LA SUPER CUMBRE DEL CLIMA DE MADRID

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“No tenemos un plan B, porque no tenemos otro planeta”.

Ban Ki-Moon

Image by fernando zhiminaicela from Pixabay

 

 

Con una duración de catorce días, conocida con las siglas COP25, la Cumbre del Clima de Madrid, con delegaciones de los casi 200 países asistentes, se ha convertido en la más larga de la historia de este tipo de conferencias,  aunque algunos, los más optimistas en ver la botella medio llena, el balance puede decirse que no es suficiente para salvar el planeta.

La valoración positiva la encontramos en  la nota oficial de balance publicada por la organización de la propia  Climate Action Summit 2019 , en el siguiente sentido: «La cumbre da un gran paso adelante en la ambición de los países y la acción del sector privado para conseguir los objetivos marcados para 2020». Matizando la euforia inicial, en el subtitulo de la misma nota oficial, se indica que «a medida que el tiempo se acaba, los líderes juveniles advierten [a políticos y adultos en general]: ‘Os estaremos vigilando’».

Por la otra parte, amigos de la Tierra, SeoBirdLife, Ecologistas en Acción, WWF y Oxfam Intermón han criticado que los resultados de la Cumbre del Clima (COP25) que se ha celebrado en Madrid no reflejan la opinión de la calle ni la «incontestable verdad» de la ciencia.

Según la Coordinadora de Amigos de la Tierra, Blanca Rubial: «Ha habido una movilización sin precedentes por la urgencia a actuar, pero no nos han escuchado. Los gobiernos y empresas que realmente tienen el poder sobre la mesa y debería plantear ambición no lo han hecho, resulta muy decepcionante».

Más que un débil llamamiento a los países a realizar esfuerzos más ambiciosos contra el cambio climático, la cumbre ha fracasado en su aspecto fundamental  como es la regulación del mercado de emisiones de carbono donde se busca que se repercutan los costes de la contaminación sobre los que más emisiones generan, con la intención que, a medida que se aumente el gasto se desincentive su producción. La dificultad de definir a nivel técnico quiénes tienen derecho a emitir gases contaminantes y en qué cantidad, ha hecho, de nuevo que esta asignatura pendiente de la anterior Cumbre del Clima de Katowice (Polonia), a falta de consenso, se repita en la Cumbre de Madrid.

En la zona azul de la COP25, lugar donde se producen las negociaciones principales, Vía Campesina, Indigenous Environmental Network, Grassroots Global Justice Alliance, International and Corporate Accountability y Amigos de la Tierra en rueda de prensa celebrada el pasado 5 de diciembre ponen de manifiesto,  una vez más, que el mercado de carbono es parte del problema y no de la solución a la crisis climática.

Image by Pixource from Pixabay

El informe sobre «Los mercados de emisiones de carbono en la COP25 de Madrid» presentado por estas cinco organizaciones, lejos de servir para la reducción de emisiones, los mercados de carbono son «una amenaza para los pueblos, la política y el planeta», así como para las comunidades indígenas y campesinas. En definitiva, el mercado de carbono es parte del problema y no de la solución a la crisis climática, ya que estos mercados  han sido utilizados para «fortalecer el poder empresarial, esquivar las responsabilidades de los contaminadores históricos».

Quizá, sintiéndolo mucho por aquellos a los que no les cae bien, la frase conclusión deba ser la de Greta Thunberg: «el mayor peligro es cuando políticos y empresarios simulan una acción real, cuando de hecho casi no se está haciendo nada».

Los políticos no hacen más que atribuirse pequeños avances, aunque sean los de otros ¿verdad Sr. Martínez-Almeida?… todo vale para ponerse en la solapa la etiqueta verde de ecologista por haber sido los anfitriones de la Cumbre, pero sin hacer frente a esas grandes corporaciones, empresas relacionadas con los combustibles fósiles  que ya han contaminado hasta la agonía nuestro Planeta con la emisiones de gases, con sus graves impactos climáticos consecuencia de sus acciones devastadoras de los ecosistemas; subsidiadas por lo público.

Evidenciemos que no hay una auténtica voluntad ni por los dirigentes ni por las empresas contaminantes de tratar el tema con la urgencia que precisa. Nosotros, sin embargo, podemos convertirnos en nuestro día a día en auténticos activistas contra el cambio climático, cuidando nuestro pequeño entorno.

 

Image by RitaE from Pixabay

 

No hay PLAN B, o salvamos el planeta o  ¿…?

 

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