MI UTOPÍA,  “LA CONCIENCIA Y LA MAQUINA”  Y  LOS  “ METAVERSOS”

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Hace muchos años, allá por 1999, leí un libro titulado “la Conciencia y la Maquina” de Roman Ikonicoff. En ese libro se abordaba el tema de la creación, por parte de la física, la ingeniería informática y la biología,  de una máquina no sólo inteligente como las que conocemos hoy en día, sino que también tuviera consciencia de ser;  es decir imaginación e intuición. Desde entonces no he dejado de pensar en ese tema, porque no sólo me causa muchísima curiosidad sino que también me produce temor. La curiosidad es la de saber si el ser humano será capaz de crear vida inteligente y post-biológica a su imagen y semejanza. El temor es el que me suscita una máquina que pueda decir: “Dudo o pienso; luego existo”.

El que una máquina llegue a ser consciente de su pensamiento y, por tanto, de su existencia a lo cartesiano, me preocupa; pero el que una máquina llegase a sentir su pensamiento y pensar su sentimiento a lo Agustiniano o a decir: “Siento luego soy”  a lo Unamuniano, me perturba todavía más.

La ciencia tiene por delante una grave coyuntura entre la moral, la ética y la razón. Me pregunto qué diría Nietzsche, padre de la crítica más severa que jamás se haya escrito sobre la moral,  si se pudiera trasladar en la máquina del tiempo y aterrizar en nuestra época de realidad virtual y metaversos,  sobre este tema. Quizás se quedaría espantado y pensase que realmente su locura no era siquiera de este mundo; y lo peor de todo es que tendría razón. Su locura no sólo no sería de este mundo sino que lo sería de un mundo imaginario en el que el ser humano se proyecta sobre una realidad tan abstracta e irreal como para dejar de tomar contacto para siempre con “la tierra debajo de sus pies”.

No seré yo quien esté en contra del progreso, quien se oponga a los avances tecnológicos, a expresarlo todo en la teoría (otra cosa es la práctica), a explorar otras “realidades” a tratar de encontrar la VERDAD desde la convergencia de todos los prismas posibles. Pero sí seré yo quien se oponga con todas las fuerzas de que dispongo a que esa búsqueda pueda depararnos no sólo la locura sino también la esclavitud.

El mundo de los videojuegos  avanzados, de las gafas mediante las que se te muestra esa “realidad” virtual en la que pareces participar activamente, me parece apasionante, sugestivo y hasta podría llegar a ser terapéutico; pero a la vez esos metaversos  donde puedes convertirte en un avatar o en cualquier otra cosa que te gustaría ser desde lo irreal, si no se está psicológicamente bien preparado, si no se tiene una consciencia despierta, puede llevarte también   (como creo que pretenden quienes están detrás de ese negocio, para que lo sea aún más lucrativo) a la estabulación  en  cualquier cubículo donde te atas irremediablemente a esa nueva droga que te impide luchar por tu libertad y tu realización en el mundo verdadero. El gran peligro de adentrarse en el metaverso es convertirse en  esclavos consumidores o  drogadictos tecnológicos.

Siempre he sentido animadversión por la tecnología que obstaculiza la libertad. Sin embargo estoy desde muy  joven a favor de todos los avances tecnológicos que supongan todo lo contrario. Por ejemplo internet como enciclopedia y biblioteca universales, como ventana de contenidos didácticos, filosóficos, de conocimiento en general,  me parece la herramienta más liberadora que hubiera podido imaginarse la humanidad. Las redes sociales, si se utilizaran como intercambio de culturas y respeto mutuo entre seres humanos de distintas nacionalidades o pueblos, si se utilizasen para ayudarnos unos a otros a crecer…también me lo parecerían (pero hoy en día son todo lo contrario, por eso las rechazo y no tengo ninguna).  Tanta es mi animadversión que he llegado a no querer saber nada sobre el funcionamiento de la mayor parte de las tecnologías y sólo cuando me veo obligada las aprendo a utilizar (para mi sorpresa están hechas para “tontos”…). La verdad es que nunca me interesó el uso de ninguna herramienta, sólo me ha gustado pensar siempre sobre lo que representa esa herramienta, sobre el concepto en el que puedo encasillarla…no soy de herramientas  lo confieso, en ese sentido me siento un ente abstracto bastante fuera del mundo real, entre pensar y hacer, siempre, aunque no me considere un genio, he preferido pensar. Lo de hacer (salvo leer, escribir, cocinar, ordenar, limpiar y cuidar plantas o bebés; actividades que me encantan),  aun  habiendo tenido y seguir teniendo que trabajar mucho en la vida en aburridísimos trámites burocráticos, sólo lo ejecuto cuando no me queda más remedio.

