Hemos llegado a un punto sin retorno del que no vamos a salir tan fácilmente. Nuestra generación se enfrenta a la etapa más dura que hayamos vivido. Nos movemos entre la delgada línea que separa la cordura y la destrucción de todo lo conocido, de los valores que nos inculcaron y por los que le damos sentido a nuestra breve pasada por estos lares. Mal acostumbrados nos vemos: los conflictos nos llegan diluidos, buscamos el interés en nuestra persona, olvidamos al prójimo y así nos va.
Hemos llegado al punto de ver la guerra en la puerta de nuestra casa. Nos acostumbramos a verla a través de nuestros televisores curvos y con pantalla retina, sabiendo que aquello que sea, ocurre a miles de kilómetros, sintiéndonos a salvo y en paz, mientras los pobres desgraciados huyen día a día de una muerte que acecha tras la esquina. Esa huida puede acabar con suerte en un país europeo, llamémosla una tierra prometida donde es impensable que de camino a la escuela o al trabajo puedas perder la vida. En definitiva, paz. En cambio, encuentran muros, alambre de espino y una mano que les indica el camino en dirección contraria. Ese “dedo acusador” ha olvidado que su rostro refleja el nuestro no hace más de un siglo, cuando Europa caía presa de la guerra y la muerte. Los polos se invierten. Ahora nos toca a nosotros mover ficha.
En este momento, veo la cara de uno de los autores de la matanza y seguro que sus compatriotas sienten el mismo asco, la misma repulsa, la misma impotencia. Se suma a otro de tantos. Se suma a la ya más que extensa lista de rostros que forman parte del odio, del fanatismo y de falta total de humanidad. La violencia llama a la violencia. Ambos bandos tratan de imponer su ideología, ambos perpetran ataques, ambos pelean por lo que creen (o más bien por sus intereses, qué coño). Y para variar, lo pagan las pobres almas que menos lo merecen. Parece mentira que la mente humana no aprenda, no termina de quedar claro que las naciones, las ideologías y los “imperios” vienen y van. Pero lo que realmente importante es lo que queda tras ellos: las personas.
“Parece mentira que la mente humana no aprenda, no termina de quedar claro que las naciones, las ideologías y los “imperios” vienen y van. Pero lo que realmente importante es lo que queda tras ellos: las personas.”
Llegamos al punto de la indiferencia, del individualismo al que nos han llevado para nuestra desgracia. Lo que sí que tengo claro es que como en todo conflicto, sea armado, ideológico, social, político o un batiburrillo de todos, quiero aprovechar para mandar un mensaje a todos los que alteran la humanidad que nos queda: nosotros somos MUCHOS MÁS, y ya sea de una forma o de otra, nosotros lograremos quedarnos mientras vosotros os reunís con vuestras 72 vírgenes.
Excelente artículo, no tiene desperdicio nada de lo que dice, sobre todo me gusta el inciso final: nosotros somos MUCHOS MÁS, y ya sea de una forma o de otra, nosotros lograremos quedarnos mientras vosotros os reunís con vuestras 72 vírgenes. Creo que es la primera vez que leo algo de este autor en plazabierta, y me parece super interesante, sabe dar en el clavo, porque transmite lo que muchos pensamos y no sabemos expresar, no os lo dejéis escapar.
Yò tengo contenida la respiraciòn desde hayer. Estos energúmenos lo tenían Yò creo muy bién preparado. Eso de que lo hizo un menor, a ese le echan la culpa, por qué el menor no cumplirá prácticamente pena alguna, son asesinos !! El menor no aparece por ninguna parte!!! Quizá estoy conmocionada ir la pena y no me deja ver la realidad, pero creo que no estoy equivocada… SALUDOS
Utilizamos cookies para mejorar su experiencia en nuestro sitio web. Al navegar por este sitio web, usted acepta nuestra política de cookies. ACEPTO
Privacy & Cookies Policy
Privacy Overview
This website uses cookies to improve your experience while you navigate through the website. Out of these cookies, the cookies that are categorized as necessary are stored on your browser as they are essential for the working of basic functionalities of the website. We also use third-party cookies that help us analyze and understand how you use this website. These cookies will be stored in your browser only with your consent. You also have the option to opt-out of these cookies. But opting out of some of these cookies may have an effect on your browsing experience.
Necessary cookies are absolutely essential for the website to function properly. This category only includes cookies that ensures basic functionalities and security features of the website. These cookies do not store any personal information.
Any cookies that may not be particularly necessary for the website to function and is used specifically to collect user personal data via analytics, ads, other embedded contents are termed as non-necessary cookies. It is mandatory to procure user consent prior to running these cookies on your website.
Excelente artículo, no tiene desperdicio nada de lo que dice, sobre todo me gusta el inciso final: nosotros somos MUCHOS MÁS, y ya sea de una forma o de otra, nosotros lograremos quedarnos mientras vosotros os reunís con vuestras 72 vírgenes.
Creo que es la primera vez que leo algo de este autor en plazabierta, y me parece super interesante, sabe dar en el clavo, porque transmite lo que muchos pensamos y no sabemos expresar, no os lo dejéis escapar.
Yò tengo contenida la respiraciòn desde hayer.
Estos energúmenos lo tenían Yò creo muy bién preparado. Eso de que lo hizo un menor, a ese le echan la culpa, por qué el menor no cumplirá prácticamente pena alguna, son asesinos !!
El menor no aparece por ninguna parte!!! Quizá estoy conmocionada ir la pena y no me deja ver la realidad, pero creo que no estoy equivocada…
SALUDOS
Muy buen articulo.