Los caminos que conducen a la Moncloa son infinitos y Pablo Casado no cesa de explorarlos por tierra, mar y aire y como de vez en cuando tiene que hacer una pausa en la fundación FAES, para que le refresquen las ideas, pues le pasa los mandos a Santiago Abascal, o a alguno de sus aliados, miembros del CGPJ, Tribunal de Cuentas o del Tribunal Constitucional. Tampoco le hace ascos a los apoyos de la Conferencia Episcopal o la FNFF (fundación francisco franco) e incluso se deja bendecir por el prior de Cuelgamuros, el benedictino Santiago Cantera.
De esta forma cuando sale de la factoría FAES vuelve a sus orígenes ¿váyase señor Sanchez? pues no, que ese era otro PP, el PP de la caja B, Bárcenas, GURTEL, la trama valenciana o del PP de Baleares…sus orígenes arrancan después de toda esa trama generalizada de corrupcion, que el entonces no estaba, pero ahora sí. De modo que su mantra anti Sanchez es el peligro que supone para la unidad de su una, grande y libre España, sí, sí , libre también, porque en España lo que falta es libertad y sí no que se lo pregunten a todos los madrileños que votaron a Ayuso, claro que también le podrían preguntar a colectivos como el LGTBI a los MENAS, o a las asociaciones contra la violencia de género o a sanitarios y educadores, pero claro eso ya es más complejo, con lo fácil que es presentarse a unas eleciones con un programa electoral en blanco, encarnando con su imagen a la libertad guiando al pueblo, en este caso el de Madrid, que Delacroix ya el hombre cumplió en su momento.
Y en ese lento caminar extra parlamentario, se topa con un aliado inesperado el malévolo COVID, ya no solo está secuestrando las libertades, este gobierno comunista, pro etarra e independentista, a los españoles de bien los está dejando morir en residencias de ancianos y está arruinando a los hostelero y autónomos. Y una vez más Sanchez rompe España.
Mientras Casado promete recomponer los trozos de esa España diezmada que Sanchez, empeñado en no dimitir, dejará en 2023, el gobierno socialcomunista trabaja en la redacción de la Ley de Memoria Histórica, la Ley de Libertad Sexual, el Ingreso Mínimo Vital, el Marco Estratégico PYMES 2030…Mientras, sus socios en el TC anulan disposiciones de Ley como la integración de las clases pasivas en la Seguridad Social y les molestaba aquellos «viernes sociales» que incluía medidas para garantizar la igualdad entre hombres y mujeres, que establecía la ampliación de los permisos de paternidad o el de protección de los consumidores y usuarios frente a situaciones de vulnerabilidad social y económica
Los años del COVID han visualizado, y seguirán, una parte de la historia del parlamentarismo español, basada en la bronca política, la descalificación, la apología del fascismo y la mentira, porque esa es la historia que al bloque de las derechas y la extrema derecha les ha interesado resaltar para dinamitar la gobernanza, que según el diccionario de la RAE es: “El arte o manera de gobernar que se propone como objetivo el logro de un desarrollo económico, social e institucional duradero, promoviendo un sano equilibrio entre el Estado, la sociedad civil y el mercado de la economía”
Producto de esa gobernanza, asaltada por las políticas de una oposición desleal con el Estado, tutelada por los herederos del tardo franquismo, que en su intento de bloquear políticas de progreso hasta intentaron que los fondos europeos de recuperación, liberados por Unión Europea, no llegaran a España.
A pesar de todas estas dificultades y tan solo en el año pandémico de 2020, el Gobierno de progreso impulsó y aprobó 52 leyes, entre leyes orgánicas, ordinarias, reales decretos leyes y decretos legislativos.
Con certeza que se habrán cometido errores y algún día lo que el COVID oculta saldrá a la luz y entonces desde la España plural y democrática postcovid, que nunca será post del todo, el ciudadano pueda saber, sin necesidad de leer entre líneas, quienes fueron los hacedores de los puentes que nos condujeron a un futuro de tolerancia, prosperidad e igualdad.
oc