿Y ahora qué?”

Lo vivimos mi marido y yo como quien presencia un truco de magia mal ejecutado: uno espera ver un conejo y aparece un ataúd. Al principio, pensábamos que era algo local, un fallo técnico, lo típico. Pero pronto empezaron los rumores, como en cualquier buena distopía de saldo. Ingleses hablando de ciberataques. Otros más oscuros, apuntando a Putin, diciendo que su plan ya había empezado —“que si Ucrania fue la demo, esto es la campaña”—. Algunos se reían por no llorar. Pero lo cierto es que no hacía falta inventar teorías: la verdad ya era lo suficientemente apocalíptica.

La M-30 colapsada. Semáforos de adorno, como los políticos. Porque esa fue otra: mientras todo se apagaba, nadie —NADIE— decía una sola palabra. Ni una señal, ni un mensaje, ni un “tranquilos, estamos en ello”. Solo más oscuridad. En los cables. Y en las cabezas.

Lo viví en carne propia. Pero no me extrañó. Vengo de Valencia. Hace nada vivimos la DANA. El agua nos lamía los tobillos mientras las instituciones hacían lo que mejor saben: convocar reuniones. Prometer comisiones. Apuntar nombres para que no dimita nadie. Que si esto es por el cambio climático, que si es un fenómeno imprevisible. Claro, como si en octubre no lloviera nunca en el Mediterráneo. Aquí llueve gota fría y nos cae una gota gorda de incompetencia.

Y ahora, un apagón. Nacional. Sin plan, sin respuesta, sin autoridad visible. En un país donde se juega a la geopolítica con el nivel de batería de un iPhone. Y mientras tanto, la ciudadanía improvisando. Farmacias con linternas. Hospitales con generadores. Y nosotros, preguntándonos si esto era el prólogo de algo peor. Spoiler: lo es.

Los semáforos cayeron. Y con ellos, la democracia funcional.

Porque si un apagón de unas horas consigue paralizar un país entero, no es culpa de la luz. Es culpa de un sistema que lleva años achicharrando fusibles: privatización sin control, abandono de infraestructuras, y gobiernos que solo saben tuitear cuando hay sol.

¿Qué hacemos ahora?

Tres cosas claras y sin anestesia:

1. Soberanía energética YA. No puede ser que dependamos de empresas que solo entienden de beneficios y dividendo. Que cada año baten récords… y cada dos, colapsan el sistema. Nacionalizar no es un insulto. Es sentido común.

2. Planes de contingencia REALES. No en PDFs ni en discursos. En la calle. Que cuando se apague el país, al menos alguien sepa dónde está el maldito interruptor.

3. Responsabilidades políticas. Pero de verdad. No con comunicados. Con dimisiones. Que alguien asuma la culpa por una vez. Aunque solo sea para variar. Aunque solo sea por higiene.

Pero sabemos que eso no pasará. Aquí nadie dimite. Aquí se gestiona el caos como se gestiona todo: con comparecencias tardías, excusas creativas y PowerPoints con palabras como “resiliencia” o “cruzar líneas rojas”. Spoiler dos: las líneas ya están calcinadas.
Lo que pasó en España no fue un fallo. Fue un síntoma. De que estamos gobernados por semáforos fundidos. Que ya no emiten ni rojo, ni verde. Ni siquiera parpadean.

Simplemente están ahí, ocupando el poste.

Y mientras tanto, nosotros…

Pagando la factura.

 

1 COMENTARIO

  1. Me gustaría hacer un sólo comentario. El gestor de la red española es Red Electrica Española (REE). Esta empresa semipública es la que indica a los productores de energía eléctrica Cuanta energía, en qué momento y con qué tecnología se debe suministrar la energía eléctrica. REE está dirigida por una Registradora de la propiedad (Exministra del gobierno de Zapatero) porque el estado tiene el 20% de acciones de REE y por ley ninguna empresa ni particular puede puede poseer más del 5%, y por tanto, pone a dirigir esa empresa a quien le viene en gana. este desastre se ha consumado precisamente por la incompetencia de los políticos y las políticas que desarrollan los primeros (me refiero a las leyes, no a las mujeres que se dedican a la política). si este desastre se ha organizado con una empresa semipública donde ponen a dedo a políticos en lugar de a técnicos miedo me da que nacionalicen las productoras y pongan por ejemplo a un psicólogo a dirigirlas porque su currículum dice que perteneció al partido X durante N años

    0
    0

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí