Así es el nuevo gobierno de Mariano Rajoy, más de lo mismo, un continuismo que trasluce lo que pretende ser el gobierno, dure lo que dure, aunque pensamos que esta duración no será mucha habida cuenta que ponerse de acuerdo en este país y trabajar en equipo no suele ser una práctica habitual.
La continuidad De Guindos, Montoro, Fátima Báñez y Soraya Sáenz de Santa María, y el estreno de María Dolores de Cospedal en el Consejo de Ministros, evidencia lo que el Sr. Rajoy dijo en aquella sesión previa a la investidura de no efectuar muchos cambios en la política económica y de empleo mantenida hasta el momento, ya que, según él, esta dando excelentes resultados, aunque muchos no sabemos dónde o para quién, si para Europa o para España.
Guindos ha salido reforzado con su confirmación para el mismo puesto al habérsele añadido las competencias de Economía, Comercio y Competitividad, también la de industria que dejara en su momento el exministro Soria con su dimisión y ya asumida en funciones por este ministro repetidor. Además, el hecho de que De Guindos continúe en su puesto es consecuencia de la creencia de Rajoy de que es el hombre que da credibilidad a la política económica en Bruselas y a los mercados, que es amigo personal del todopoderoso ministro de Finanzas alemán Wolfgang Schaüble, artífice de la ampliación concedida a España para cumplir con los objetivos de déficit, y que gracias a sus gestiones ha impedido las sanciones de la CE por el incumplimiento de los compromisos de 2015, aunque no sabemos si con carácter definitivo.
“Gobierno al que, utilizando las definiciones de la ahora ministra de defensa Mª Dolores de Cospedal, podríamos definir como un “gobierno en diferido” puesto que muy pocas cosas podrán salir en directo del nuevo Consejo de Ministros y del legislativo sin negociar, al menos, con C´s y PSOE. Sino tiempo al tiempo… “
Frente a las recomendaciones del Banca de España, tal y como indicamos en nuestro anterior artículo, según informe emitido el pasado mes de junio con el gobierno en funciones, sobre la necesidad de bajar los salarios, fomentar los contratos temporales para abaratar el despido, y la subida del IVA; ahora se encuentra Montoro al frente de nuevo en Hacienda, con el dilema de mantener esta postura o, por el contrario, cumplir con la promesas electorales del Rajoy de una reforma fiscal, especialmente del Impuesto de Sociedades para subir la tributación real de las grandes empresas, en línea con lo pactado con el partido de Albert Rivera en los acuerdos para la Investidura, así como la rebaja del IVA cultural, que indudablemente tendría que negociar con los dos principales partidos que han propiciaron de nuevo el gobierno del Partido Popular, y lo peor de todo vender a la Unión Europea, lo cual se nos antoja más que imposible si se quiere mantener la política de contención del gasto impuesta por aquella, salvo que, obviamente se recorten en servicios esenciales o aumenten la presión fiscal en impuestos indirectos que, también finalmente terminarán pagando los ciudadanos, con una presión fiscal mucha mayor que respecto a los puesto directos se refiere.
Por otra parte, a Montoro se le retiran las competencias en Administración Territorial, de la que se hace cargo la Vicepresidente Sánez de Santamaría, dicen que con la intención de asumir directamente el problema secesionista de Cataluña, reforzado aún más su poder dentro del gobierno como vicepresidenta.
Finalmente, la repetición de Fátima Bañez, tal y como hemos apuntado al inicio, confirman las palabras de Rajoy en el proceso de investidura de no dar “marcha atrás en aquellas reformas que nos están permitiendo crear medio millón de empleos al año”.
En definitiva, no vemos buen panorama y mucho menos que Rajoy continúe mucho tiempo a la cabeza de un gobierno, quizá el más débil de todos los que han gobernando en minoría desde la Constitución de 1978, ya que un simple bandazo del PSOE a la que debería ser su posición natural a la izquierda, darían al traste con él. Gobierno al que, utilizando las definiciones de la ahora ministra de defensa Mª Dolores de Cospedal, podríamos definir como un “gobierno en diferido” puesto que muy pocas cosas podrán salir en directo del nuevo Consejo de Ministros y del legislativo sin negociar, al menos, con C´s y PSOE. Sino tiempo al tiempo…