Que bonico, él, dan ganas de cachetearle los mofletes que tiene, de bien alimentado, de viejuno lustroso y bien tratado por la vida. Al final, justo al final de la legislatura, el señor Margallo deja unas perlas en entrevista amiga: Se han pasado cuatro pueblos, nos dice, con la austeridad.
Que han matado la gallina de los huevos de oro al frenar el crecimiento económico con el austericidio impuesto por Bruselas. Según el ministro, la culpa la tiene Bruselas. Ellos, no. Ni tan siquiera se acusa de complicidad, en el desbarajuste de aplicar medidas económicas empobrecedoras de la población. “Ha sido Bruselas, seño, yo no”.
Se gastaba más de lo que había, es indiscutible, que no se hizo política económica en los años de bonanza de la primera legislatura de Zapatero, hemos de admitirlo. Incluso, si me aprietan, debíamos ajustar el gasto público a niveles lógicos, sin endeudamientos asesinos que luego nos ahogaron. Todo eso, es incuestionable, porque la huida hacia delante, nos llevaba a un suicidio financiero. Lo que no es de recibo, fue aplicar los ajustes de la forma discriminatoria. Fíjense ustedes en este dato: los jefes del IBEX, ganan noventa y seis veces más que sus empleados. Han leído bien, ¡noventa y seis! Por no hablar de los dispendios en sueldos de la administración, pisos francos para diplomáticos (ayyy, el amor de embajador de París) alimentar con fastos y boatos a una familia real, que procrean como conejos, con el emérito y sus barraganas, al libre albedrío. Esto ha sido y es un sindiós, no lo duda ni Margallo, ni ustedes.
Fíjense ustedes en este dato: los jefes del IBEX, ganan noventa y seis veces más que sus empleados. (…) Por no hablar de los dispendios en sueldos de la administración, (…) alimentar con fastos y boatos a una familia real, que procrean como conejos, con el emérito y sus barraganas, al libre albedrío.
Siempre me he preguntado, porque no se aplicaban las medidas quienes las propugnaban. Me explico, esos miembros de CEOE, o del gobierno, parlamento, CCAA, ayuntamientos, que se les llena la boca con los recortes a trabajadores, al gasto público, a inversión en obra pública, a sueldos maltrechos, ¿no se les ocurre predicar con el ejemplo? Si tan útil es recortar los sueldos de la clase media, trabajadora, funcionaria, ¿por qué no hacen lo propio, con los suyos, que llenan la nomina con cifras de seis o siete cifras sin pestañear? Ganarían credibilidad. Serían respetados en su pueblo, y a lo mejor, hasta, los ciudadanos, nos dejábamos putear, un poco, al ver a sus representantes dar ejemplo. Pero, no. Pedir recortes del sueldo de ministros, ejecutivos, banqueros, altos cargos, es populismo, comunismo condenable. Vamos, caca pura. Realizar recortes a los que malvivimos, copagos, negar becas, privatizar servicios, es hacer política económica de altura, realista y concisa. Y ahora, nos dice Margallo que se han pasado cuatro pueblos…
En mi opinión, se han pasado mucho más que cuatro. He oído lamentos graves de empresarios serios, de los que exponen su pasta, de los que se la juegan cada día, por la falta de inversión pública, falta de obra pública en corporaciones locales, con fondos ¡sí! con fondos, pero sin poder moverlos, porque no deja Bruselas. Creo, señores economistas, que la inversión pública, es el motor que mueve la economía en momentos de crisis. Devaluar el bolsillo de la clase media, es empobrecer la sociedad hasta límites de lumpen. Si se gana menos, se gasta menos, se pagan menos impuestos, se recauda menos, como consecuencia, el Estado se empobrece. Esta ecuación, que un niño haría sin dudar, parece impensable a las mentes de esa economía liberal, sería mejor denominarla, asesina. Empobrecen. Primero, empobrecen a la clase media, luego, se depaupera toda la economía. Hasta ahogarla, que es lo que están haciendo los amigos de Margallo. Y Bruselas, claro.
Cierto es que Europa impone sus reglas. Y que los amigos del ministro, bajan el testuz y obedecen, no sea que por levantar un poco el hocico, la Merkel de una colleja.
Se impone una negociación ruda con Europa, se impone un cambio de juego económico rápido. Porque de no hacerse, el ahogo es total. Vuelvo a dar voz a empresarios amigos: pelean como gato panza arriba contra la estulticia de ese ahorro, necesitan inversión pública para seguir adelante. En EEUU, se hizo, con las consecuencias de bonanza que se conocen. En el Banco Central Europeo se están dando cuenta del fiasco e intentan, mal y tarde, dar alegría a la desconchada economía europea.
En España, se tardará, como se tardó en hacer los ajustes cuando comenzó todo. Y mientras tanto, los del IBEX siguen cobrando como locos, y la clase media se empobrece hasta desaparecer. Y el Margallo, llorando porque se han pasado cuatro pueblos. Cuatro collejas les daba yo.