Me asombra que os asombre. Me asombra que alguien pueda asombrarse de las cosas que están pasando, porque no pasa nada especial. Lo cual no quiere decir que sea bueno o malo, que sea conveniente o inconveniente, que esté de acuerdo o no.
No hay día que pase que no lea a mucha gente epatada en las redes por la intervención de tal o cual político. No hay día que pase que en este hilo, o en aquel, que los forofos y los voceras de los diferentes partreidos no den una peregrina explicación de por qué los “líderes”, si les llaman líderes, de los diferentes partidos sostienen, una veces por acción, otras por omisión, posturas que en cualquier país medianamente serio, aquel gobernado por políticos serios, no el habitado por ciudadanos pasmados, serían absolutamente inaceptables.
Pero ¿quién les va a pedir responsabilidades? ¿Los ciudadanos que los votan? ¿Los forofos que les aplauden digan lo que digan? ¿Una oposición que es exactamente lo mismo? ¿La mayoría silenciosa y desarmada éticamente? ¿Culturalmente? ¿Políticamente?
Me asombra que os asombre, cuando todo lo que sucede corresponde a un guión previsible, sobradamente conocido.
¿Os asombra que nos gobierne un gobierno profunda e irreconciliablemente dividido? ¿Os asombra que esté soportado por las fuerzas separatistas que quieren romper el estado que parecen apoyar? ¿Os asombran los mensajes contradictorios entre el Presidente del Gobierno y Pedro Sánchez? ¿Entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias? ¿Entre Pedro Sánchez y el Vicepresidente Segundo del Gobierno? ¿Entre el Vicepresidente Segundo del Gobierno y el Presidente del Gobierno? Pues a mí me asombra que os asombre. Sí, ya sé que parecen dos, pero opinan como siete y tienen una infinitud de opiniones según el momento, y el papel que adopten.
Me asombra que os asombre la actuación populista y anti-sistema de Pablo Iglesias, del Vicepresidente Segundo del Gobierno ¿Os asombra que presione a su Gobierno con continuas intervenciones en prensa que tensan la cuerda del colectivo de Ministros? ¿Os asombra que compare a los políticos catalanes con los represaliados franquistas? ¿Que quiera desprestigiar al país que co-gobierna? ¿Que actúe como un activista contra las leyes que ha jurado defender? ¿Que sea el azote de instituciones a las que proteger está entre sus obligaciones? A mí no me asombra. Es más, no solo no me asombra si no que me parece que está haciendo con exactitud su papel, su papel activista y anti-sistema, papel al que nunca ha renunciado. Con exactitud y con brillantez. Porque sin duda es un hombre inteligente, y listo, y sabe muy bien cuánto tiempo tiene y cuál es el recorrido que le espera.
Me parece asombroso que os asombre, de verdad me asombra, la actuación, o la falta de actuación, o la actitud zen, del Presidente del Gobierno, de Pedro Sánchez mejor no hablamos, ya dijo él todo lo que tenía que decir y que ha desdicho con amplitud el Presidente, porque, como ya aclaró Carmen Calvo, doctora en sanchismo, el Presidente del Gobierno y Pedro Sánchez tienen diferentes opiniones sobre la mayoría de los asuntos, como el Doctor Jekyll y Mister Hyde, más como Indibil y Mandonio que como Ortega y Gasset, por eso la mayoría de la gente le exige, con absoluta convicción, al Presidente del Gobierno que sea consecuente con Pedro Sánchez, sin tener en cuenta que este último acabó su función pública como candidato al ganar las elecciones. Además, ¿Por qué va a cambiar el Presidente su forma de actuar cuando está consiguiendo que entre sus ministros, sus socios de legislatura, sus apoyos conyunturales y una oposición inoperante, le estén despejando el camino de esta legislatura, e incluso el camino para una próxima? ¿Por qué va a inquietarse cuando ante su absoluta inoperancia nadie le pide cuentas? ¿Por qué si, a pesar de estar arruinando el país, su partido se mantiene por delante en las expectativas de votación? Yo haría lo mismo, tal vez por eso me asombra que os asombre.
Por eso, porque me asombra que os asombre todo lo que está pasando: la inutilidad de la gestión, las declaraciones populistas, el ataque a las instituciones desde las instituciones, el descrédito internacional promovido desde el mismo Gobierno, el espectáculo legislativo respecto a los demás países de la Unión, la inexistente exigencia de responsabilidades. Y me asombra que os asombre porque no me asombraría nada que, llegadas unas nuevas elecciones, vuelvan a ganar los que os asombran.
En una cosa sí os voy a asombrar. Os asombrará que esté de acuerdo con Pablo Iglesias en que la de este país, y la de la mayoría de los países, no es una auténtica democracia. Ningún sistema en el que la voluntad popular se retuerce electoralmente hasta que resulta irreconocible, en el que se producen unas mayorías ficticias que se permiten secuestrar la verdadera voluntad popular, en el que se permiten crear unas estructuras de poder que gobiernan de espaldas a los que los han votado, en el que se crean unas estructuras rígidas que impiden la libre elección de los representantes, puede arrogarse el nombre de democracia. Pero lo consentís, cada día con vuestros apoyos sectarios, con vuestras intervenciones dogmáticas, con vuestro silencio cómplice, con vuestros votos.
Por eso me asombraría que os asombre que me asombre de lo que os asombra. Entre asombros anda el juego.