Me levanté a la vida temprano.
Para buscar en los mapas,
En los diccionarios
En los vademécum
Busqué en los libros “sagrados”
En los símbolos de las catedrales
De los puentes
De las piedras.
En los brailles de las corteza de los árboles
En los grabados de las hojas
Busqué debajo de la alfombra del bosque
En los vientos del desierto.
Y nadie me supo decir de ti.
Olfateé como un perro de presa
Por las sabanas, por el Sahel
Por la avenida de los francotiradores en Sarajevo
“Snajperska aleja”
fue el nombre que se le dio
al Bulevar Mese Selimovica,
la terrible avenida cerca del Río Miljacka,
rio lleno de muertos y de color negro sangre
Hasta indagué en los infiernos
Somalia, Yemen, Congo, Uganda, Côte d’Ivoire
La iberia en El Salvador y en mil sitios más.
Y nadie me supo decir de ti.
Hice una peregrinación por todas las morgues
de los barrios pobres
pasee por todos los cementerios laicos y religiosos
vi todas las hambrunas diseñadas desde
un alto edificio de ciudades con edificios altos
olí todas las miserias de la favelas
y de las casitas con techo de cartón
arrabales de chabolas
donde la Parca pasea infatigable
Vi miles de muertes por diarreas de agua contaminada
Escuché los gritos de niñas que las hacían la ablación
Escuché los gemidos de los moribundos
los olvidados, los invisibles, los silenciados.
Y nadie me supo decir de ti.
Hace poco te vi en el fondo del océano
paseando con nuestra pequeña Gimena
yo gritaba tu nombre, vuestros nombres
pero el agua me dejaba mudo
vi como marchabas junto a otros cientos
por los fondos marinos
donde quedareis para siempre
y yo prestaré mi voz y mi manos
a los nadie, a los olvidados, a los invisibles, a los silenciados
me arrancaré mis alas que hice de textos leídos
y se las regalaré a los parias de la tierra
a esa famélica legión que ya nadie canta
y pondré por bandera una camisetita
de niño, vieja, rota y llena de sangre inocente.
Izaré la bandera y me cuadraré ante ella
y me iré a una cabaña a esperar lo que
me de la vida y la muerte.