MAUTHAUSEN

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Capítulo 1º

¿Cómo fue posible que ocurriera algo tan espeluznante e inhumano, en pleno corazón de Europa, en nuestra reciente Historia?

Me hice esta pregunta a mí misma, el cuatro de junio de 2001, al dejar atrás el antiguo edificio de la Comandancia y atravesar por primera vez el Portón de acceso del campo de concentración de Mauthausen (Austria), llamado ‘campo de reclusión preventiva’ por los nazis. Al pisar el asfalto del patio de revista, flanqueado a ambos lados por barracones de madera y piedra, aquel suelo que ocultaba a la vista la tierra empapada de sangre derramada, vertida por los miles de seres inocentes masacrados, me recorrió un escalofrío.

Ante nosotros se extendían ¡los barracones, numerados! Para los nazis los prisioneros eran números. Borrados sus nombres y aislados del exterior. Despojados de cualquier atisbo de dignidad humana, por tanto, se les podía vejar, torturar y asesinar impunemente. En el barracón número cinco habían alojado, desde 1941 a 1944, a 2.800 judíos, y prácticamente en su totalidad fueron exterminados. Al número once destinaron los niños, los adolescentes y a los españoles. Y así, sucesivamente, uno detrás de otro.

A medida que caminábamos por las calles de la impresionante fortaleza, mi familia y yo, tomábamos más consciencia de lo que allí ocurrió, algo más de sesenta años atrás. ¡Parecía tan lejos y estaba tan cerca en el tiempo! El despejado cielo que nos había sorprendido gratamente al amanecer, prometiendo una jornada agradable, se fue tornando gris en aquel lugar y tímidamente una nube comenzó a descargar una suave y fina lluvia. ¿Y el silencio?… desprovisto de sonidos naturales, el silencio resultaba abrumador.

Al bloque número veinte le llamaron ‘el de la Muerte’. Allí estuvieron ingresados unos 4.400 oficiales en categoría K, en su mayor parte soviéticos. Incomunicados y estrechamente vigilados. La K era abreviatura de “Kugel”, bala, significaba ‘el tiro en la nuca’. Aunque a la mayoría les dejaban morir de hambre.  En febrero de 1945 unos 500 de estos reclusos lograron evadirse, pero fueron capturados de nuevo y asesinados. A partir de marzo del mismo año, dicho barracón fue utilizado para reclusos del equipo Bernhard de falsificadores, procedentes del campo de Sachsenhausen.

Los barracones de la cocina, de la lavandería, ocupado hoy por una capilla. El muro de las lamentaciones, donde aún cuelgan argollas de hierro con las que ataban a los reclusos recién llegados, manteniéndolos de cara a la pared durante horas. La enfermería, transformada en el actual Museo, un espacio dedicado al recuerdo de las víctimas; paneles con información, vitrinas con distintivos como camisas de rayas, números, fichas de reclusos, estrellas de David; fotografías de cientos de cadáveres esqueléticos amontonados arbitrariamente unos sobre otros, de reclusos desnudos, desnutridos, famélicos; imágenes aterradoras, inhumanas, desfilando ante nuestros atónitos ojos, mostrando la pavorosa realidad del Holocausto nazi.

En las listas descubrimos a un joven héroe que arriesgó su vida para poder mostrar, un día, la verdad al mundo. Figuraba entre los 2.184 prisioneros españoles con el número 5.185. Se trataba de Francesc Boix Campo, “el fotógrafo de Mauthausen”, quien aportó a las autoridades competentes las fotografías y los clichés que previamente había escondido, cuando el campo fue liberado en 1945. Las fotografías hechas por los mismos nazis constituyeron una prueba irrefutable e incriminaron a los líderes que visitaron el campo, como Heinrich Himmler y Ernst Kaltenbrunner.

La Prisión del campo, era en realidad un “bunker” de 33 celdas de reducidísimo espacio, cuyas paredes fueron testigos mudos de despiadados interrogatorios a los que las SS sometieron a las 4.600 personas que tuvieron internadas, entre 1939 y 1945. Entre los miles de prisioneros en Mauthausen-Gusen figuraban estudiantes, intelectuales, escritores, sacerdotes y artistas, de distintas nacionalidades.

