LA REGLA DE LOS SIGNOS Y EL CÁLCULO AFECTIVO DE LA AMISTAD
¿Puede funcionar, aunque sea de forma metafórica, “la regla aritmética de los signos”, en el ámbito de la Amistad?
► «La amistad es una igualdad armoniosa».
— PITÁGORAS (582−497 a.C). Filósofo y matemático griego.
► «No dejes crecer la hierba en el camino de la amistad».
— PLATÓN (427 AC-347 a.C.) Filósofo griego.
► «La amistad es un alma que habita en dos cuerpos; un corazón que habita en dos almas».
— ARISTÓTELES (384−322 a.C.). Filósofo griego.
► «La amistad comienza donde termina el interés».
— CICERÓN (106 AC-43 a.C.) Escritor, orador y político romano.
► «La amistad duplica las alegrías y divide las angustias por la mitad».
— FRANCIS BACON (1561−1626). Filósofo y estadista británico.
¿Cuántas veces hemos oído la frase?:
► «Los amigos de mis amigos son mis amigos».
Se atribuye a la aristócrata y escritora francesa Madame de Sévigné (1626-1696).
La intelectual francesa añadía con muy buen criterio: «…, son mis amigos por reflejo ».
Los matemáticos diríamos que en esta manifestación estamos aplicando una especie de “Propiedad transitiva” o la primera de las “Reglas aritméticas de los signos” [(+) x (+) = (+)].
Pero planteemos de forma seria la cuestión:
- ► « ¿Puede funcionar, aunque sea de forma metafórica, la “regla aritmética de los signos”, en el ámbito de la Amistad?».
La Amistad como el Amor, por definición, tiene un carácter individualizado, ya que es producto y consecuencia del conocimiento: no se puede amar lo que no se conoce (Ovidio, Cicerón, Ortega y Gasset, Alberoni, Fromm,…).
Los amigos de mis amigos [(+) x (+)], pueden llegar a ser mis amigos, solo porque hay cierta probabilidad de que los pueda llegar a conocer.
Argumentos parecidos se pueden esgrimir respecto de las otras tres fórmulas del cuadro de la imagen.
En conclusión, parece que, en general no se pueden aplicar las Matemáticas en el ámbito de los sentimientos. A nadie en su sano juicio se le podría ocurrir tal pretensión.
Hoy el “sueño de Descartes” de matematización del universo ha llegado a su punto culminante. Pero, por fortuna, hay aspectos y elementos no matematizables, que naturalmente están fuera del mundo físico. Los elementos vitales específicamente humanos como las emociones y las pasiones, las creencias y las actitudes, los sueños y las intenciones, las alegrías y los pesares,…, escapan al proceso inexorable de matematización del mundo físico. Los celos, las envidias, la ira, la piedad, la empatía y la compasión, el mundo interior del ser humano nunca podrá ser matematizado.
Aunque algunos psicólogos y sociólogos armados de potentes cuestionarios y distribuciones estadísticas pretendan cuantificar la mente y el corazón humanos, hoy por hoy, las personas juiciosas, celosas de su individualidad suelen rechazar todo eso, como palabrería y verbosidad pseudocientífica, absurda y pretenciosa.
Muy bueno es que así sea.