Me decías querido Rafael, compañero de camino y en este medio, de acuerdo con tu racionalidad y equidistancia, mayor que la mía, quizá por tu maestría, que el cargar las tintas contra un determinado gobierno autonómico, como yo hice en el muro de mi face, contra el de la Junta de Castilla y León y su presidente, y consecuentemente contra un determinado partido político, supone un posicionamiento parcial habida cuenta que, media España arde consecuencia fundamental de la mala gestión política en la limpieza de los montes por los diferentes gobiernos autonómicos implicados, de diferente signo político, así como por la insuficiencia de medios debido a la falta de un adecuado y necesario destino de los fondos públicos a las tareas de extinción de incendios forestales, que en este año, como todos sabemos, ha duplicado la media histórica.
Como ya tuve la ocasión de aclarar en dicho posicionamiento, en mi condición de castellano leones, por aquello que la tierra tira, sin embargo, el principal motivo de mi punto de mira venía a cuento de las declaraciones del Consejero de Medio Ambiente, Juan Carlos Suárez-Quiñones el pasado mes de junio, a raíz del destructor fuego en la zamorana Sierra de la Culebra, de que “Mantener el operativo todo el año es absurdo y un despilfarro“como si no hubiese mayor despilfarro en campañas de marketing político de su propio Departamento, u otros dispendios dentro de los denominados gastos de representación y un largo etcétera, cuya única finalidad es buscar la rentabilidad política que les hace perpetuarse en sus cargos.
Cierto es, que el desatino político existe en todo el territorio nacional, al margen de colores y territorios. La estupidez política es una constante en la gestión de los mal llamados “nuestros representantes”, porque al margen de su elección en los diferentes comicios, no muestran más preocupación y respeto por su representados, de ahí que, quién suscribe no participa desde hace tiempo de esta farsa, no sólo, bajo la consideración que el voto es un derecho y no una obligación, ni siquiera una responsabilidad, sino también porque dicha representatividad se ve comprometida por la inexistencia de listas abierta, pero sobre todo por la incapacidad y falta de talla política de los candidatos. Pero insisto que a cada uno le tira lo suyo, sin que eso me haga insolidario con el resto de Comunidades Autónomas con el tema de los incendios forestales, y a cada uno nos cabrean diferentes comportamientos puntuales que, aunque puedan ser similares, en el caso de las citadas declaraciones parece una burla, sobre todo a quienes han perdido todo por el fuego debastador, pero también a todos los ciudadanos que vemos como nuestros montes se van perdiendo.
Como no faltará, quien me reproche mi queja por mi abstención respecto al sufragio activo, bajo el argumento que si no voto no tengo derecho a protestar, como una sacrosanta máxima muy repetida contra quienes actúan como yo, pretendiéndonos privar de un derecho fundamental, como es la libertad de expresión y de manifestar por cualquier medio nuestra opinión personal -que en ningún momento se vincula al ejercicio del derecho al voto-, lo que no deja de ser una falacia populista y sin lógica jurídica en cuanto al ejercicio de nuestros derechos, en la manera que creamos conveniente.
Pero volviendo al inicio, tienes razón Rafael, que me he posicionado parcialmente, y que en todo esto quienes pierden, como siempre somos los ciudadanos, aunque también somos responsables, en cierta medida, unas veces porque no respetamos el medio ambiente, otras porque sobreexplotamos o permitimos que se haga los recursos naturales, pero sobre todo, porque no exigimos a nuestros políticos la responsabilidad que les compete, bien porque son de los nuestros o porque el fuego lo vemos por televisión y creemos que no nos afecta, por lo tanto para que molestarnos.
Así que, para expiar mi culpa de ser parcial, y a riesgo de que alguien piense que insolidario, declaro cafres a todos los políticos responsables de la mala gestión del medio ambiente, de derechas, de izquierdas y también medio pensionistas, así como a todos aquellos que, votándolos, son incapaces de hacer autocrítica, a la vez que ensalzó la dedicación de las brigadas forestales que arriesgan sus vidas para salvar nuestros montes, tanto voluntarios como profesionales, sobre todo por hacerlo con carencia de medios, porque los politicastros no se enteran que el planeta agoniza y que los elegimos, entre otras cosas para cuidar de él. Tal vez, si las consecuencias de la declaración de zonas catastróficas la sufragrarán los gobiernos autonómicos, por su ineficacia política, amén de otro tipos de responsabilidades que deberían exigirse ante los tribunales de justicia, en vez de dejar que se difumine en comisiones de investigación parlamentarias que no sirven para nada, mostarían más interés en el ejercicio de sus competencias, sobre todo, contra la destrucción de nuestro bien más preciado, por ser el que nos cobija a todos, nuestro planeta.