En un lugar del centro de África en la República Democrática del Congo, en pleno corazón de la selva, albergado por el enramado y denso follaje, rodeado de los humedales de la jungla, se encuentra el hábitat de los hippies del mundo natural.
Asentados en la orilla sur del Río Congo y norte del Río Casai (gregario del río Congo), esta fascinante especie de primates llamados Bonobos (Pan Paniscus) son nada menos que nuestros primos lejanos, según estudios científicos, pues comparten más del 98’9% del ADN del Homo Sapiens. De hecho están más emparentados con la raza humana que con los Gorilas.
Su existencia se desconocía hasta 1.933 y fue descubierta por casualidad. Cuando Harold Coolidge, anatomista americano, presentó un cráneo en el museo de Tervuren (Bélgica) en 1.928 se creía que pertenecía a un joven chimpancé. El mérito del descubrimiento, como especie diferenciada, se atribuyó a Ernst Schwarz (zoólogo alemán) debido a unos estudios que realizó y publicó posteriormente. A partir de entonces otros científicos del mundo se sumaron a las investigaciones en pos del origen y conocimiento de estos primates, como Jane Goodall, que ha creado el Centro de Rehabilitación de Chimpancés de Tchimpounga, Richard Wrangham, Frans de Waal o Dale Peterson, entre otros.
Aún así, en la actualidad, nuestro conocimiento sobre estos parientes lejanos sigue siendo escaso o nulo. El experto en simios Brian Hare lo deja patente durante una entrevista al afirmar: ‘Nadie sabe nada de los Bonobos. Hasta las personas más cultas se sorprenden al oír hablar de ellos’.
Para descubrir quienes son, cómo viven, qué particularidades poseen y porqué son considerados incluso más inteligentes que los chimpancés, rango que ocupan después de los humanos, solo tenemos que situarnos en su zona de hábitat, en la orilla sur del Río Congo. Ahí nos encontraremos con unos seres que, como máximo, alcanzan el metro de altura. Su cara es negra y fina, tienen los ojos y las fosas nasales grandes, orejas pequeñas, de labios rosados y pelo largo en la cabeza. De cuerpos y cuellos delgados, con hombros estrechos y largas piernas. Se distinguen del resto de los primates porque caminan en posición bípeda, igual que los humanos, durante largas distancias. Los rasgos faciales son distintivos en cada individuo, o sea que son fácilmente reconocibles por sus diferencias.
“Se distinguen del resto de los primates porque caminan en posición bípeda, igual que los humanos, durante largas distancias”
Se alimentan de hojas, brotes, semillas, flores, resina, termitas, lo que les convierte en expertos frugívoros, y la cual complementan con miel, huevos, aves y pequeños mamíferos que cazan, también consumen plantas medicinales para combatir los parásitos intestinales. Son muy sociales. Viven en pequeños grupos de alrededor de 10 individuos. Las hembras se ayudan unas a otras formando un gran equipo al que ningún macho, más grandes y fuertes, osarían discutir su matriarcado. Los vínculos que desarrollan con sus hijas e hijos son muy fuertes y permanecen de por vida. Cuando tienen encuentros con los otros grupos se desata una orgía de divertimento y amabilidad que expresan con saludos a través de relaciones sexuales. Utilizan el sexo para liberar tensiones, como vía de escape para evitar la violencia. Es así como resuelven conflictos, situaciones complicadas y fortalecen el núcleo matriarcal de su sociedad.
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