En resumen,  y para no alargar demasiado esta especie de disertación sobre un tema de bastante actualidad, decir que me gusta imaginar un mundo transformado; donde los seres humanos  se liberan del trabajo para siempre y se dedican a hacer aquello que les apasiona o les llena con respeto hacia todo y todos los demás. Sueño con que se proteja  en esta tierra al resto de las especies tanto animales como vegetales. También sueño con que a través de la tecnología biológica combinada con otras tecnologías, lleguemos a alimentarnos sólo de la luz y  no necesitemos nunca más matar para “comer”. Mi utopía es vivir una vida casi etérea  donde  lo físico  estuviera a nuestro  servicio y no al contrario. En este sentido,  el metaverso nos valdría, por ejemplo,  para disfrutar de  todos los placeres de la comida, siendo conscientes de que sería  una “realidad” inducida por estímulos artificiales.

Mi topía también incluye una vida donde conquistar muchos otros mundos y expandir nuestras semillas sobre ellos, haciéndolo sin perder nuestra impronta, nuestra RAZÓN divina;  siendo conscientes de que nuestra imaginación y nuestros sentimientos deben seguir siendo humanos y de que si las máquinas algún día llegaran a tener esos sentimientos y esa imaginación; quizás  serían ellas nuestras esclavas o bien nosotros pasaríamos a ser sus esclavos. Habría entonces que dar una solución a esto basada en la justicia y la libertad.

Debemos plantearnos moral y éticamente todo lo anterior, estamos obligados a imaginar qué sería del mundo si las máquinas gobernasen, qué sería del mundo si nosotros mismos nos convirtiésemos en una especie de zombis virtuales, que no distinguiesen, cual drogadictos terminales, entre aquello que nos conviene y aquello que nos destruye.

Mi sueño es una humanidad que vive en libertad, en justicia y en fraternidad. Sé que es una utopía, pero también sé que las únicas utopías que se convierten en distopías son aquellas que comienzan siendo “ISMOS”. Cuando se parte de las ideas eternas sólo hay que seguir caminando y el tiempo nos demuestra que los futuros acaban siendo para la humanidad mejores que los pasados.  Sí,  hay muchas cosas en las que la involución ha ganado terreno a la evolución, lo sé, pero son más las cosas y los hechos que han propiciado lo contrario. Ejemplos de lo que digo son:

INVOLUCIÓN:

  • La naturaleza ha salido perdiendo; cada vez más contaminada.
  • Los seres humanos somos más individualistas al tiempo, contradictoriamente, más borregos y esclavos. Los héroes y heroínas son casi todos virtuales. La mitología y la historia antigua se han sustituido por la literatura que guioniza al metaverso.
  • Nuestra alimentación es cada vez más dañina para la salud.
  • Las enfermedades mentales van en un peligroso aumento.
  • Las nuevas ideologías sustentadas por las incipientes leyes, muchas ya en vigor, en numerosísimos países de occidente revisten o disfrazan  de libertad individual al adoctrinamiento.
  • El poder global es cada vez ostentado y sustentado por menos entes opresores  o dictadores de políticas y conductas alienantes para la especie humana, creo que dos o tres son los amos del mundo.
  • El “humano del presente” probablemente sea el  “protohumano  que descubran los antropólogos del futuro”.

Pero como soy optimista por naturaleza ésta sería la EVOLUCIÓN:

  • Nos convertiremos en una especie mucho más inteligente, fraternal y sana, que aumentará en muchísimos años su longevidad.
  • Habitaremos muchos otros mundos en paz y concordia con quienes los habiten, llegando a ser nosotros los “Anunnakis” de esos mundos.
  • No necesitaremos matar a otras especies animales o vegetales para alimentarnos, viviremos de la luz.
  • Podremos teletransportarnos o bien viajar hasta los rincones más recoditos de los universos  en nuestras sofisticadas máquinas del tiempo.
  • Estaríamos obligados por la fuerza de nuestra conciencia a ser conscientes de nuestras acciones y sus consecuencias.
  • La libertad, la justicia y la fraternidad serían reales, porque el afán de gobernar sobre los demás u ostentar cualquier clase de poder serían algo erradicado en nuestra naturaleza por la fuerza de la evolución.

Para terminar: que la única “fuerza que nos acompañe” sea la fuerza real y no aquella fuerza virtual que nos otorguen unas gafas. Que así sea.

 

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