Iniciamos el descenso al sótano de la enfermería donde se encontraban las “duchas”, es decir, la cámara de gas camuflada. Al rozar con la mano la pared sentí un fuerte sobresalto e inesperadamente empecé a percibir un extraño y opresivo olor, a sentirme mal. Mi hija se apresuró a enviarme al exterior. En el sótano también está ubicado el Crematorio, junto a la salida del Museo, en el rincón del tiro en la nuca. Martin Roth, el oficial de las SS que dirigía el equipo, declaró que allí fueron asesinadas las primeras víctimas con gas ciclón B, en la primavera de 1942. La explanada delante del Portón estuvo ocupada por barracones con equipos de vigilancia, por un hospital de campaña, unos almacenes y un casino para esparcimiento de jefes y oficiales de las SS.

Había un Campo de enfermos, solo en el último año de su existencia alojó hasta 8.000 reclusos enfermos. Cinco de aquellos enfermos tenían que compartir una misma cama. En ese espacio, el Gobierno de Austria hizo levantar otro monumento en recuerdo a los soviéticos allí asesinados. La Muralla rodeando el campo, compuesta por una alambrada de espino electrificada con una tensión de 380 voltios, con torres erigidas a tramos donde soldados armados con metralletas vigilaban, ayudados por grandes reflectores que al girar iluminaban todo el terreno.

Turbada, profundamente conmovida, contemplé el límite del vallado; pensé en mi familia…, podríamos haber sido una de tantas de aquellas familias cruelmente separadas, destruidas, pensé en los millones de seres masacrados. ¡Una alambrada! ¡Tan solo aquella alambrada electrificada, creada por la infame voluntad de un dictador narcisista, les mantuvo apartados del mundo! Sin más opciones que intentar sobrevivir o morir.

Más allá, en el exterior, el “talud del paracaidismo” ubicado junto a la carretera de acceso y la Escalera de la Muerte. Un entretenimiento divertido para los soldados. Grupos enteros de holandeses judíos fueron forzados a despeñarse unos a otros por las paredes cortadas a pico de la cantera Wiener Graben. En realidad, fue la cantera la razón del emplazamiento del campo de concentración de Mauthausen, constituyó la sede central de una extensa lista de campos auxiliares. Comenzó a construirse en agosto de 1938 por prisioneros procedentes del campo de Dachau (mano esclava). Y desde 1943 también disponía de naves para la fabricación de armamento.

Personal de Vigilancia. Los encargados de vigilar los campos de concentración eran miembros de las SS (iniciales de Schutzstaffel), la escuadra de protección. También asumían otras tareas, como la de proteger a dirigentes del partido o tomar parte en cometidos de la Gestapo, la policía política secreta. Durante la guerra intervinieron en el exterminio de judíos y eslavos.

El Monumento al general soviético Karbíchev, es un homenaje a los 200 soviéticos que junto al general fueron rociados con agua helada en la noche del 15 al 16 de febrero de 1945 y expuestos a la intemperie hasta morir. En la carretera de acceso se elevan los Monumentos erigidos por las naciones, en homenaje a las víctimas de las distintas nacionalidades.

 

Poco después de liberar el campo el 5-V-1945, el coronel americano Seibel escribía en su informe: – “Mauthausen existía de verasla inhumanidad del hombre contra el hombre era real…”-

Comprendí el dantesco sufrimiento al observarlo con mis propios ojos. Miles de seres con nombres y apellidos, arrancados de sus hogares, recluidos, hacinados, esclavizados, humillados, torturados y asesinados.  Resultó ser una experiencia indescriptible e imborrable. Me asaltaron multitud de preguntas y un vehemente deseo se despertó en mí, entender esa parte menos visible de la Historia.

Próximamente, segundo capítulo

El período de “entre guerras”

No se entendería el nazismo sin la primera Guerra Mundial, aunque entonces los nazis eran solo unos cuantos revolucionarios violentos. Sin embargo, los ultraderechistas irían creciendo contra todo pronóstico. Pero ¿Cómo pasó Hitler de ser un soldado en la 1ª G.M., a liderar el partido nazi? ¿Cuáles fueron las causas que lo impulsaron a la cumbre del poder? ¿Nadie supo ver el peligro que entrañaba hasta que fue demasiado tarde?¿Qué o quién propició el liderazgo de la deshumanización, de alguien capaz de sembrar el terror, primero en Alemania y después en Europa, de aniquilar a millones de seres humanos y provocar una segunda Guerra Mundial?

 

 

 

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